Las nuevas demandas que cambiarán el sector en el verano del «slow tourism»
Un viajero que apuesta por el slow tourism y que obliga al sector a adaptarse a las nuevas demandas. En un año de recuperación, analistas y empresarios turísticos se preguntan si este tipo de turismo será una moda pasajera o una variante del turismo sostenible.
El término slow está de moda y no solo porque Eurovisión nos lo haya hecho visible en forma de coreografía musical. Slow es algo más que una palabra inglesa. Es un concepto, una manera de entender la vida. Slow food, slow cities, slow experiences… Son conceptos que pertenecen al estilo de viaje preferido por los amantes del turismo auténtico: el slow travel. Los últimos dos años, marcados por la pandemia, han modificado los hábitos sociales, laborales y los que tienen que ver con el ocio.
Relacionados con este último surgen nuevos términos como Ed-ventures, sostenibilidad, eco-friendly o live like a local, etiquetas aplicadas al turismo que están en boga, conceptos de viaje de los amantes de la autenticidad. Aquellos convencidos y concienciados de la necesidad de preservar el entorno, de disfrutar del ocio ampliando conocimientos, de contactar con las raíces culturales y sociales del destino.
En suma, son las demandas de un viajero dispuesto a hacerse al camino sin prisas. Algo que cambia el concepto clásico del turismo de viajes. Como lo define el profesor Konrad Gunesch, el turismo lento (slow) responde a «la necesidad del viajero por experimentar la autenticidad a un ritmo más lento; destacando los aspectos tradicionales, culturales, locales y ecológicos del destino».
El perfil del «viajero slow tourism»
Es una forma de vivir el ocio vacacional que gana adeptos. De hecho, las encuestas que manejan empresas del sector apuntan a que esta forma de hacer turismo está en los planes de uno de cada dos viajeros. Es un perfil de viajero que opta por desplazarse a lugares en los que desconectar del ritmo frenético de la actividad diaria. Por ello, desde recintos monásticos hasta centros termales o balnearios son destinos para buscar ese sosiego y cotizan al alza.
El nuevo viajero pospandemia da un enfoque diferente a sus viajes. En busca de un estilo más relajado, auténtico y realista con el objetivo de disfrutar del tiempo que se pasa en un nuevo destino.
Esta irrupción de nuevos conceptos hace que los gestores turísticos y hosteleros repiensen sus modelos a la búsqueda de alternativas que hagan del tiempo de ocio del viajero un tiempo diferente. Y es que, como apuntaban responsables de la consultora KPMG en un debate sobre perspectivas del sector, la concienciación, cada vez mayor, del viajero y su apuesta por buscar experiencias compatibles con la preservación del medioambiente y de su entorno, obliga a los gestores a colocar en la clave de bóveda de su estrategia la oferta de soluciones sostenibles.
Este nuevo perfil de viajero busca destinos menos conocidos y a su vez menos masificados. Lugares con atractivos culturales, artesanos, sostenibles y artísticos. Todo con el objetivo de integrarse en el entorno y vivir la cultura de cada uno de estos destinos; a través de experiencias en primera persona, lo que se etiqueta como live like a local.
Hacia un turismo eco-friendly
Lo cercano, lo nacional, que permite viajar sin alejarse de casa, gana terreno en un momento en el que el estrés de la pandemia, la incertidumbre constante y el temor a las aglomeraciones ha hecho que sean cada vez más los turistas que optan por buscar esos destinos tranquilos, cercanos, en entornos naturales en los que poder disfrutar de la gastronomía y las experiencias imprevistas que surgen en el día a día. Es el momento de dedicar más tiempo a conocer esos nuevos destinos.
Organizaciones del sector como Hosteltur o la Escuela de Turismo Ostelea confirman el cambio de hábitos del viajero en el arranque de la tercera década del tercer milenio. Pero, también apuntan que el turismo lento convive con otras maneras de viajar y vivir el ocio estival que se adaptan a las necesidades del usuario. En ese contexto, resaltan que hay una apuesta por el turismo sostenible, por el ecoturismo, que aboga por reducir el consumo energético y preservar el medio natural. Una apuesta que hace despegar lo que se cataloga como turismo eco-friendly.
Junto a esta búsqueda de experiencias conviven el turismo tradicional, el de sol y playa o el de aquellos que van detrás de experiencias de lujo, únicas también. Viajeros que se mueven por el mundo a lo grande alojándose en hoteles de lujo. En enclaves dotados de todo tipo de servicios.
