Los avances de la NASA en el día a día: del viscoelástico a la cámara del móvil
«En la NASA hacemos cosas que nadie había hecho antes» ha afirmado Daniel Lockney, director de la Oficina de Transferencia de Tecnología de la NASA durante su intervención en el Smart Business: Innovación & Valores, que se ha celebrado bajo el título, «Objetivo Green Deal» en el Palacio de la Exposición de Valencia.
En este evento se han dado cita investigadores, académicos y líderes empresariales de diferentes sectores productivos para exponer soluciones innovadoras que ayuden a afrontar con éxito, rigor y eficiencia la transición verde en las organizaciones.
Daniel Lockney, que ha participado en el encuentro con la ponencia «Vino del espacio exterior: Usos terrestres de la tecnología de la NASA», es el principal responsable de la agencia aeroespacial estadounidense en identificar tecnología innovadora desarrollada para misiones espaciales y encontrar aplicaciones prácticas en el ámbito industrial y doméstico.
Lockney ha puesto varios ejemplos sobre “cómo estos usos prácticos derivados de la tecnología espacial proporcionan orientación para buscar soluciones técnicas a problemas actuales”.
Tecnología para más allá del espacio
El responsable de la NASA ha comentado que «no puedes ir de tiendas y comprar un cohete». Ha explicado que «lo que hacen los ingenieros es trabajar un problema, buscan una solución, lo prueban y la mayoría de las veces no funciona».
Ha recalcado también que «en la NASA no podemos permitirnos no tener éxito porque tenemos vidas humanas en nuestras manos».
Sobre la NASA ha informado que tienen laboratorios en todo Estados Unidos y también en las universidades. «Trabajamos las diferentes problemáticas y los profesionales que trabajan conmigo se encargan de ver si esa tecnología se puede llevar a cabo y si puede ser beneficioso para el día a día».
El conocimiento debe ser gratis
Ha puesto también sobre la mesa una serie de conceptos importantes como que la I+D mejora la competitividad, el valor de la propiedad intelectual y ha hecho hincapié en que «el conocimiento tiene que ser gratis».
«Lanzar algo al espacio es carísimo y si algo falla se queda flotando«, ha recalcado. «Se nos ocurrió arreglar estos satélites en el espacio para otros objetivos, para que no molesten a otros satélites, porque podrían chocar… una pieza muy pequeña podría matar a alguien. El plan era hacerlo accesible, gratis para todo el mundo».
Con lo que decidieron hablar con alguna compañía aeroespacial «pero es un mercado tan pequeño que nadie querría invertir en esta tecnología«, ha relatado.
«Mi objetivo es que todo el mundo acceda a la tecnología» ha subrayado. Sin embargo «también considero importante que haya una propiedad intelectual porque se trata de un trabajo duro».
En este sentido ha informado que «el espacio es para todo el mundo y esta más cerca de lo que pensamos. No son solo cohetes. Todas las áreas están cubiertas por la NASA desde materiales más ligeros, tecnología verde…».
De hecho, ha puesto varios ejemplos sobre «cómo puede funcionar todo lo que hacemos en el espacio en la tierra».
El colchón viscoelástico
Entre los ejemplos que ha ido poniendo para ilustrar como aquellos desarrollos, proyectos que hacen para la NASA tienen una aplicación para el día a día se encontraba el colchón viscoelástico. «Lo creamos nosotros y no era para el espacio, era para los asientos de los aviones». ¿Cuál era el objetivo? «Intentábamos que fueran blandos y que no vibraran para que el piloto pudiera volar más cómodo, sobre todo en viajes largos».
«La primera aplicación la diseñamos y comenzamos a trabajar con una empresa de teléfonos de Carolina del Norte. En esa tienda había alguien especialista en caballos y en patas de madera para aquellos que estaban lesionados. Se necesitaba un material para que el caballo apoyara su muñón en la pata de madera y no se hiciera daño y se utilizó este material. A partir de aquí, se pensó en hacer un colchón, la tecnología era de libre uso porque era pública, y se dijo que lo había creado la NASA y estaba en todo el mundo y lo vendieron», ha recordado.
La importancia del Omega 3 para los bebés
Otro de los ejemplos que ha puesto Lokney estaba relacionado con la comida que se vendía para los bebés en los años 90, una fórmula infantil que no tenía omega 3, necesaria para reforzar la columna, mejorar el aprendizaje… «y no habíamos encontrado la manera de sintetizar este componente del pescado y añadirlo en comida para bebes».
Ha informado que encontraron unas algas marinas del que extrajeron los nutrientes «y aquí fue donde encontramos el omega 3». ¿Qué pasó después? «Un conglomerado de empresas holandesas nos compró la idea y ellos tienen la propiedad intelectual». «Desde ese momento vimos que el pescado comía algas y por eso tenía ese componente», ha señalado.
Las cámaras del móvil también
Lockney ha informado que «las cámaras del móvil son también un invento de la NASA». «No hemos inventado el microondas y tampoco el velcro, que lo ideó un suizo mientras paseaba al perro. Nos atribuyen cosas que no hemos hecho», ha explicado.
En cuanto a la cámara, ha explicado que había un ingeniero que estaba diseñando una cámara para ir al espacio. «Tenía que ser ligera e innovadora, era como un chip y no sabíamos muy bien que hacer con esta camarita. Pensamos que podría servir a los espías, pero era un mercado pequeño y esa no era la dirección que queríamos tomar», ha aclarado.
«Así que Nokia vino a nosotros y nos comentó que podíamos ponerlo en un teléfono. Nosotros no lo veíamos pero tuvieron razón y después de treinta años hacemos fotos de todo y la NASA quería hacer buenas fotos en el espacio y mira a lo que llegó también», ha recordado.
Queríamos ir a la luna…
«Queríamos ir a la Luna y luego a Marte, en un proyecto internacional pero para el año 2040. Durante la fase de diseño de este gran cohete, vimos que vibraba y era tan grande que podría convertir en líquido a las personas».
Decidieron buscar una solución porque «no podemos lanzarlo así». Con lo que los ingenieros de la NASA encontraron la manera de estabilizar el vehículo. «Teníamos a todos los científicos pensando en el problema», ha matizado.
Tomaron la decisión de llevarse este material amortiguador a Nueva York para testarlo en edificios, pero no les gustó la idea. «Se la pusimos sobre la mesa al constructor numero dos más importante del mundo, hablamos con él y le transmitimos la idea de colocar un amortiguador de masa en un tejado de un edificio, lo probamos y ahora lo van a poner en todos los edificios porque funciona», ha explicado.
¿Cuál era el objetivo? «Con este amortiguador de masa de la NASA, los edificios iban a sobrevivir mejor a las catástrofes naturales», ha señalado.
Ha concluido explicando que «hay muchos códigos de la NASA que son gratis y están disponibles. Solo queremos un beneficio público». «Hay soluciones que se pueden utilizar para problemas que no se pensaban como en las universidades que contribuirán a crear sinergias y nuevas tecnologías y sacarlas al mercado».
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