Viernes, 10 de Mayo de 2024
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Bernardo Vargas sucede a Juan Latorre como director de KPMG en la Comunidad Valenciana

Juan Latorre

Juan Latorre

Nacido en Quart de Poblet (Valencia), economista por la Universitat de València, 25 años trabajando en la firma, los diez últimos como socio, Bernardo Vargas sustituirá a Juan Latorre como socio responsable de KPMG en la Comunidad Valenciana formalmente el próximo 30 de septiembre, cuando Latorre, auditor decano de la plaza entre las grandes firmas del sector, con 56 años, abandone la auditora en la que ha trabajado toda su vida.

Abrimos KPMG en Valencia dos personas en 1983 y hoy somos una gran familia con más de 100 profesionales en las oficinas de Alicante y Valencia”, explica Juan Latorre.

[mepr-rule id=»598″ ifallowed=»show»]- ¿Cómo ha sido y cómo valora la evolución de la práctica de la auditoría en España en estos más de 30 años?

J.L.- La práctica de la auditoría nació en España de la mano de las sociedades multinacionales, que querían tener información fiable de sus filiales en nuestro país. El primer gran salto se produjo con las reformas de finales de los ochenta, cuando la auditoría se convirtió en obligatoria, no solo para las entidades financieras y empresas cotizadas en Bolsa, sino para todas aquellas compañías con un determinado volumen de facturación.

Y aunque resulte heterodoxo, la auditoría no debe ser afrontada como un requerimiento legal, porque cuando las empresas perciben a los auditores como una obligación más que tienen que cumplir, difícilmente valoran y comprenden el servicio que les presta -o debería prestarles- una firma auditora.

De hecho, afortunadamente, cada vez son más las sociedades que sin tener la obligación de auditarse por requerimiento legal, contratan estos servicios de modo voluntario, pues entienden que este tipo de informe les aporta valor a los diferentes agentes económicos con los que se relaciona la empresa.

IMPORTANCIA DE LA AUDITORIA 

Bernardo Vargas

Bernardo Vargas

– ¿Siguen siendo los servicios de auditora externa la actividad principal de KPMG?

J.L.- Desde hace varios años los diferentes servicios que realizamos en temas fiscales, legales, reestructuraciones de deudas, procesos de internacionalización y un largo etc…, suponen más del 50 % de los ingresos de KPMG.

B.V.- Estamos hablando de servicios de asesoramiento tales como la valoración de compañías –‘due dilligence’-, que exige una gran experiencia de los profesionales involucrados y un profundo conocimiento de la actividad que realiza la entidad sujeta a revisión, para determinar la envergadura de los riesgos que asume el comprador y el valor neto efectivo de los activos.

– Recientemente se ha conocido su designación para revisar el Valencia C.F. ¿tienen experiencia en este tipo de entidades?

B.V.- El que KPMG haya resultado adjudicataria de la ‘due dilligence’ del Valencia C.F. no es casualidad: tenemos el equipo más experto de España en valoración de empresas deportivas. Además, en los últimos años hemos realizado trabajos similares para otros clubes de primera división. En el Reino Unido somos la firma de referencia de estos servicios en la ‘Premier League’.

Además, en esta propuesta se acompañan diferentes servicios que un proyecto de estas características necesita. Al final, en KPMG acompañamos al cliente en todo su desarrollo estratégico.

– En líneas generales, ¿podemos decir que las empresas valoran adecuadamente su trabajo de auditoría?

J.L.- Sin ninguna duda, en líneas generales, aquí sí que ha habido un gran cambio. Los accionistas, los propietarios de las sociedades, van comprendiendo que los auditores trabajamos para ellos.

Nos nombra la Junta General de Accionistas. Nuestro trabajo es decirles a ellos si las Cuentas Anuales de su compañía reflejan la imagen fiel del patrimonio y de su situación financiera, así como del resultado del ejercicio que estamos auditando. Estamos, pues, para defender sus intereses y transmitir confianza en la información financiera que ellos aprueban y que los diferentes agentes económicos demandan y reciben.

Y aunque el primer destinatario son los accionistas, desde luego no son los únicos. Si el principal valor que aporta un buen informe de auditoría es la confianza, no solo deberían reclamar la auditoría los accionistas. Los clientes y proveedores también deberían valorar en su justa medida el trabajar para una empresa auditada.

Y también, actualmente con más motivo, las entidades financieras. Sus recursos son escasos y, lógicamente, los pondrán en aquellas empresas que les ofrezcan proyectos viables y garantías en la información recibida.

B.V.- Además, las firmas de auditoría cada vez estamos más obligadas a dar un mejor servicio a los clientes. La legislación contable, fiscal o mercantil está en constante evolución, lo que hace muy difícil a una empresa estar a la última y, para nosotros, eso es una obligación.