Un perfil de viajero entre los que, de acuerdo con los agentes del sector, está de moda el jacuzzi privado, toda una tendencia este año, si tenemos en cuenta el crecimiento exponencial de la demanda, que alcanza la cota del 115% en comparación con 2019.
Ed-ventures, turismo y educación en familia
Viajar en familia, con hijos, y buscar ocio y educación también es una opción. Las ed-ventures son la respuesta porque hibridan la formación con actividades en el medio natural. Es una forma de viajar que aúna trabajo, viajes y tecnología.
Una tendencia que está en el punto de mira de los nómadas digitales. Concepto que se puso de moda en la pandemia. Estos muestran su predilección por combinar tecnología, trabajo y viajes.
Esta tendencia es una alternativa que combina educación y aventura y que se desarrolla en entornos naturales y ofrece actividades físicas como la escalada, el montañismo o el senderismo; disfrutando del patrimonio natural, artístico y cultural del destino elegido.
El contacto con la naturaleza rebaja el estrés, relaja, reconecta y recarga. La naturaleza es un potente antídoto contra el estrés, las prisas y el bullicio de las grandes ciudades, a la par que un buen lugar en que relajar las medidas antivirus.
Del slow tourism al ‘turismo salvaje’
El turismo salvaje es una manera de vivir las vacaciones en contacto con la naturaleza. A la par que disfrutando de una experiencia única. Este tipo de turismo permite ver a los animales salvajes en su hábitat natural. Es un turismo amigable con el ecosistema y la fauna, tanto en entornos de cautiverio como silvestres.
Es un segmento del sector que ha vivido un crecimiento espectacular y rápido en los últimos años y que mueve un gran volumen de dinero, según organizaciones empresariales del sector. Un turismo que se puede disfrutar en España. De norte a sur y de este a oeste, la península acoge una fauna variada que monta su hábitat en espacios agrestes. Como el de los osos, que se pueden ver en plena naturaleza en espacios naturales como el de las Fuentes del Narcea, en la localidad asturiana de Degaña; en el entorno de los Lagos de Somiedo o en la Senda del Oso. Guiados por expertos que nos introducen en el mundo de estos plantígrados.
En los lindes con Portugal, en el parque nacional de Monfragüe, se pueden avistar buitres leonados. Mientras que en la jiennense Sierra de Cazorla, el viajero verá de cerca una buena representación de ciervos, gamos, cabras monteses o muflones. Ejemplares de la rica y variada fauna ibérica. Es una ocasión para comprobar los conocimientos adquiridos sobre ella de la mano experta del biólogo Félix Rodríguez de la Fuente.
Entre fauna y grandes paisajes
En el Pirineo aragonés se pueden observar los desplazamientos del quebrantahuesos; para lo cual hay que adentrarse en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Y, por supuesto, en la cordillera Cantábrica, a caballo de las comunidades autónomas de Asturias, León y Galicia se puede ver el mitificado y temido lobo, que tras estar en riesgo de desaparición ha visto recuperada, como el oso, su población.
Un país como España, bañado por tres mares: Cantábrico, Atlántico y Mediterráneo también ofrece al viajero la oportunidad de ver el paso de los cetáceos por el Estrecho de Gibraltar, los delfines en Tarifa o los calderones en Tenerife o el golfo de Vizcaya.
Slow tourism: perspectivas del sector
El Centro de Investigación, Divulgación e Innovación Turística Iditur-Ostelea en su informe sobre la evolución del sector, elaborado por el profesor Claudio Milano, recoge las tendencias predominantes que ha de afrontar el sector en los próximos meses.
Entre esa serie de tendencias, Ostelea hace hincapié en el protagonismo que cobra la opción del live like a local y la toma de contacto con lo local. «Así como los turistas del tercer milenio tienden a elegir destinos y atracciones menos visitadas, también suelen preferir una cierta cercanía con los residentes locales y las comunidades de acogida. Esta tendencia ofrece el sabor auténtico de experimentar la cultura local y vivir como los locales», apunta Milano.
El trabajo prospectivo y de análisis realizado alerta también, entre otras tendencias, de la irrupción del fenómeno peer to peer y las opciones que ofrece la tecnología. Esta opción fomenta la colaboración entre particulares que venden bienes y servicios turísticos a través de plataformas en línea.
Este modelo de negocios por internet ha hecho posible que ‘compartir’ sea un medio para personas que deseen emprender un negocio. También ha permitido a las personas que desean comprar servicios como hospedaje y/o transportación contar con nuevas opciones tanto de producto como de precio.
Aquí puedes consultar todos los destinos que desde Economía 3 recomendamos para este verano.
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