Durante las últimas tres décadas, el proceso inversor de España en Latinoamérica se ha caracterizado por un crecimiento sostenido y diversificado, que ha consolidado a nuestro país como un actor clave en la región. En particular, la relación comercial con Argentina -que en su vertiente política no atraviesa estos días por su mejor momento- ha evolucionado significativamente, destacándose por su dinamismo y profundidad.
La evolución de esta relación comenzó a intensificarse a principios de la década de los 90. Bajo la presidencia de Carlos Menem se produce un proceso de apertura económica hacia el mundo, caracterizado por las privatizaciones y la desregulación económica. En función de estas tres secuencias, hubo una afluencia muy importante de empresas europeas en Argentina, especialmente españolas.
Fueron años de bonanza para las firmas nacionales, que comenzaron a invertir en sectores estratégicos como las telecomunicaciones, la banca y los servicios públicos en Argentina. Esta tendencia se ha intensificado y diversificado en las décadas siguientes, abarcando sectores como la infraestructura, el agroalimentario y las energías renovables.
Tras una década expansiva, llega el corralito
En el año 2001 se produce la implosión del modelo económico de convertibilidad. Este evento tuvo un impacto significativo en las inversiones españolas en Argentina, ya que muchas empresas españolas, que habían invertido considerablemente en sectores clave como banca, energía y telecomunicaciones, se enfrentaron a grandes pérdidas y desafíos operativos.
La situación dificultó también que las empresas extranjeras pudieran enviar sus ganancias hacia las matrices porque Argentina carecía de moneda dura -dólares y euros, principalmente-. En función de eso, en el año 2002, ya bajo la presidencia de Eduardo Duhalde, el país lleva a cabo la llamada «pesificación asimétrica».
La pesificación consistió en una devaluación que implicaba básicamente tener plazos para que las empresas extranjeras pudieran enviar sus royalties y sus dividendos a sus casas matrices. Las deudas con el sistema financiero fueron pesificadas a razón de un peso por dólar, pero los depósitos en moneda extranjera fueron reconocidos por las entidades financieras a razón de $ 1,40 = US$ 1,00.
El peso económico español en Argentina
De vuelta al presente, en la actualidad son 117 las compañías españolas que operan en Argentina, con una presencia real que genera empleo, beneficios económicos y que actúan como multiplicadores de la actividad económica. Dichas empresas suponen para España el 16% del total invertido en el país latino, y nos convierten en el segundo inversor más importante de Argentina, por detrás únicamente de los Estados Unidos.
Hay empresas muy conocidas entre las firmas españolas, es el caso de Telefónica, Autopistas del Sol, Iberia, Banco Francés (BBVA), Banco Santander, Mapfre. Estas firmas de bandera española no sólo son muy conocidas, sino que han logrado establecerse en la economía y la tradición argentina.
En el año 2023, el flujo comercial entre España y Argentina sumó 1.400 millones de dólares, lo cual convierte a nuestro país en un player preferente. Desde el punto de vista del comercio exterior, el 60% de las importaciones de harina y de aceite de soja en España son de procedencia argentina. Otro ejemplo sería la madera de quebracho empleada en nuestro país, con un 82% procedente de Argentina.
El momento, pese a todo, es muy bueno
Pese a las tiranteces políticas, el momento económico entre ambos países es muy positivo y prevalecen las lógicas diplomáticas de la no intromisión. Para Cristian Desideri, vicepresidente del Foro de Reflexión, Hispanoamérica vuelve a despertar interés en Europa debido a su capacidad de proveer al continente de energía limpia mediante la explotación del hidrógeno verde y su capacidad para facilitar la transición energética en el viejo continente.
«Argentina dispone de recursos como el hidrógeno verde, pero necesita inversiones para poder extraer y exportarlo hacia Europa por vía marítima. Existen acuerdos de cooperación con empresas españolas del sector de la energía limpia para el desarrollo de la zona sur del país con el objetivo de comenzar a producir. Las firmas españolas cuentan con el «know how» y la tecnología para hacerlo posible. No hay transición energética sin minerales como el litio, y Argentina dispone de muchos yacimientos por explotar de forma sostenible», explica a este medio Desideri.
Son varios los siglos de estrecha relación cultural, familiar e histórica que unen Argentina y España. Además, el contexto actual ofrece nuevas oportunidades: el auge de las energías renovables, la digitalización y la infraestructura son áreas donde las empresas españolas tienen en la actualidad una ventaja competitiva.
El potencial de la cooperación
Las relaciones culturales y económicas entre España y Argentina aportan numerosos beneficios socioeconómicos, destacando especialmente en los sectores agroalimentario y turístico. En el ámbito agroalimentario, la cooperación bilateral ha permitido el intercambio de tecnologías y productos, potenciando la innovación y competitividad de las empresas españolas y argentinas en los mercados internacionales.
Por otro lado, en el sector turístico, el flujo bidireccional de turistas fortalece la economía de ambos países, fomenta la creación de empleo y enriquece el conocimiento cultural mutuo; consolidando la identidad hispanoamericana y fortaleciendo lazos históricos y culturales compartidos. Estos intercambios no solo diversifican las economías de ambas naciones, sino que también promueven un desarrollo sostenible y una mayor integración regional.
«No debemos olvidar el recurso que es la lengua. Cuando hablamos del idioma español, estamos hablando de Iberoamérica. Eso supone un potencial importantísimo y un elemento muy importante, más aún en momentos tan convulsos como los actuales. Todo ello se traduce en una gran capacidad de ejercer soft power por parte de España. Desde la transición energética, pasando por los recursos minerales, el know how, el idioma, el turismo o la gastronomía; desde la Red Iberaomericana de Reflexión trabajamos para fortalecer estos lazos», concluye el vicepresidente del foro.
Argentina, cuarto socio comercial de España en América Latina
Argentina es el cuarto socio comercial de España en América Latina por detrás de México, Brasil y Chile, con un volumen exportador de 1.159,4 millones de euros, el 4,5 % menos que un año antes. Las ventas son en un 88,2 % productos industriales y tecnológicos (automóviles, tractores y aparatos mecánicos y eléctricos), un 9 % bienes de consumo, un 2,7 % productos agroalimentarios y un 0,1 % bebidas.
El volumen de importaciones descendió un 32,8 % en 2023, hasta 1.532,6 millones, y también se sitúa en cuarto lugar dentro de la región para España, que compra en mayor medida a Brasil, México y Perú.
El 75,7 % de las importaciones provienen del sector agroalimentario (pescados, crustáceos y moluscos, residuos de la industria alimentaria y grasas y aceites animales y vegetales), el 22,6 % son productos industriales y tecnología, y el resto, bienes de consumo y bebidas.