“Cómo han pasado los años…” decía aquella canción y, sin lugar a dudas, a través de los diferentes “ninots indultats” de las Fallas de Valencia, podemos hacer un repaso desde 1934, antes de la Guerra Civil española, hasta nuestros días.
Para nuestros lectores no valencianos, la figura del “ninot indultat” es aquella que se libra de las llamas el día de San José, cuando arden las más de 700 fallas, entre grandes e infantiles, de la ciudad de Valencia, a las que hay que añadir las de todas las localidades de la provincia donde también se plantan fallas.
Es una delicia pasear por el Museo Fallero de Valencia que recoge tanto los “ninots indultats” de las últimas nueve décadas, como los carteles que, a lo largo de la historia, han anunciado la festividad de San José mundialmente conocida como las Fallas de Valencia.
Me gustaría hacer un repaso de estos 90 años de historia, 89 para ser más exacto, ya que, a cierre de este editorial, todavía no conocemos cuáles serán los “ninots” que se librarán del fuego este 2024.
Me llama la atención, en primer lugar, la contraposición entre el primero y el último de los ninots que, cronológicamente, se recogen en este Museo y que paso a exponer a continuación.
Entre estos dos ninots hay 89 años de diferencia. El primero es de 1934 y refleja la protección que ejerce una abuela sobre su nieta para que esta no se vea influenciada por las ideas de modernidad. Y el segundo de ellos refleja cómo dos hermanas, que se han visto obligadas a quedarse en casa por un resfriado tan típico en esta época fallera, observan el castillo de fuegos artificiales desde la ventana.
Pero más allá de su descripción, llama la atención la pobreza de los años 30 frente a la riqueza del año 2023, año en el que se indultó el segundo.
Ambas esculturas nos hacen reflexionar sobre quejas relativas a los tiempos actuales. Es bueno tener una foto que se retrotraiga al pasado, donde podemos ver que la riqueza y bienestar del que disfrutamos actualmente no fue el que tuvieron nuestros abuelos que, sin duda, tuvieron que lidiar en tiempos mucho más difíciles.
Si seguimos avanzando a lo largo de la historia recogida a través de los “ninots falleros” llegamos a los años 40 del pasado siglo, donde se recoge la figura del “estraperlo”. Este “ninot” refleja a la “cacauera estraperlista” de la posguerra, momento en el que los alimentos escaseaban y donde era habitual el comercio ilegal de tabaco, como puede verse en el fondo de la cesta de esta escultura, como una fórmula para obtener recursos económicos.
Un concepto que nuestros lectores más jóvenes, quizás no hayan ni oído hablar de él, pero que a través de las Fallas podemos repasar de forma histórica.
Y seguimos avanzando en la historia, para llegar a comienzos de la década de los 60, momento en el que se produjo un éxodo rural de las familias hacia las ciudades. Seguro que muchos habéis visto la serie “Cuéntame” que bien reflejó en su momento este hecho.
El siguiente ninot refleja una familia numerosa que ha venido del pueblo a la ciudad, normalmente a barrios periféricos, en busca de un futuro mejor:
Y a finales de esa misma década se produjo un boom de la natalidad, el llamado “baby boom” recogido de forma magnífica en este capazo lleno de bebés, donde si el lector cuenta bien puede localizar hasta 14 bebés como si de un “buscando a Wally” se tratara.
Ya en los 70, apareció el momento hippy, reflejado por este ninot que viste a la moda, pero utiliza el método más antiguo del mundo para tener éxito: el dinero. Tal y como se ve en su caña de pescar.
También en esta década, el tráfico y su regulación son objeto de la crítica y la sátira fallera. El siguiente “ninot indultat” muestra las complicaciones y el peligro del tráfico, la incomodidad de los autobuses urbanos, las imprudencias de los motoristas, los domingueros y el riesgo que corrían los peatones al cruzar las calles en una ciudad moderna.
En la década de los 80 este “ninot indultat” muestra cómo los jubilados hacían mil equilibrios para no caer de la cuerda que los sujeta y que supone llegar a fin de mes con su escasa pensión. Quizás, no solamente haya sido en esa década el periodo en el que los jubilados deben hacer malabares con su pensión.
A través de estos ocho “ninots indultats” hemos repasado cincuenta años de la historia española. La sociedad ha ido evolucionando y algunos de los problemas se han ido solucionando, pero otros siguen vigentes.
Las Fallas de Valencia, más allá de la magnífica obra artística que representan, tienen una función de crítica social y como bien habéis visto, ejercen de enciclopedia cultural que refleja “ese paso de los años…”.
Con esa crítica recogida en las magníficas esculturas, que con tanto esmero realizan los artistas falleros, hoy rendimos nuestro particular homenaje a esta profesión, ya que son más de 195 los artistas que forman parte del gremio de artesanos de la ciudad de Valencia.
Las Fallas fueron declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2016, y actualmente, según hemos recogido en artículos previos de Economía 3 tienen un impacto económico en todos los sectores, que expertos de la Universitat de Valencia cifran en torno a los 750 millones de euros.
Veremos en 2024 qué sátiras nos encontramos. ¡Hagan sus apuestas!