¿Qué podemos esperar del precio del petróleo en 2025?
Desde el inicio de la pandemia provocada por la covid-19 en 2020, el precio del petróleo ha venido manteniendo una elevada volatilidad que en los últimos años ha ido a más como consecuencia del inicio de varios conflictos bélicos que, como en el caso de la guerra entre Rusia y Ucrania o el conflicto de Gaza, han tenido lugar en regiones ligadas directa o indirectamente con la producción de esta materia prima energética.
Así, y tras el fuerte descenso del precio del petróleo durante los confinamientos implementados por los gobiernos de muchos países para intentar combatir la expansión de la pandemia –llegó a situarse en los 16 dólares el barril en su variedad WTI estadounidense–, la reapertura de las economías y el estallido poco después de la guerra en Ucrania, que conllevó la adopción por parte del bloque Occidental de múltiples medidas de sanción a las exportaciones de crudo rusas, provocaron que esta variable llegara a superar a mediados de 2022 los 120 dólares por barril (WTI).

Desde el mencionado pico de precio, la limitación del alcance de las sanciones, en muchos casos esquivadas por Rusia, y el incremento de la producción en países como Canadá, Estados Unidos, Guayana o Brasil, así como una mayor debilidad de la demanda de lo esperado inicialmente, provocaron que el precio del petróleo se relajase y que, en los últimos tiempos, se haya estabilizado en el intervalo de precios entre 60 y 80 dólares por barril.
2025, un año decisivo para el precio del petróleo
Mucho más recientemente, a mediados de enero de 2025, el precio de esta materia prima ha llegado a superar la parte alta de este intervalo, tras las nuevas sanciones impuestas por la Administración estadounidense saliente contra dos importantes productores rusos y contra los buques que transportan petróleo ruso de forma ilegal, la denominada ‘flota fantasma’ rusa. Sanciones que está previsto que fuercen a países como China e India a buscar nuevos proveedores.

Juan José Fernández-Figares, director de Gestión de Instituciones de Inversión Colectiva en Link Securities.
Siendo nuestro escenario base el de un precio del crudo que seguirá moviéndose entre los 60 y los 80 dólares por barril, esperamos que en 2025 entren en juego una serie de importantes factores que determinarán hacia qué lado de este intervalo de precios se decanta el precio del petróleo durante el ejercicio.
A continuación, pasamos a analizar rápidamente cómo esperamos que evolucionen en función de la demanda y la oferta de petróleo en 2025 y cómo ello puede impactar en su precio.
La evolución de la demanda
Según las estimaciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), la demanda de petróleo aumentará en 2025 en 1,4 millones de barriles al día (mbd), con gran parte de la misma, alrededor de 1,3 mbd, atendida por países de fuera de la organización. Por su parte, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) no se muestra tan optimista, ya que espera que la demanda de petróleo aumente sensiblemente menos en el año, en unos 1,05 mbd.
Lo cierto, no obstante, es que la demanda de esta materia prima seguirá creciendo en el ejercicio. En ese sentido, cabe destacar que, en gran medida, el aumento de la demanda –de producirse– va a depender del comportamiento de la misma en China y en el conjunto de Asia, mientras que se mantendrá estable en las grandes economías desarrolladas.
El incremento de la oferta
Así, factores como la irrupción en el mercado de petróleo de nuevos productores ajenos a la OPEP, como los citados anteriormente y entre los que podemos incluir a Argentina, y la mayor productividad de los procesos de exploración y producción de petróleo –con muchas empresas comenzando a utilizar la inteligencia artificial (IA) para mejorar su eficiencia– unidos a la intención del nuevo Gobierno de Estados Unidos, liderado por Donald Trump, de impulsar la producción de petróleo estadounidense, podrían provocar un aumento excesivo de la oferta de crudo, lo que impactaría negativamente en su precio.
Todo ello, además, limitaría la capacidad de la OPEP+ (la alianza de la OPEP junto con varios productores de fuera del cártel, liderados por Rusia) de controlar la oferta de crudo en el mercado y, por tanto, su precio. En este sentido, cabe recordar que, en la actualidad, la OPEP+, en su estrategia para mantener el precio del petróleo a niveles cercanos o superiores a los 80 dólares por barril, lleva muchos meses implementando recortes voluntarios en sus producciones; algo que ya ha generado algunas tensiones entre sus miembros, ya que no todos están de acuerdo con esta política que conlleva la constante pérdida de cuota de mercado a manos de los productores no pertenecientes a la OPEP+.
¿Puede el precio del petróleo volver a los 60 dólares?
La oferta de crudo y, por tanto, su precio, va a depender en gran medida de la estrategia que adopte el cártel. Si opta por aumentar su producción y recuperar cuota de mercado, es factible que el precio del petróleo vuelva a situarse a niveles cercanos o, incluso, por debajo de los 60 dólares por barril. Si los países integrantes de la OPEP+ son capaces de mantener su actual compromiso y continuar con la reducción voluntaria de sus producciones, el precio del petróleo seguirá fluctuando entre los 60 y 80 dólares el barril.
Por tanto, y de cara al ejercicio 2025, esperamos que el precio del crudo experimente momentos puntuales de elevada volatilidad, consecuencia de los factores macroeconómicos y geopolíticos que hemos enumerado.
En este contexto, y de cara a invertir en bolsa en empresas relacionadas con el sector, vemos más atractivo hacerlo en compañías indirectamente relacionadas con esta materia prima, como son las ingenierías y las empresas fabricantes de tubos utilizados en las explotaciones petrolíferas, que se beneficiarán de los esfuerzos inversores de los ‘nuevos’ productores de crudo, incluido Estados Unidos, donde las nuevas políticas que esperamos aplique el Gobierno provocarán un sensible incremento de la producción de crudo, que hacerlo en las grandes compañías petroleras, cuyos resultados son más sensibles a los vaivenes que sufre habitualmente el precio del petróleo y, por ello, conllevan un mayor riesgo como inversión.