Una finca y 115 días al año de helada
En la base de datos de la bodega llamaba la atención una parcela situada en las inmediaciones del río Magro, que cruza Requena, y que sumaba hasta 115 días de helada al año desde hace cuarenta años.
Es la zona más baja de Requena, con unas nieblas matutinas a principios de otoño que contrastan con el sol poderoso de la tarde. Y a Nicolás le vino la idea de intentar hacer este arriesgado vino. Tras probar, en 2013 se dieron las condiciones para hacer la primera cosecha comercial que es la ahora premiada.
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Estos vinos se vendimian uva a uva, porque la podredumbre va afectando a las bayas poco a poco, de modo que hay que hacer varios pases. Después se extrae un mosto muy concentrado, diez veces menos rendimiento que lo habitual, y poderoso que está dos años en barricas de roble antes de pasar a la botella, habitualmente de medio litro.
Un dulce de altura pero asequible, de Requena, y que compite con los grandes franceses y húngaros, que son los otros grandes del vino de botritis.
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