¿Qué ocurre en el Mar Rojo? El estrecho del que depende el comercio mundial
En el panorama geopolítico internacional, la tónica de 2024 es la de una incertidumbre tensa. Los puntos de fricción que pueden hacer tambalearse el statu quo se multiplican y el comercio internacional contiene la respiración a la espera de lo que pueda ocurrir. Uno de esos lugares cruciales durante los próximos meses es el estrecho de Bab el Mandeb, un paso marítimo de 32 kilómetros situado entre el Cuerno de África y el extremo sur de la Península Arábiga.
La importancia de esta ubicación estriba en que es el cordón umbilical por el que circula casi toda la navegación entre el océano Índico y el mar Mediterráneo. Según la Fundación Aquae, por esta ruta circulan cada año entre Oriente y Occidente más de 19.000 barcos -una cuarta parte del comercio internacional, según la Organización Marítima Internacional– cargados de petróleo, cereales, minerales o carbón.
Sin embargo, las aguas de este estrecho vital bañan las arenas de Yemen, un país en conflicto controlado en gran parte por los rebeldes hutíes, facción que apoya a Hamás en la guerra que estalló el pasado 7 de octubre entre palestinos e israelíes. El inicio de las hostilidades en la franja se tradujo en el lanzamiento de misiles y drones contra barcos cargueros por parte de los yemeníes, que han obligado a diversas navieras a abandonar esta ruta, lo que podría poner en peligro el tráfico marítimo y el comercio mundial.
El comercio marítimo, en riesgo
Estos ataques han forzado a cinco grandes empresas, entre ellas la petrolera British Petroleum (BP) y las navieras MSC, CMA CGM y Hapag-Lloyd, a buscar una alternativa en otras rutas comerciales mucho más largas -y costosas- para proteger a sus tripulaciones, barcos y mercancías. Esta situación, explica Frédéric Mertens, profesor del Grado de Relaciones Internacionales de la Universidad Europea de Valencia, se traduce en mayores costes para estas firmas, que ven sus rutas extendidas hasta en 11 días, y en un más que probable aumento de precios.
Un ejemplo claro es el de la naviera danesa Maersk, una de las principales empresas del transporte marítimo de contenedores del mundo y que forma parte del grupo industrial A.P. Møller-Mærsk, que anunció este martes de nuevo la suspensión de forma indefinida de la rutas por el mar Rojo, después de que uno de sus barcos sufriese un ataque sufrido el pasado 30 de diciembre. La firma ya había suspendido temporalmente el pasado 15 de diciembre la navegación por la zona debido a los ataques y desviado las rutas a través del Cabo de Buena Esperanza.
También a finales de diciembre un buque cisterna que transportaba sustancias químicas de propiedad japonesa -que operaba bajo bandera de Liberiapor una empresa holandesa-, fue atacado en el océano Índico por un dron procedente aparentemente de Irán.
Una visión global
El Mar Rojo ha sido siempre una zona muy sensible que ha generado tensiones políticas y conflictos, principalmente debido a la importancia que tiene para los hidrocarburos. Para el profesor de Relaciones Internacionales, esta situación tiene además tiene una fuerte dimensión geopolítica que puede suponer un peligro para la economía mundial. No hay que olvidar, asegura, que aquí entran en juego no sólo las facciones hutíes, sino la voluntad de Irán de reafirmarse como potencia regional frente a Israel.
«Irán está mandando el mensaje a Occidente de se ha de contar con ellos en Oriente Medio y de que deben dejarles continuar con su programa nuclear. A cambio se ofrecen a estabilizar el canal. En juego están las materias primas y los combustibles vitales para Europa y Estados Unidos, quienes temen el aumento de costes y la falta de suministros. Incluso la firma Ikea ha declarado que está teniendo dificultades para suministrar a sus clientes debido a la demora del tráfico marítimo», explica Mertens.
Una reacción firme por parte de Occidente durante los próximos meses podría hacer retornar la confianza de las navieras y asegurar el tráfico marítimo. Después de todo, explica el profesor, la escalada de los hutíes tiene techo: «a los iraníes tampoco les interesa que la violencia continúe escalando. Después de todo, el control que tienen de la situación es limitado y una escalada podría justificar un ataque israelí contra sus instalaciones nucleares».
De fondo, al hegemón global se le multiplican los incendios a extinguir. Tras el fracaso de la ofensiva ucraniana de verano -apunto de cumplir el conflicto su segundo año-, la pérdida de influencia occidental en África y la apertura de un nuevo frente en Palestina; hay quien lee entre líneas diversos pulsos a la hegemonía multipolar estadounidense.
Una zona vital para el combustible
Unos 8,8 millones de barriles de petróleo diarios y unos 4.100 millones de pies cúbicos diarios de gas natural licuado (GNL) transcurrieron por el estrecho de Bab el-Mandeb durante el primer semestre de 2023, según los datos del Departamento de Energía de EEUU (EIA).
Toda esta situación ha motivado que el precio del barril de petróleo para entrega en marzo cerró el pasado martes en el mercado de futuros de Londres con una bajada del 1,49 %, hasta los 75,89 dólares. El Brent continuó así la tendencia a la baja de los últimos días mientras continúa tensión en el mar Rojo por los ataques a los buques, y después de que algunas empresas, entre ellas la petrolera BP, decidieran recientemente suspender temporalmente el trayecto de sus embarcaciones por la zona como medida de precaución.
El crudo del mar del Norte, de referencia en Europa, concluyó la jornada en el International Exchange Futures con un descenso de 1,47 dólares con respecto a la última negociación -el 29 de diciembre-, cuando terminó en 77,04 dólares.