Hace justo un año, concretamente el 27 de diciembre del año pasado, se inoculó la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus en España. Ese día, en una residencia de Guadalajara -con la primera partida de vacunas que aterrizó en suelo español procedente de la farmacéutica estadounidense Pfizer– se ponía la primera piedra para acabar con la covid-19.
Desde aquella simbólica fecha se han administrado más de 84 millones de dosis y más del 80% de la población de nuestro país está vacunada con la pauta completa. Estas cifras son realmente envidiables para la mayoría de países. Sin embargo, cuando parecía que la situación comenzaba a normalizarse y la pandemia estaba avocada a su fin, la nueva ola -sexta para los que hayan perdido la cuenta- causada por la variante ómicron amenaza con causar nuevos estragos y retrasar, aún más, la recuperación de la economía.
No podemos olvidar que la del coronavirus ha sido -y lamentablemente sigue siendo- una crisis que carece, por completo, de algún comparable previo. El confinamiento masivo de la población prolongado en el tiempo durante varios meses derivó en una parón de la actividad económica sin precedentes. De este modo, en España el retroceso del Producto Interior Bruto -indicador de referencia para medir la riqueza de un país- se resintió en 2020 un 10,8%.
Por contextualizar la dramática cifra, merece la pena recordar que las caídas del PIB durante los años más duros de la crisis financiera, que se originó en 2008, no excedieron nunca el 3,8%. ¡Casi tres veces menos!
«Cada vez parece más claro que el plazo para recomponerse del desplome económico va a ser más prolongado de lo que estimaba»
Pues bien, cada vez parece más claro que el plazo para recomponerse de este desplome económico va a ser más prolongado de lo que estimaba inicialmente. Especialmente el que se vaticinaba después de la irrupción de la vacuna, el cual auguraba una recuperación mucho más acelerada.
En esta línea, el Fondo Monetario Internacional ha vuelto a anunciar un nuevo recorte en las expectativas de crecimiento de la economía española; fijando las mismas actualmente en el 4,6%. Esta estimación se alinea con las realizadas por el resto de los principales organismos: Banco de España y Comisión Europea coinciden con el FMI y su 4,6%, mientras que la OCDE lo rebaja una décima más, hasta el 4,5%.
Una recuperación cada vez más lenta
Por otro lado las previsiones todos estos organismos para el próximo 2022 oscilan entre el 5,4% y el 5,8%. De cumplirse, la economía española necesitaría, al menos, más de un año adicional para recuperar el volumen de riqueza previo a la crisis. Un plazo nuevamente superior al pronosticado tras el hallazgo de la vacuna frente a la covid-19.
No obstante, para cuando llegue ese momento, otros indicadores como, sin ir más lejos, la deuda pública, estarán considerablemente más deteriorados que antes de la pandemia.
Además, la -ya mencionada- variante ómicron, la inflación galopante y los cuellos de botella que se están produciendo en los suministros -causando problemas de desabastecimiento- podrían acabar desembocando en una nueva revisión a la baja de las expectativas. Esto retrasaría más, todavía, la recuperación.
Pero bueno, pese a las múltiples incertidumbres que se presentan de cara al próximo año en el aspecto económico, no es momento para que nos invada el pánico. Estas fechas tan especiales demandan una buena dosis de optimismo –que se lo digan al Gobierno, que sigue manteniendo las expectativas de crecimiento de la economía española en el 6,5% para 2020– para afrontar con ilusión los desafíos venideros que, pese a las actuales circunstancias, seguro acabaremos superando.
¡Feliz navidad a todos! Y espero, de corazón, que podáis disfrutar estos días tan especiales en compañía de vuestros seres más queridos.