Soocial Distance: Una nueva ciencia para el uso de los espacios comunes
Nothingbutnet es una empresa tecnológica ubicada en Paterna, que en la actualidad cuenta con 30 empleados, fundada por el joven Javier Bosch, biólogo de formación pero que se lanzó al emprendimiento en el terreno de las nuevas tecnologías hace cinco años y medio. Su primer producto, NBN23, un software basado en tecnología bluetooth que recoge en tiempo real todas las acciones de todos los jugadores en un partido de baloncesto, proporcionando información para mejorar su rendimiento, la recogida de estadísticas o ayudar en el arbitraje, significó su primer gran éxito al ser incorporada por la NBA para obtener información digitalizada de los partidos de su división Junior. A partir de ahí, se expandió por diferentes países, y la empresa figura como partner tecnológico de L’Alqueria del Basket.
Hace tres años, desarrollaron el sistema Nagi Smartpool bajo el mismo patrón, para monitorizar la actividad de los nadadores en piscinas, principalmente públicas, con el objetivo de alertar a los socorristas en el caso de que un nadador necesitara ayuda. Actualmente, Nagi también está reforzando su presencia en EE.UU. Finalmente, la explosión de la pandemia les llevó a desarrollar la solución Soocial Distance, un sistema de creación de edificios inteligentes que reduce el riesgo de propagación del virus. El pasado mes de julio, la aplicación fue la ganadora del Reto Aulas Covid-Free lanzado por la Fundación Prosegur en el que participaron más de 85 startups de 20 países. La primera semana de septiembre instalarán el sistema en un colegio de Paterna.
Hablamos con Bosch para que nos explique los detalles y las múltiples posibilidades que ofrece Soocial Distance -les adelanto que imposibles enumerar y muchas de ellas seguramente aún por descubrir- no sólo en estos momentos, sino también en una futura era postcovid, porque lo que nos trae Nothingbutnet en muchas aspectos recuerda más a una ciencia para el uso de los espacios comunes que a la mera incorporación de una nueva tecnología.
-¿Cómo surge la idea? Visto desde fuera, sorprende ya está disponible una solución para un problema muy complejo en tan poco tiempo.
-Fue a raíz de una petición de uno de nuestros clientes de Nagi. Nos dimos cuenta de que el sistema tenía sentido no sólo para controlar el aforo en piscinas sino en cualquier otro lugar, y que, además, también podíamos controlar la distancia entre las personas. Entonces, en lugar de hacer un ERTE, nos pusimos a trabajar desde casa ya una semana antes del estado de alarma. Así que cuando surgió la pandemia, ya lo teníamos prácticamente todo preparado. Simplemente, teníamos que adaptar un desarrollo ideado para el mundo del deporte a otros espacios. Por eso pudimos ser tan rápidos, se puede decir que la parte grande estaba hecha y nos quedaba aportarle la capa que faltaba para que tuviera sentido en un edificio. También añadimos el seguimiento de contactos o contact tracing, saber quién ha estado con quién.
-Dicho así parece muy fácil…
-Con NBN23 ya trabajábamos en tres dimensiones. Hacíamos análisis de calor, sabíamos cuánto tiempo estaba un jugador en la pista, y de ahí a saber cuánto tiempo está una persona en una sala de reuniones no hay nada, sólo necesitábamos los dispositivos de aviso que alerten de que x personas están x tiempo a x distancia. Al mes de acabarlo, ya tuvimos nuestra primera instalación en Madrid, en el Global Sports Innovation Center de Microsoft… Es decir, intervenimos espacios adonde las personas van a trabajar y conocer el historial de contactos va a ser muy útil.
-¿Cuánto tiempo puede tardar un colegio, o una empresa, en tener el sistema instalado y en funcionamiento?
-Depende del tamaño. En un colegio podemos tardar entre una semana o diez días. La instalación es parecida a poner wifi en un edificio.
– Entro en un espacio que tiene instalado Soocial Distance y, ¿cómo funciona?
-Lo primero que hacemos es convertir el espacio en un espacio inteligente. Instalamos unos receptores de bluetooth que sirven para localizar los emisores, también por bluetooth, que pueden ser una tarjeta por empleado, una pulsera, un móvil, o una simple ficha o pegatina. A diferencia de otros sistemas que hacen contact tracing, no se trata de disponer de esa información sólo en el momento, sino poder almacenarla, y evitamos chocar con la controversia sobre la protección de datos y la privacidad al identificar a los emisores sólo cuando se entran en contacto; mientras tanto, es anónimo. Si se produce el contacto, se indica es que el emisor 2714 ha estado con el 423. Por tanto, permite trabajar de forma anónima, pero por el covid es interesante saber quién llevaba cada tarjeta.
Dejamos en manos del cliente el uso que quiera hacer de esa información, porque entendemos que será muy diferente en cada caso. Sí les podemos proponer que hagan un registro de quién lleva cada tarjeta emisora, para poder hacer contact tracing si se produce un contagio y saber a quién deben avisar. Por tanto, el sistema permite trabajar de forma anónima y también identificar según como lo quiera hacer el cliente. Y de lo que pase fuera del edificio no sabemos nada al estar fuera del espacio del bluetooth.
