Jueves, 25 de Abril de 2024
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Zuloaga a la conquista de la tierra de Joaquín Sorolla

Zuloaga a la conquista de la tierra de Joaquín Sorolla

«Zuloaga. Carácter y emoción» es la primera exposición monográfica que se realiza en València del célebre pintor vasco, la tierra de su coétaneo Joaquín Sorolla. Tan similares, tan diferentes. ¿Cómo entender desde aquí la obra del maestro eibarrense sin caer en los tópicos, sobre todo en los comparativos? Su nieta Mª Rosa Suárez de Zuloaga no ha tardado en subrayar que «València es una de las últimas tierras que nos quedaba por conquistar, y vamos a hacerlo porque lo merece». Esa es una de las principales razones de su colaboración con la Fundación Bancaja.

El presidente de la FundaciónRafael Alcón, ha indicado que la colaboración para materializar esta antología comenzó hace año y medio al entrar en contacto con Mª Rosa Suárez, presidenta del Museo Ignacio Zuloaga en Pedraza, y que su entusiasmo logró que se involucrasen hasta 29 prestadores, muchos de los cuales han cedido obras inéditas, sobre todo retratos privados de la alta burguesía.

Dos son los ámbitos principales con los que se relaciona comúnmente la obra de Zuloaga: la Generación del 98, en el papel de paisajista de una España deprimida tras las últimas pérdidas imperiales; temática que va de la mano de la denominada España Negra o, en tono obviamente despectivo, españoladas, de tono costumbrista. En palabras de su nieta, «la España Negra fue la que sufrió Zuloaga, una realidad que se quería ocultar y él la vistió». Una síntesis goyesca, velazqueña, de fondos brumosos inspirados en su otro gran referente, El Greco.

El otro campo en el que ampliamente desarrolló su producción fue el del retrato. En la exposición figuran los retratos -canónicos- de AzorínOrtega y GassetPérez de Ayala y, destacadamente, la factura heroica de Belmonte en Plata y el de su íntimo amigo Manuel de Falla.

Pero hay otro Zuloaga de textura suave, con recuerdos de la vanguardia parisina de los Monet y Degas con los que convivió en su juventud. Y todos ellos parecen reunirse en la sorprendente obra que cierra la exposición: «Rosita», un retrato doble -busto y de cuerpo entero- de su nieta. «Es un orgullo haber sido retratada por Zuloaga«, afirma.

«Simplificación -atreverse- (con emoción). Dibujo, dibujo, dibujo. Pensar siempre en conjunto. Carácter, lo que está en las gentes y las cosas. Emoción por encima de todo». Son palabras del pintor,  recogidas en unos apuntes personales expuestos al público bajo el epígrafe manuscrito de «Ideario estético»,  que la exposición, comisariada por Sofía Barrón Carlos Alonso, ha sabido reflejar de forma sobresaliente en la distribución de las obras, casi aisladas entre sí, y la atmósfera creada a través de la iluminación -un elemento de las exposiciones que no se suele tener en cuenta muy a menudo-, lo que hace sentir al visitante dentro de cada una de las épocas artísticas del pintor.

Regresamos al principio, con palabras de Rafael Alcón«Es inevitable relacionarlo con Sorolla, y una gran responsabilidad exponer esta antología en la tierra de Sorolla». Contemplar la obra de Zuloaga es una experiencia estética válida en sí misma; hacerlo acostumbrados a vivir bajo la luz mediterránea, un valor añadido de gran relevancia.

La segunda exposición de la temporada 2018 en la Fundación se inaugura mañana y se podrá visitar hasta el 26 de agosto.

 

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