M. Rodríguez (Clúster de la Edificación): "Estamos lejos de alcanzar la valorización mínima del 70% del volumen de los residuos generados que exige la ley"
En España se generan cerca de 37 millones de toneladas de residuos de construcción y demolición (RCD), el equivalente a llenar cerca de 1.250 veces de residuos de obra el Estadio Santiago Bernabéu y similar al peso de casi 800 Titanics.
En el ámbito europeo, esta cifra alcanza los 461 millones de toneladas de las que cerca del 30% se reciclan para usos de bajo valor añadido, otro 30% se eliminan en vertederos de residuos inertes sin ser tratados y el 40% restante se eliminan incontroladamente en escombreras y espacios naturales sin control.
Para tratar de solucionar el problema que supone el tratamiento de este tipo de residuos, el Grupo de Trabajo de Construcción, Demolición y Economía Circular del Clúster de la Edificación ha abordado un estudio de los Flujos de Generación de residuos en proyectos residenciales.
El documento elaborado analiza la producción de residuos en 129 obras residenciales, que representan un total de casi 11.000 viviendas y una superficie total construida de más de dos millones de metros cuadrados.
Hablamos con Miguel Rodríguez, coordinador del Grupo de Trabajo de Construcción, Demolición y Economía Circular del Clúster de la Edificación y responsable del Departamento de Prescripción de Rockwool sobre los datos que arroja el estudio.
– ¿De los 37 millones de residuos que se generan en España, tenéis datos o porcentajes de cuánto se recicla y a qué se destina? ¿Está regularizado el reciclaje de residuos en las obras de hoy en día?
Resulta complejo obtener datos específicos sobre los porcentajes de reciclaje y destino de los residuos de construcción en España (más aún si segmentamos las tipologías de obras), más allá de informes y estadísticas proporcionadas por organismos gubernamentales (INE), asociaciones del sector o empresas especializadas en gestión de residuos. El último dato disponible del INE (2021), proveniente de datos extraídos de la Plataforma Electrónica Nacional de Gestión de Residuos (eSIR), marcaría que el 32,8 % de residuos totales del país provienen del sector de la construcción, siendo el sector productivo que más volumen genera y con una tasa de valorización que apenas alcanza el 48%, puntualizando que “valorización” se refiere únicamente a aquellos residuos que no terminan en un vertedero.
Lejos de cumplir el objetivo en valorización y reciclado
En España, la gestión de residuos de construcción y demolición (RCD) está regulada por la Ley 7/2022 de Residuos y Suelos Contaminados, que establece las obligaciones de los agentes involucrados en la gestión de estos residuos, como los promotores, constructores y gestores de residuos, y obliga a la valorización mínima del 70% del volumen de los residuos generados. Atendiendo a los datos aportados por el INE, podríamos decir que estamos aún lejos del cumplimiento del objetivo en cuanto a valorización y reciclado.
– En cuanto a los datos de Europa, el 30% de los residuos se reciclan para usos de bajo valor añadido, otro 30% se eliminan en vertederos de residuos inertes sin ser tratados y el 40% restante se eliminan incontroladamente en escombreras y espacios naturales sin control. ¿Tenemos datos de España? ¿Funciona igual en todas las comunidades autónomas?
A día de hoy los datos que actualmente existen en España son muy generalistas y no nos permiten comparar con los aportados por la UE o al menos no con ese nivel de detalle.
Dentro del territorio nacional existen diferentes velocidades en la implantación de mecanismos de trazabilidad para el control y dimensionado de residuos de construcción. Por ejemplo, las CC.AA. que lideran la innovación en este aspecto son Cataluña y País Vasco, ya que fueron pioneras en la implementación de plataformas electrónicas de control y seguimiento de la trazabilidad de los residuos.
– ¿Todos los materiales de una obra son reciclables? ¿Cuáles tienen una mayor salida?
No todos los materiales de construcción son reciclables, y dentro de aquellos que pueden ser reciclados es importante analizar o diferenciar entre la viabilidad técnica y económica del proceso de reciclaje, e incluso el atractivo del residuo para ser utilizado como un subproducto.