-¿Qué tipo de uso tendría en la era postcovid?
-Ya que se va a hacer una inversión en una infraestructura, tiene que ir más allá. Nuestros anteriores proyectos ya trataban sobre la utilidad de saber dónde está una persona dentro de un recinto cerrado. En los gimnasios, donde tenemos Nagi instalado en las piscinas, se puede saber cuántas personas utilizan una máquina determinada o cuáles son los horarios de mayor afluencia para cada actividad. Incluso se pueden redimensionar los espacios. En los vestuarios, se puede saber, por ejemplo, si los hombres pasan un 40% menos de tiempo en ellos que las mujeres. Así, no tendrían por qué tener el mismo tamaño, y el espacio se puede optimizar.
En este aspecto, el covid ha provocado un cambio enorme. Muchas empresas nos estamos planteando si realmente necesitamos pagar un alquiler caro para tener a los trabajadores en una oficina. Y también hemos aprendido, como pasa con la educación, que a distancia no se puede hacer todo. Estamos en busca del nuevo paradigma de cómo se va a trabajar. Creemos que las oficinas se están convirtiendo en espacios dinámicos, de uso cambiante, y sobre todo, espacios de reunión, por lo que las empresas necesitarán menos metros cuadrados, lo que supondría un ahorro enorme, pero para conseguir ese ahorro primero tengo que conocer muy bien cómo se está haciendo uso de los espacios comunes. Se trata de saber combinar espacio y tiempo. Si sólo necesito una mesa dos horas, hay 22 de mesa libre, y eso se puede reorganizar. La siguiente persona que la vaya a usar tiene que saber que alguien ya la ha limpiado, información a la que accedo si el personal de limpieza también lleva el dispositivo.
También puede mejorar la gestión de evacuaciones. Un simulacro de incendio en un edificio se mide por el tiempo en que se tarda en realizar la evacuación, pero no se sabe con exactitud lo que ha pasado allí dentro. Nosotros ofrecemos un mapa detallado de cómo se han movido todos los trabajadores o se detecta en qué puntos se produce un cuello de botella gracias a los mapas de calor que facilitamos.
En definitiva, es comparable a lo que pasó con el GPS. La primera utilidad que le se le dio fue cómo ir de un sitio a otro. Luego nos dimos cuenta de que a esa misma herramienta se le podían sacar otras vertientes, como llevar pedidos a las casas, que te encuentren en caso de accidente, saber si tus hijos han llegado a casa o no… Por eso Soocial Distance tiene un montón de utilidades más allá del covid.
-¿No hay soluciones similares en el mercado? El mundo de la innovación se parece mucho una carrera, el primero que llega a meta con la patente buena se lo puede quedar casi todo, y Soocial Distance tiene un inmenso mercado potencial.
-Efectivamente, están saliendo sistemas de cámaras que detectan movimientos y obtienen un tipo de información parecida, al igual que otras tecnologías. Algunas también utilizan el bluetooth, como una empresa gallega que se llama Situm, que utiliza teléfonos móviles pero no desarrolla el edificio inteligente, se basa el contacto teléfono a teléfono, y para ciertos casos de uso, es mejor su tecnología que la nuestra. Nos llevamos muy bien, pero ellos necesitan que sea un espacio muy grande con muchos trabajadores que además tengan teléfono corporativo para que su sistema funcione. Nosotros necesitamos que el espacio sea acotado, no muy grande porque la instalación sería muy costosa. Como estas cuestiones se encuentran todavía en un estadio muy incipiente, no existe una solución, ni siquiera la nuestra, que cubra todas las necesidades.
Nuestro miedo no es que llegue un competidor y se lo lleve todo, sino que realmente haya un mercado detrás de lo que estamos haciendo. Si lo hay, siempre encuentras tu sitio si aportas valor. Se puede ser muy bueno para colegios, bancos, o supermercados, porque hay tipologías muy diferentes que requieren sus propias soluciones. Lo que ha pasado es que nadie estaba preparado para esto, y todos estamos adaptando lo que ya sabíamos hacer a esta nueva situación. Lo bueno de venir del ámbito del deporte, como nosotros, es que es un campo muy exigente.
-¿Quiénes se han interesado por vuestra solución?
-Estamos hablando con varias multinacionales. Como todos estamos un poco perdidos con la pandemia, se preguntan qué es lo que realmente necesitan. Hacer una inversión sin saber cuánto va a durar esta situación es difícil. Y quisiera destacar el efecto de Soocial Distance en la productividad. Si se da un contagio en la plantilla, ¿hay que aislar a todos? Con nuestro sistema eso no sería necesario, porque sólo se aislaría a quienes hayan estado en la misma sala que la persona contagiada. Además, y de cara al otoño, existe el «miedo a las primeras toses». Si en realidad se trata de una gripe convencional, durante el tiempo que pasa hasta que se descarta que sea un covid, ¿qué se hace con los compañeros? ¿Hay que cerrar la empresa mientras? Con Soocial Distance, se puede elegir a quién hacer las pruebas PCR y a quién no, o a quién dejar que se quede en casa hasta que las pruebas sean concluyentes.
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