El escenario central de BBVA Asset Management para 2024 se caracteriza por un crecimiento económico inferior al potencial, pero que evita la recesión. El descenso de la inflación permitirá que los bancos centrales de los países desarrollados inicien bajadas de los tipos de interés. En este escenario, las bolsas pueden vivir un año con rentabilidades positivas, apoyadas en modestos crecimientos de beneficios y, en algunos casos, unas valoraciones atractivas.
En 2024, el efecto retardado de la política monetaria y una menor contribución de la política fiscal deberían propiciar un entorno de bajo crecimiento, por debajo del potencial en la mayoría de las economías, según BBVA Asset Management. De hecho, las previsiones apuntan a un crecimiento en torno al 1,4% en Estados Unidos, al 0,6% en la zona euro y al 4,5% en China.
En cuanto a la inflación, y tanto en EE.UU. como en la zona euro, espera que la general y la subyacente continúen su senda de bajada hasta niveles cercanos, pero ligeramente superiores, al 2% a finales de 2024. El precio de la energía puede continuar contribuyendo negativamente, al mismo tiempo que la inflación de alimentos se moderará gradualmente.
Si la inflación se modera, la Reserva Federal podría acometer el primer recorte de tipos en el primer semestre de 2024, llegando a la zona del 4% al 4,5% a finales de año. Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) también puede comenzar los recortes de tipos en el primer semestre de 2024, y realizar bajadas graduales llevando el tipo de interés de depósito a una cifra entre el 3% y el 3,5%.
El atractivo de la renta fija
Si esto se desarrolla así, el contexto será el adecuado para que la renta fija tenga un buen comportamiento. Los tipos de interés ya han subido de forma considerable, y los inversores se podrán por fin beneficiar de una rentabilidad positiva en forma de intereses y de su bajo riesgo o volatilidad, sobre todo comparada con otros activos.
Según apuntan en el informe, quizás el riesgo para la renta fija radique, además de en la inflación, en las crecientes emisiones de papel al mercado para financiar los elevados déficits públicos, porque pueden poner cierta presión al alza en los tipos de interés, especialmente en Estados Unidos.
Dentro de la renta fija, BBVA AM considera que es atractiva tanto la de países desarrollados como la de países emergentes. Estos últimos ofrecen una alta rentabilidad y algunos bancos centrales de esta zona ya están inmersos en el ciclo de bajadas de tipos. También el crédito de alta calidad o investment grade resulta «interesante» en términos de rentabilidad/riesgo.
¿Subidas a doble dígito?
Atendiendo a las bolsas, la valoración agregada se mantiene cerca de su media histórica. Pero existe una divergencia relevante: el S&P 500 estadounidense sí presenta una valoración exigente frente a su historia. Mientras que numerosos índices europeos o emergentes están por debajo de la misma.
Los márgenes empresariales pueden seguir mostrando resistencia a la baja desde los altos niveles actuales, ayudados todavía por cierta inflación que apoya las cifras de ventas y unas empresas dotadas de altos niveles de flexibilidad provenientes de haber tenido que superar la pandemia. Como contrapunto, la presión en costes es creciente, especialmente en el frente salarial.
En Estados Unidos, los beneficios empresariales pueden subir en 2024 un 7% aproximadamente, entre el 3% y el 5% en Europa y al menos un 2% en el caso de España. En este último caso, con potencial para que la cifra final sea superior.
En el caso de la bolsa estadounidense, el potencial radica más en el crecimiento de beneficios que en la valoración y podría subir en 2024 algo menos que las bolsas europeas.
Un 52% de los inversores sigue criterios de sostenibilidad
Además, según ha revelado recientemente un informe de Invesco, un 52% de los inversores minoritarios españoles aseguran guiarse en sus inversiones por criterios ESG. Una cifra que está por debajo del 57% de Reino Unido o el 55% de Francia, pero supera el 44% de Alemania o el 43% de Suecia.
El área dominante es la relativa al medioambiente (44%). Le siguen el criterio social (un 22%) y el criterio de gobernanza (19%).
Las entradas de capital en ETF europeos en los últimos tres años ha ascendido a 444.000 millones de dólares (unos 402.000 millones de euros al cambio actual) y, según Invesco, no hay indicios de que la demanda vaya a disminuir.