Dentro de las tipologías de residuos de construcción y demolición, podríamos decir que los materiales con más capacidad de salida a procesos de reciclaje son los de origen pétreo -hormigón, cerámicos, áridos, etc.- y los metales -acero, aluminio, cobre, etc.-, dado que su capacidad de transformación en un nuevo producto o materia prima es muy alta y aporta materiales reciclados con una alta calidad (viabilidad técnica), además de tener un valor de mercado reseñable (viabilidad económica).
Construcción industrializada, aún queda camino
– ¿Se ha institucionalizado ya la construcción industrializada en España o todavía queda mucho camino por hacer?
Actualmente queda mucho por hacer, se estima que para 2030 el 10% de la construcción de las edificaciones se realice bajo metodologías industrializadas. El actual panorama social y económico, la alta demanda de vivienda y de mano de obra especializada y la necesidad obligada de diseñar y construir edificios más sostenibles aceleraran la llegada de nuevas metodologías de construcción off site. Por otro lado, se espera un impulso de la Administración a la construcción industrializada estableciendo criterios que vayan desde la financiación hasta la adaptación normativa en el Código Técnico de la Edificación.
– En el informe habláis de ‘entornos controlados’. ¿Qué queréis decir con esto?
Los entornos controlados de construcción definen a la construcción industrializada off site, para determinarlo de una manera simplificada, el concepto off site hace referencia a aquellos edificios y/o componentes de edificios que son prediseñados y prefabricados en fábricas que tienen un entorno de fabricación controlado y donde se integran metodologías de construcción por componentes industrializados.
Este concepto aterriza los conceptos DfA (Design for Assembly) y DfD (Design for Dissasembly), donde los elementos y componentes constructivos (2D o 3D) se diseñan para ser fabricados en un taller y posteriormente ensamblarse en obra. Además, incorporando dentro de esta metodología aspectos como el Análisis de Ciclo de Vida se integra también el concepto de desmontaje del edificio al final de su vida útil para poder recuperar componentes y materiales con el fin de darles una nueva vida, haciendo el proceso constructivo totalmente circular.
– ¿A la hora de comenzar una obra se tiene medido de alguna forma el impacto que va a generar en el territorio donde se ubica? ¿Y la cantidad de residuos que se van a generar y qué se va a hacer con ellos? ¿Con el sistema constructivo tradicional se desperdician muchos materiales?
Antes de concebir un proyecto de construcción, es cada vez más común realizar estudios de impacto ambiental que evalúan cómo afectará la construcción al territorio circundante, además de la correspondiente adaptabilidad a normativas nacionales y/o locales en materia ambiental.
Los resultados de estos estudios pueden utilizarse para planificar medidas de mitigación y minimizar el impacto ambiental de la obra. No obstante, debemos recordar que es obligatorio tener un estudio de gestión de residuos y un plan de gestión de residuos, según el RD 105/2008, donde se tipificia y planifica la cantidad de residuos previstos para la obra y su gestión.
Más de un millón de t de residuos
Dentro de nuestro grupo de trabajo del Cluster de la Edificación hemos realizado un entregable donde se analizan los flujos de gestión de residuos de 129 obras (aportadas por ARPADA, ACR, MACE y Cociruclar), representando la producción de 10.961 viviendas y 2.079.590 m2 construidos. Con los datos obtenidos en este documento y extrapolando a la producción de viviendas anual en España, podríamos estimar que se generan al año más de un millón de toneladas de residuos en el segmento de construcción de viviendas en nuestro país.
– En esta misma línea, habláis del Análisis del Ciclo de Vida. ¿En qué consiste dicho análisis? ¿Se aplica ya en nuestros sistemas constructivos?
El Análisis del Ciclo de Vida (ACV), también conocido como Life Cycle Analysis (LCA), es una metodología que evalúa el impacto ambiental de un producto, proceso o sistema a lo largo de todo su ciclo de vida. Este abarca desde la extracción de las materias primas hasta la disposición final, analizando los impactos ambientales en cada etapa y sumándolos para ofrecer un resultado final por unidad de producto, teniendo en cuenta las siguientes fases: fabricación del producto, construcción, uso, fin de vida y beneficios fuera de los límites del producto.
