Sábado, 07 de Septiembre de 2024
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Nada es gratis: Crece la tensión entre EE.UU. y Taiwán por los semiconductores

La «guerra fría» por el control de los semiconductores, componentes esenciales en una amplia gama de dispositivos electrónicos, desde teléfonos móviles y ordenadores hasta automóviles y equipos médicos, será el enfrentamiento geopolítico decisivo para las grandes potencias durante los próximos años. Desde las cada vez más elevadas tensiones militares entre Taiwán y China, a los debates de la campaña electoral estadounidense, pasando por la presencia europea en África o el reciente intento de golpe de estado en Bolivia; el tapiz de los semiconductores se teje con muchas fibras y hoy analizaremos algunas de ellas.

Taiwan, «the place to be» de los semiconductores

La firma Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) es la mayor fabricante de semiconductores por contrato del mundo, con una posición dominante en el segmento de los más avanzados. La taiwanesa aglutinó alrededor del 61,7 % del negocio global de fundición de semiconductores en el primer trimestre del año, muy por delante de la surcoreana Samsung (11 %) y la china SMIC (5,7 %), de acuerdo a estimaciones de la consultora TrendForce.

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MediaTek es otra de las empresas taiwanesas que juega un papel destacado en esta situación, especialmente en lo referido al mercado de los circuitos integrados. La firma tiene una fuerte presencia en el mercado europeo, norteamericano y asiático, y fabrica los chips que incorporan buena parte de los dispositivos electrónicas que utilizamos en el día a día.

Separados por tan solo 130 kilómetros, frente a las cosas taiwanesas se encuentra otro de los grandes – y más inmediatos- competidores por el mercado de los semiconductores: China. Tanto es así, que las empresas del gigante asiático se encuentran a la cabeza en el desarrollo de este tipo de tecnologías. Por si fuese poco, en 2015 Tsinghua Unigroup, firma detrás de la cual se sospecha que podría estar el Gobierno chino, trató de comprar el 25% de TSMC e integrar MediaTek en su filial especializada en el diseño de chips.

El Ejecutivo taiwanés frenó en seco la operación, lo que motivó que China prohibiese la importación de chips procedentes de Taiwán con el propósito de boicotear tanto a TSMC como a MediaTek. Pese a la presión, el Gobierno de Taiwán no cedió y la tensión ha continuado aumentando. Directamente involucrado en la disputa, la marina del gran hegemón norteamericano es quien se encarga de mantener a ralla a China.

¿Quién paga la fiesta? La pretensión estadounidense

No es oro todo lo que reluce en la relación entre Estados Unidos y Taiwán, pese a la situación de dependencia mutua que los une. Y es que la política de independencia estratégica estadounidense pasa por tener bajo control la producción de semiconductores que hasta la fecha domina su aliado. Esto ha llevado a la presencia de voces cada vez más críticas en la política norteamericana, como, por ejemplo, la del expresidente y futurible a la Casa Blanca, Donald Trump.

El candidato republicano, que sobrevivió recientemente un intento de magnicidio, cargaba contra Taiwán «por haber tomado alrededor del 100 %» de la industria de semiconductores de Estados Unidos, al tiempo que sugirió que la isla debería pagar a Washington por su defensa frente a las crecientes amenazas militares de China.

«Se llevaron casi el 100 % de nuestra industria de chips, les doy crédito. Eso es porque había gente estúpida dirigiendo el país. Nunca deberíamos haber dejado que eso sucediera», aseguró el exmandatario norteamericano en una entrevista publicada este martes en Bloomberg Businessweek.

De forma paralela, TSMC está llevando a cabo una política de expansión internacional para abrir diversas fábricas en el extranjero, lo que incluiría una fábrica ubicada en Arizona, Estados Unidos. Pese a ello, las tensiones surgen de la negativa de la dirección a la posibilidad de compartir la propiedad de las fábricas de TSMC con el Gobierno de estadounidense.

Latinoamérica, ¿un posible nuevo hub para los semiconductores?

La respuesta de Washington podría pasar por impulsar la industria de los semiconductores en Latinoamérica, un territorio que controla y mucho más seguro – geopolíticamente hablando- para el hegemón. En este sentido, la Casa Blanca anunció el pasado miércoles que, a través de una alianza con 11 países, canalizará inversiones para proyectos en este sector para «dar un empujón a la producción de estos materiales en el continente».

Para Washington, este proyecto ayudará a explotar la «oportunidad real» que existe en la región para crear una «deslocalización cercana de las industrias de semiconductores que estén buscando lugares más próximos al mercado estadounidense», según señalaba el miércoles el encargado del Departamento de Estado para el desarrollo económico, José Fernández, en una rueda de prensa.

Aún no se conocen detalles de la cantidad exacta de fondos que irán destinados a este proyecto, pero EE.UU. espera que esta iniciativa se expanda a más países de la región y continúe hasta el 2026. A su vez, con la intención de reunir a empresas, trabajadores y funcionarios relacionados con la industria de semiconductores, EE.UU. y México liderarán un reunión ministerial en Ciudad de México los próximos 5 y 6 de septiembre, según detalló el Departamento de Estado en un comunicado.

¿Y Europa?

En septiembre del pasado año el Parlamento Europeo y el Consejo aprobaban la Ley Europea de Chips, una normativa que busca reafirmar la competitividad y la resiliencia de Europa en las tecnologías y aplicaciones de semiconductores, así como contribuir a lograr la doble transición digital y ecológica con el objetivo puesto en 2030.

La Unión Europea (UE) busca no volver a sufrir la escasez de semiconductores experimentada tras la pandemia y reforzará el liderazgo tecnológico de Europa. El plan consiste en movilizar más de 43 000 millones de euros de inversiones públicas y privadas y establecerá medidas para estar preparada y anticiparse y responder rápidamente a cualquier futura interrupción de la cadena de suministro, junto con los Estados miembros y nuestros socios internacionales.

carmencita
JSV Turkia
Generalitat stop al foc Colilla

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