Por otra parte, la última reforma del Plan General Contable (PGC) ha normalizado y ha adaptado la contabilidad española a las normas contables de la UE, de manera que la información económico-financiera que ofrece una compañía auditada en España no tiene nada que envidiar en cuanto a calidad a la que ofrece cualquier empresa internacional.

CIFRAS DE LA FIRMA 

– ¿Cuándo inició su actividad KPMG en España y cuáles son los últimos datos de facturación?

B.V.- Empezamos a operar en España en 1971, abrimos en Valencia en enero de 1983, siendo actualmente una de las firmas líderes en servicios profesionales. En toda España contamos con 2.700 profesionales repartidos en 16 oficinas y hemos tenido en el último ejercicio una facturación de 325 millones de euros.

En la Comunidad Valenciana trabajamos un centenar de profesionales, con seis socios y directores. Tenemos oficinas en Valencia y Alicante y más de 300 clientes repartidos por las tres provincias y en prácticamente todos los sectores de actividad, si bien es cierto que a lo largo de estos años hemos acumulado un conocimiento especial en algunos de ellos, como el cerámico, el agroalimentario, la distribución comercial, la automoción o el mármol, etc.

– ¿Cómo está impactando la crisis económica en una empresa de servicios profesionales como KPMG?

B.V.- En KPMG, dado que desarrollamos muchos nichos de especialización, hay actividades que con la crisis se han reducido, mientras que otras están creciendo a dos digitos. Gracias a esa diversificación de la oferta al mercado, en nuestro caso la clave está en dar el mejor servicio. La fórmula es invertir en los clientes y generar valor anticipándonos a sus necesidades.

J.L.- Esto es importante, especialmente en estos momentos. KPMG, ni en auditoría ni en ninguna otra actividad, compite por precio. Sencillamente, no es nuestro modelo de negocio. Nuestro modelo competitivo es la excelencia en el servicio, pero el que quiere un servicio excelente debe saber que eso tiene un precio razonable. Muchas veces un servicio de mala calidad y barato acaba costando muy caro a las compañías.

– Cuando casi todo el mundo está apostando por el ‘low cost’ ustedes reivindican la excelencia en el servicio. ¿Funciona hoy ese modelo competitivo?

J.L.- Es el que decidimos los socios de la firma hace años y nos ha ido muy bien. Y como somos coherentes con el modelo, en esta casa no todo el mundo vale para todo: un socio de auditoría no firma informes de consultoría, ni uno especializado en ‘due dilligencie’ o en reestructuración financiera firma informes de auditoría.

El único modo de garantizar la máxima calidad en el servicio prestado es ofrecer la máxima especialización por actividades, de forma que cuando se contrata un servicio a KPMG, el cliente sabe que el equipo que se lo va a prestar lo forman especialistas en el tema.

B.V.- Desde el punto de vista operativo esto se traduce en que KPMG procura incorporar a la firma a los mejores profesionales que necesita en cada momento, sin que necesariamente estén aquí o allí. Esos profesionales están donde tienen que estar, pero cuando el cliente los necesita, la firma los pone a disposición del cliente donde sea necesario.

FUTURO A MEDIO PLAZO 

-En un horizonte a medio plazo, ¿cómo ven el futuro de la auditoría?

B.V.- En un contexto tan cambiante e incierto, hablar del futuro siempre es un ejercicio de riesgo. En cualquier caso, hay algunas tendencias en la actividad auditora bastante claras. La auditoría, tal como hoy la conocemos, va a sufrir cambios importantes porque hay ciertas demandas de los agentes económicos que deben ser satisfechas por la profesión.

Por ejemplo, la necesidad de los informes integrados, que reúnen información sobre estrategia, gobierno corporativo, etc. Estos informes deben ofrecer una visión de cómo una organización demuestra su prudencia y cuidado en la gestión, y como crea y mantiene valores en la misma.

-¿Y cómo evolucionará KPMG?

B.V.- La firma hará lo que ha venido haciendo a lo largo de su historia: se anticipará a los cambios normativos y del entorno siguiendo las evolución de sus clientes y procurando prestarles el mejor servicio profesional en cada momento. Eso exigirá cuidar y formar una buena cantera e incorporar nuevos perfiles profesionales a la compañía, y lo haremos tal como lo hemos hecho hasta ahora.

Nuestro objetivo es incorporar al mejor talento de la Comunidad Valenciana y formarlo, así como realizar contrataciones de expertos de otras disciplinas. Así lo hemos hecho con la incorporación de Enrique Vázquez en fiscal y mercantil y Román Ceballos en el área laboral.

Igualmente, cerca de una treintena de los actuales socios de España han sido fichajes directos del mercado. Estamos enfocados a nuestros clientes para dar respuestas claras y que puedan afrontar sus problemas en el actual entorno económico y regulatorio, convirtiéndolos en ventajas.

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