Domingo, 06 de Octubre de 2024
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Forinvest mira hacia la perspectiva económica de impacto medioambiental

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Recuerdo cuando siendo responsable de Banca Privada y Banca Premier de Caixabank cayó encima de mi mesa la firma de la colaboración de la Caixa con Forinvest. Por aquel entonces aun éramos una caja de ahorros, de las pocas que estaba consiguiendo adaptarse a la nueva realidad del sistema financiero nacional tras los duros años de crisis.

No había pasado mucho tiempo de mi incorporación a la caja procedente de Banesto y, la verdad, conocía el foro pero nunca había participado. Tampoco parecía que hubiese mucho interés en hacerlo en mi nueva casa, pero determinadas gestiones de diferentes instituciones y organizaciones, nos sumaron a un grupo de entidades y partners comprometidos a reforzar, prestigiar, dar viabilidad y relanzar un evento que tras años complicados, se debatía entre la supervivencia o la desaparición.

Forinvest mira hacia la perspectiva económica de impacto medioambiental

Forinvest había sido capaz de posicionar Valéncia, como bien se repite en cada edición, en la ciudad con el mayor espacio de networking financiero empresarial del país. Y todo teníamos claro que eso había que conservarlo. En estos últimos años han conseguido que no haya nadie que quiera perderse la parte que atañe a su negocio o entorno, sabiendo cómo adaptar y combinar contenidos y ponentes, dándole la perspectiva adecuada a los ámbitos que se debaten en los diferentes foros.

La combinación del mundo del seguro, el sector asesor, las finanzas personales y la tecnología e innovación en un mismo espacio y tiempo, con el paraguas de la participación de auténticos referentes del mundo económico-empresarial, hace muy atractiva la asistencia.

Este año se introducirá como temática el impacto medioambiental visto desde una perspectiva financiera y económica, como un nuevo mercado incipiente en la sociedad. “Parece que está de moda hablar de sostenibilidad y de inversión de impacto social y medioambiental”, me suele comentar todo aquel que sabe que mi trabajo ahora se centra en el impulso de la economía de impacto con Ângela Impact Economy. Mi respuesta siempre es la misma, las modas vienen y van, y esto ha llegado para quedarse. Os doy mis argumentos de porqué lo creo así.

No es lo mismo Economía de Impacto Social y Medio Ambiental que lo que años atrás hemos conocido como Economía Social. La Economía de Impacto pone en el mismo plano la rentabilidad económico-financiera, el riesgo y el impacto social y medioambiental. Todos conocemos aquello del binomio rentabilidad-riesgo, y como todo en la vida, ha evolucionado.

Nos empezamos a dar cuenta que, si somos capaces de medir el impacto e introducirlo en la ecuación, damos respuesta a los requerimientos que los inversores, los consumidores y el sector público empiezan a poner encima de la mesa.

No nos olvidemos que los reguladores y gobiernos complican la vida a quien contamina o no hace cosas por “arreglar” lo que no está bien en lo medioambiental. Que se lo digan a las energéticas y la obsesión por las energías limpias, al sector automoción con las emisiones de CO2 y el objetivo de conseguir movilidad sostenible, o a los bancos que ya tienen la obligación de invertir con criterios ESG incorporando aspectos medioambientales, sociales y de buen gobierno.

Tampoco dejemos de lado la futura capacidad consumidora de las generaciones que están siendo educadas en la responsabilidad de hacer algo por el medioambiente y las desigualdades sociales. A los de mi generación y anteriores no nos empezó a preocupar todo este asunto hasta que se empezó a hablar de la capa de ozono, del cambio climático, de las migraciones o de la escasez de recursos, y con perspectiva económica, ¡eso fue antes de ayer!

Gracias a los ODS, estos últimos años todos hemos podido saber un poco más. Gracias a las aberrantes actuaciones de algunos países y sus dirigentes, hemos conocido en las noticias el debate al respecto. Gracias a que los más pequeños nos ponen la cara roja sabiendo más que nosotros de la economía circular y de ser verde, nos hemos preocupado por entender algo que no estaba en nuestra agenda.

Y otra buena cuestión, el que invierte con estos criterios, ¿gana dinero? Pues parece ser que sí, y parece ser que, además, quien tiene el dinero tiene la determinación de seguir ganando evolucionando hacia esta nueva realidad económica. Para muestra, la carta de Larry Fink, CEO de BlackRock, la mayor concentración de capital del planeta, a los CEO de las empresas donde invierte este gigante de la inversión. Echad un vistazo a las tres últimas, no tienen desperdicio.

La economía social, sin intención de hacerle daño porque también es necesaria, no tiene ánimo de lucro y está sustentada en subvenciones, donaciones y otros criterios más ideológicos y morales que económicos. Y claro está que no es lo mismo, ya que en la otra si no se gana dinero, no se juega.

El reto es aterrizar la Economía de Impacto a la economía real. Por eso es importante que foros como Forinvest se impliquen en dar luz a este, y cito, “mercado incipiente” con una perspectiva económica y financiera. Este “mercado” que, como la tecnología, se está convirtiendo en transversal a todos los sectores, necesita madurar y crecer de una manera sana, con debate sereno, y consciente de las diferentes velocidades que se generan alrededor de toda transformación económica.

Y empresarios, pymes, emprendedores, el tercer sector, clientes, proveedores, necesitan traductores, necesitan que esa medición del impacto sea objetiva y necesitan que la estrategia de impacto se introduzca en el Core Business de las compañías por convencimiento y porque de verdad es rentable para todos.

Cales Pascual
Profiltek
Informatica del Este

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