Imaginemos un agricultor que se encuentra en plena campaña de recogida del cereal y se le estropea alguna maquinaria. En estos casos, el agricultor debe prescindir de ella con el riesgo de que no llegue a tiempo al mercado. Esto conllevaría nefastas consecuencias económicas. Ante esta problemática, sumada a otras como la pandemia, la incertidumbre meteorológica o la escasez de personal cualificado, han surgido nuevas innovaciones. Una de ellas es la que propone IFS con la realidad virtual. Es una tecnología que se dirige sobre todo a empresas con numerosos técnicos de campo que deben desplazarse a diario a instalaciones remotas.
Todo este tipo de tecnología han avanzado en gran medida y se han convertido en uno de los mejores aliados para que las empresas puedan continuar, incluso aumentar, hasta un 20% la efectividad de sus técnicos.
Para Gonzalo Valle, presales manager de IFS Ibérica, una tecnología como la realidad virtual posee grandes ventajas. “Por un lado, permite arreglar la maquinaria en una única visita. En este sentido, el cliente llama primero al técnico para confirmar el problema. Pero, gracias a la realidad virtual, este ya sabe lo que debe arreglar y puede ir preparado para la única visita que realice. Por otro lado, si el técnico llega al sitio de la reparación y hay algo que no sabe hacer, puede haber otro compañero más especializado para ayudarle”.
Sin embargo, sus aplicaciones son múltiples. También se puede usar para hacer inspecciones, ya sea de equipos o para saber cómo están los productos que queremos, por ejemplo, recolectar. De esta forma, podemos hacer mediciones selectivas del calibre de las frutas para tener la certeza de cuándo podemos poner a trabajar a nuestra plantilla. Valle cuenta que “este tipo de tecnologías son muy versátiles y ya nos ha pasado en alguna ocasión que son los propios clientes quienes nos sugieren nuevos usos que no habíamos ni pensado”
La realidad virtual, un reto para las empresas agrícolas
Lo cierto es que cada vez son más las empresas que apuestan por este tipo de tecnologías, a pesar de ser un sector tradicional. Además, “con la pandemia las empresas han visto sus limitaciones de manera más acusada, lo que ha hecho que la apuesta sea aún mayor”, explica Valle.
A pesar de ello, sí que es cierto que todavía existe cierta reticencia al uso de cualquier tecnología nueva ya que, para las empresas, supone un tiempo de adaptación. Sobre todo, en el mundo de la agricultura, donde la diversidad de tamaños de las empresas es muy relevante. Por eso, Gonzalo Valle es contundente cuando dice que “para que la implementación sea más efectiva, es bueno que la dirección de la empresa esté detrás convencida de este nuevo proceso. Además, lo ideal es que sea alguien del propio equipo el que se encargue de presentarlo a sus compañeros”.
Quizás, ante la incertidumbre que vive el sector agrícola, el uso de estas y otras tecnologías puede ser una buena inversión para aumentar la productividad y, de esta forma, ser más competitivos en el mercado.