El ACV ya es una parte integral de las principales certificaciones sostenibles como BREEAM, LEED, Verde y DGNB y en España ya existen una gran cantidad de edificios de nueva construcción que cuentan con estos sellos ambientales. Todas estas certificaciones consideran el ACV como un factor clave dentro de sus criterios, si bien las fases del ciclo de vida y los tipos de impactos a analizar pueden variar de una certificación a otra.
– ¿Se puede aplicar la economía circular en un edificio (montaje y desmontaje)? ¿Se ha puesto ya en marcha? ¿Qué es necesario?
Una buena estrategia circular es la aplicación de metodologías de diseño como el Análisis del Ciclo de Vida y sumarlo a la integración de conceptos de construcción industrializada 2D y 3D.
De esta manera es posible diseñar edificios donde reduzcamos de manera importante el uso de recursos y residuos desde el diseño y concibamos el edificio en su fin de vida como una posible mina de materiales.
Para poner en marcha este tipo de metodologías debemos tener en cuenta la importancia en la selección de componentes constructivos y materiales de construcción que aúnen el concepto de las «5R» (Reducir, Reparar, Recuperar, Reutilizar y Reciclar).
El impulso e incentivo de la Administración y la inversión del sector de la construcción en I+D+i para adaptarse a la necesidad de industrialización y sostenibilidad será muy relevante y marcará la hoja de ruta de los próximos años. Para ello, habrá que acompañar al sector de un alto nivel de competencia profesional y formación de toda la cadena de valor.
El cambio ya ha comenzado y existe una creación de tejido empresarial en España que está dando respuesta a este cambio de paradigma, no obstante, queda mucho por hacer y la industria de la construcción sufrirá un proceso de transformación profunda en los próximos años.
– ¿Qué cantidad de residuos podríamos reducir en un edificio de construcción industrializada y otro que se ha construido de manera tradicional? ¿Dónde es más fácil segregar los residuos?
Establecer un porcentaje de reducción de residuos entre construcción tradicional e industrializada resulta un ejercicio complejo ya que para establecer un comparativo deberíamos analizar diferentes unidades de obra que puedan ser comparables entre sí como fachadas, estructura, cubiertas, cerramientos, etc. En el grupo de trabajo del Cluster de la Edificación profundizaremos en este campo en nuestros futuros entregables. Por otro lado, es importante incidir en las evidentes ventajas que la construcción industrializada tiene en este campo, fabricar componentes de edificios en entornos controlados reduce significativamente los residuos en obra y favorece que aquellos que se produzcan, puedan segregarse de una manera óptima para su posterior tratamiento, reciclaje o valorización.
Los residuos y su reciclado, una gestión compleja
– ¿Tiene un alto coste gestionar esos residuos? ¿A quién correspondería dicha gestión, al constructor de la obra?
El coste de los residuos dependerá de múltiples factores como su naturaleza, su complejidad de gestión o su complejidad físico-química, entre otros. Por ejemplo, un residuo inerte se trata de diferente manera que un residuo peligroso, además de sus implicaciones en costes de tratamiento, transporte, etc.
Además de estos aspectos, hay que valorar la actual complejidad administrativa y logística que implica el posible transporte y comunicación para el tratamiento final del residuo a tratar, ya que las plantas de tratamiento pueden estar deslocalizadas del punto de segregación en obra e incluso en CC.AA. diferentes.
La nueva ley de residuos 7/2022 establece nuevos criterios para la responsabilidad ampliada del productor de residuos, ampliando la cadena de responsabilidades al promotor y constructor del edificio. Además, la ley de envases RD 1055/2022 define la responsabilidad del productor de producto como principal responsable de la gestión de los envases del producto puesto en obra. El actual desarrollo normativo reparte una responsabilidad importante en todos los agentes de la construcción para aumentar el nivel de responsabilidad y optimización de los procesos de gestión de residuos.
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