Jueves, 21 de Noviembre de 2024
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La burocracia y los costes administrativos: principales trabas para emprender

La experiencia de emprender en España es, como se suele decir, una odisea. Es bien conocida la gran cantidad de obstáculos y trabas a los que se tiene que enfrentar un autónomo o una pequeña empresa para prosperar en un sistema repleto de burocracia, regulaciones, impuestos y cotizaciones.

Con el fin de simplificar y economizar algunos procesos, a finales de 2022 entró en vigor la Ley 28/2022, de 21 de diciembre, de fomento del ecosistema de las empresas emergentes, más conocida como Ley de Startups, con la que se introdujeron algunos cambios significativos llamados a flexibilizar, agilizar y facilitar la creación de proyectos innovadores.

La burocracia y los costes administrativos: principales trabas para emprender

Entre estos cambios se encuentra la reducción del Impuesto de Sociedades del 25% al 15% durante el primer ejercicio con base imponible positiva dentro de los tres primeros años de creación, el aumento de la exención del IRPF hasta 50.000 euros anuales para las llamadas stock options (acciones de la empresa que se le ofrecen a los trabajadores como forma de retribución complementaria) o el aplazamiento del pago de la deuda tributaria de los dos primeros periodos impositivos en los que la base imponible sea positiva.

Otra medida que fue celebrada por socios fundadores e inversores privados es la decisión de incrementar de 60.000 a 100.000 euros la cantidad máxima deducible en el IRPF por año, además de aumentar el porcentaje de deducción del 30% al 50%.

También se quiso digitalizar la creación de empresas a través del sistema telemático CIRCE, el cual, sin embargo, lejos de acelerar los trámites, los ha vuelto más complejos en algunos casos. Entre otras cosas, para poder crear una empresa se requiere acudir a un punto PAE (Punto de Atención al Emprendedor), obtener el certificado digital y cumplimentar el DUE (Documento Único Electrónico).

Poco antes de la entrada en vigor de la Ley de Startups se aprobó la Ley 18/2022, de 28 de septiembre, de creación y crecimiento de empresas, conocida como «Ley Crea y Crece», que incorporó también cambios importantes como la eliminación de la obligatoriedad de aportar 3.000 euros de capital social mínimo para crear una empresa.

El objetivo de todas estas medidas, a priori, era reformar el sistema tributario en lo que afecta a las empresas de reciente creación y minimizar las grandes trabas burocráticas que existen en el proceso de constitución de startups. La posición fundamental que las pymes y autónomos tienen en la economía española, donde representan conjuntamente el 99% del tejido productivo, llevaron a poner en marcha estas modificaciones.

En teoría, esto iba a posibilitar también que las empresas en etapa seed early stage superar el temido «valle de la muerte» y tener mayores facilidades a la hora de obtener financiación a través de business angels, venture capital o crowdfundings.

Pese a todas estas mejoras, la realidad es que los emprendedores y las startups siguen sufriendo las enormes dificultades que tiene iniciar un negocio en España, por lo que, según señalan muchos actores del ecosistema, esta nueva normativa solo ha supuesto una solución parcial a algunos aspectos concretos, pero no al problema de fondo. Además, son medidas que ponen el foco únicamente en proyectos innovadores de creación reciente.

Para hablar sobre los principales frenos al emprendimiento, desde Economía 3 hemos hablado con los fundadores de cinco startups de distintos sectores. La mayoría coinciden en señalar la burocracia y los costes asociados a la creación de empresas como los principales frenos que desincentivan o dificultan el empendimiento.

Los obstáculos del emprendimiento en España

Pablo Carceller, cofundador de Momoven, destaca como principal obstáculo en España «los costes asociados al propio emprendimiento, como la seguridad social o la cuota de autónomos, desde el día uno aunque el proyecto aún esté en una etapa muy temprana y buscando la viabilidad».

«La startup al principio es deficitaria hasta que encuentra su camino y lo explota. En Francia la Seguridad Social de desarrolladores está subvencionada hasta que la empresa es rentable. Debería apostarse por medidas similares», reivindica el joven empresario.

Por su parte, Verónica Díez, cofundadora de Banbu, especifica que el acceso a financiación sigue siendo un desafío para los emprendedores en España: «Obtener financiación para iniciar o hacer crecer un negocio puede ser complicado, especialmente para startups y proyectos innovadores».

«Los trámites y requisitos burocráticos también son un obstáculo para los emprendedores, especialmente si no tienen experiencia previa en la gestión de un negocio. Es necesario simplificar y agilizar los procesos administrativos», alerta la emprendedora.

A la jurista y empresaria también le precocupa que no se fomente la asunción de riesgos y se castigue el fracaso: «Es importante promover una mentalidad más abierta al riesgo y aprender del fracaso como una oportunidad de aprendizaje y crecimiento».

Sería beneficioso también, según la fundadora de Banbu, «que se promoviera una cultura emprendedora desde edades tempranas, se brindara formación sobre emprendimiento en las instituciones educativas y se destacara el valor de los emprendedores en la sociedad».

«También es necesario abordar la carencia de incentivos fiscales para las empresas que reinvierten sus ingresos en seguir creciendo. Actualmente no se bonifican adecuadamente los impuestos a las empresas que deciden reinvertir en su propio crecimiento y en la generación de empleo. Esto desincentiva el crecimiento empresarial», añade la emprendedora.

Por su parte, Marco Conde, fundador de Motoreto, cita también la burocracia y la escasez de ayudas económicas como la principales trabas. «Hacen falta procesos más simplificados, un catálogo de ayudas que se ajuste mejor a cada una de las fases. Es necesario entender qué es una startup y en qué se diferencia de una pyme tradicional. Todo el personal de Motoreto tiene un contrato indefinido, hemos sacado a gente del desempleo, y las ayudas que hemos tenido para ello han sido cero».

Raúl Hita, CEO y cofundador de Rockin, diferencia entre la dimensión privada y pública del emprendimiento: «A nivel privado, la evolución en los últimos años ha sido radical y se ha desarrollado un ecosistema cada vez más fuerte. Pero si lo miramos desde el lado público, a día de hoy falta mucho camino por recorrer. Nosotros nunca hemos visto ninguna facilidad por parte de organismos públicos, y cuando hemos intentado acceder a alguna ayuda, siempre es demasiado tediosa y sin sentido».

En opinión de Andrés Pulgarín, cofundador de Botslovers, el esfuerzo fiscal de los emprendedores debería reducirse. «Hay que facilitar y reducir los costes para que cualquiera pueda probar una idea de negocio», reclama.

También menciona el papel esencial del ámbito educativo: «Sería mucho mejor no esperar a la universidad o a cursos de postgrado para acercar el emprendimiento. Y en vez de implementarlo como materias puntuales aisladas, impartirlo como una forma de ver el mundo y apoyar a la sociedad».

Además, es necesario, según el cocreador de Botslovers, «facilitar y fomentar la inversión en proyectos semilla que de verdad asuman riesgo con el emprendedor».

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