Los principales índices bursátiles europeos cerraron el pasado martes con sustanciales recortes, lastrados por el temor de que la situación en Oriente Medio vaya a peor y por el comportamiento de los bonos, que durante la jornada volvieron a ceder terreno, arrastrados por el negativo comportamiento de los bonos estadounidenses, lo que conllevó un sensible repunte de sus rendimientos.
En lo que hace referencia al conflicto en Oriente Medio, los analistas de Link Securities señalan que todo parece indicar que Israel va a responder al ataque iraní del fin de semana, pero muy probablemente lo haga de forma «quirúrgica», atacando bases militares de los grupos terroristas afines a Irán, evitando de este modo atacar directamente al país asiático.
Las dudas de los inversores se enfocan en cuándo se llevará a cabo el ataque, cómo responderá al mismo Irán y el efecto que tendrá en la estabilidad en la región y en el precio del petróleo el mismo.
Este temor ha llevado a los inversores a reducir sus posiciones de riesgo, lo que en las bolsas europeas conllevó fuertes castigos a los valores más ligados al ciclo económico, mientras que los de corte defensivo, a pesar de la escalada de los rendimientos de los bonos, activos con los que compiten por el favor de los inversores, aunque cerraron a la baja, lo hicieron con recortes más moderados.
La fortaleza estadounidense refuerza a los inversores
En Wall Street, tras los fuertes recortes acumulados durante las dos sesiones precedentes, los principales índices de este mercado cerraron de forma mixta y sin grandes variaciones, en una sesión que estuvo condicionada nuevamente por el negativo comportamiento de los bonos que en este mercado sí arrastraron a la baja a los valores de corte defensivo, como suele ocurrir siempre.
La fortaleza mostrada por la economía estadounidense y por su mercado laboral, así como la reticencia que está mostrando la inflación a bajar, han vuelto a forzar a los inversores a recalibrar sus expectativas de bajada de tipos oficiales.
En ese sentido, los analistas señalan que el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, en una intervención conjunta con su homónimo en el Banco Central de Canadá, Tiff Macklem, vino a dar la razón a los inversores al afirmar que la Fed debe todavía esperar a tener una mayor confianza en que la inflación se dirige al objetivo del 2% antes de comenzar a relajar su actual política monetaria restrictiva.
Por tanto, y como entendemos que los mercados ya deberían haber descontado, los tipos de interés permanecerán a los niveles actuales por más tiempo del en principio esperado. De hecho, los futuros descuentan ahora que la Fed no comenzará a bajar tipos hasta bien entrado el segundo trimestre del año y que lo hará únicamente dos veces y por importe de 25 puntos básicos.
Al comienzo del ejercicio las expectativas que barajaban los inversores eran de que el banco central estadounidense reduciría 6 veces su tasa de interés oficial durante 2024, en conjunto por un importe de 1,5 puntos porcentuales.
La tensión pasa factura a los parqués
La reciente recalibración de las expectativas de bajadas de tipos y el repunte de la tensión en Oriente Medio ha llevado a los principales índices bursátiles europeos y estadounidenses a ceder en lo que va del mes de abril un 4%, con el Dow Jones y el Ibex-35 a la cabeza, al bajar ambos algo más del 5% en este periodo de tiempo. Entendemos, no obstante, que esta pequeña corrección no va a ir mucho más lejos y que, en gran medida, es producto del elevado nivel de sobrecompra que habían alcanzado los índices y muchos valores tras cinco meses de alzas ininterrumpidas.
Durante el miércoles analistas predicen que los principales índices bursátiles europeos abran ligeramente al alza, intentando de esta forma recuperar algo de lo cedido durante la pasada sesión, en una jornada en la que la inflación volverá a ser protagonista.
Por último, las bolsas asiáticas han cerrado de forma mixta, muy condicionadas por la debilidad acumulada recientemente por las monedas locales con relación al dólar; que esta divisa se muestra estable al igual que los rendimientos de los bonos; y que el precio del crudo, que viene sirviendo como «termómetro» para evaluar el nivel de tensión en Oriente Medio, cede algo de terreno.