La economía española crecerá por encima de lo esperado, afirman los economistas
Los economistas corrigen al alza sus previsiones de crecimiento para la economía española en 2023, que se sitúa ahora en el 2,1% debido a los buenos datos, tres décimas por encima de lo esperado a comienzos de año. El crecimiento del primer trimestre -del 0,6 % y en tasa interanual del 4,2%-, mayor del avanzado en abril, sitúa a la española como una de las economías que más crece dentro de la Unión Europea.
Este aumento de las expectativas se explica fundamentalmente por la buena marcha de las exportaciones -que aumentan un 5,7% el trimestre y un 10,2% en términos interanuales- debido sobre todo a las exportaciones de servicios, cuya tasa interanual ha crecido 11,2 puntos porcentuales hasta el 23,2% en el primer trimestre. Por su parte, las exportaciones de bienes se han reducido ligeramente, del 5,9% al 5,0%.
Así mismo, el incremento del 2,6% en las importaciones durante el trimestre es menor al dato adelantado en abril -del 3.1%-, por lo que su aportación resta menos al PIB. Este crecimiento robusto, explican desde el Consejo General de Economistas (CGE), está afectado también por la revisión estadística del INE del pasado año, por lo que el comparativo con el primer trimestre de 2023 es mayor.
Sector exterior
Los resultados positivos del sector exterior han superado con creces los niveles previos a la crisis sanitaria. En concreto, el turismo, una de las locomotoras de la economía española y que supone un 15% del PIB, ha tenido un buen comportamiento en los primeros cinco meses del año y se espera que en el tercer trimestre se superen los niveles de 2019.
Las pernoctaciones hoteleras se han situado en mayo en 32 millones, un 2% superior a los niveles pre covid, recuperándose sobre todo el segmento residente aunque pierde impulso el segmento no residente (-1,2 puntos respecto a abril). Además, las importaciones han reducido su ritmo de crecimiento, lo que favorece la demanda externa.
Por contra, el descenso del consumo de los hogares se ha traducido en una demanda interna que todavía se sitúa un 2,5% por debajo de las cifras de 2019. Desde el CGE recuerdan que en los dos últimos trimestres el consumo de los hogares ha sido negativo -un 1,6% y un 1,3% menos en el 4º trimestre de 2022 y primero de 2023 respectivamente-. El consumo de las administraciones públicas también se ha reducido el 1,6% en el trimestre en tasa intertrimestral
Inversión extranjera
La inversión extranjera en España superó en 2022 los 34.178 millones de euros en términos brutos, un aumento que supone un 13,9% más respecto al año 2021. Esta tendencia se ha mantenido durante los tres primeros meses del año, dado que los flujos de inversión extranjera han aumentado un 8,1% en términos brutos respecto al mismo periodo de 2022, según el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
Según datos de OCDE España, es el país de la eurozona que más inversión directa recibe, después de Francia. La entrada de capital productivo se ha casi duplicado con relación a 2019 -un 84% más-.
Por contra, la economía europea está dando señales importantes de desaceleración, tal como muestra el crecimiento de las principales economías europeas en el primer trimestre, en el que la economía española es la que más ha crecido.
La política monetaria se endurece
La persistente tasa de inflación, fundamentalmente la subyacente, está haciendo que el Banco Central Europeo mantenga su política de subida de tipos, que tras la última subida del pasado 21 de junio, se ha situado en el 4% y se espera una nueva subida en el mes de julio. Estas subidas, afirman desde el CGE, están destruyendo el consumo y la demanda de toda la eurozona como muestra el inquietante descenso de los préstamos bancarios de nueva concesión.
Aunque las previsiones de crecimiento de la economía española han aumentado tras el buen comportamiento del primer trimestre, con la fortaleza de las exportaciones, junto con el dinamismo del empleo y la relajación de los precios energéticos hasta mayo, en la segunda parte del año puede darse cierta desaceleración motivada por el endurecimiento de la política monetaria y también el de la concesión de préstamos, que añadirá dificultades de las pymes para obtener financiación, unido a los riesgos geopolíticos que aún permanecen con la guerra de Ucrania.
La incógnita es el comportamiento de la demanda interna, con la reducción de la capacidad adquisitiva de los hogares, a lo que se añade la desaparición del sobreahorro acumulado y, aunque se ha moderado la inflación, podría darse una subida de los salarios como consecuencia de la negociación de los convenios colectivos de las empresas en el último trimestre.
En cualquier caso sería de ayuda para dinamizar el consumo aplicar políticas fiscales como la deflactación de la tabla del IRPF para incrementar la renta disponible.
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