Europa reconoce el marketing enológico de Bodegas Vicente Gandía
Redacción E3
José Vicente Biot y Nuria Roig, propietarios de El Rustidor. Imagen: El Rustidor.
En El Rustidor se cocina bajo la premisa de que cada cliente pruebe un plato y piense «esto me sabe a lo que hacía mi abuela». «A mí siempre me viene a la cabeza la típica olla enorme que se preparaba en casa para todos, sin medidas exactas, solo con intuición y cariño. Ese espíritu lo mantengo aquí: cocinar pensando en la gente que lo va a comer», explica la propietaria, Nuria Roig.
Esta mítica casa de comidas para llevar de Meliana, a pocos kilómetros de València, ejemplifica cómo un negocio tradicional puede adaptarse a los nuevos tiempos. Tras el reciente lanzamiento de su página web, el establecimiento inicia una nueva etapa, respaldada por un rebranding y un renovado impulso a su servicio de catering.
Aun así, esta modernización no olvida la esencia del proyecto que, como recuerda Roig, se basa en «una comida que conecta con recuerdos». Junto a su pareja, José Vicente Biot, ambos llegaron al negocio por vínculos familiares y lo han transformado en una forma distinta de entender —y disfrutar— la comida para llevar: raciones generosas, cocina honesta y la voluntad de hacer un poco más sencilla la vida de quien entra por la puerta.
El negocio pasó a manos de Nuria Roig y José Vicente Biot en 2002, heredado de sus tíos. Desde entonces, el proyecto ha pasado tres locales distintos, siempre muy próximos entre sí. El actual, situado en la avenida Santa María número 5 de Meliana, abrió sus puertas el 6 de abril de 2024.

Facha de El Rustidor: Imagen: El Rustidor.
A lo largo de estas dos décadas, El Rustidor se ha consolidado como un referente entre los vecinos del municipio. Y, según Roig, ese reconocimiento se debe a que «la constancia» ha sido el valor que ha marcado el rumbo del negocio. «Llevamos muchos años aquí y, si algo hemos aprendido, es que las cosas salen bien cuando se hacen todos los días con el mismo mimo, aunque no se vean. No es nada épico: es trabajar con cabeza, sin prisas inútiles y sabiendo qué queremos ofrecer. Esa constancia es lo que nos mantiene firmes cuando hay que tomar decisiones», destaca.
La carta de El Rustidor es heredera de más de dos décadas de experiencia frente a los fogones. Son recetas de siempre, elaboradas con un toque personal. Pero los propietarios no están solos. Para despachar más de 100 pollos a l’ast un domingo o servir alrededor de 500 raciones de arroz durante el fin de semana, se requiere de trabajo en equipo. La plantilla la forman 12 personas: seis en el mostrador y otras seis en la cocina.
Entre sus platos más emblemáticos figuran muchos clásicos: las tellinas con tomate, la croqueta de bacalao o el tomate con tonyina. En los principales destacan las berenjenas rellenas, los noodles de pollo y verduras y, por supuesto, el pollo a l’ast. Con el tiempo, la carta se ha ampliado en función de lo que pedía la clientela, incorporando propuestas como el pollo crunchy con teriyaki y mayo japo, o el pan bao con pollo hoisin y hierbabuena.

Pollos a l’ast. Imagen: El Rustidor.
Los arroces ocupan un lugar fundamental. Entre los más demandados se encuentran la paella tradicional de pollo y conejo y el arroz a banda, disponibles en raciones individuales o, bajo encargo, para llevar en el propio recipiente.
El apartado dulce lo completan la tarta de queso, la banoffee o el vasito de horchata y fartons, entre otras opciones.
La carta, además, va acorde con las estaciones, adaptándose a los productos de temporada y a los sabores que marca cada época del año. Ahora, en otoño, preparan un arroz de calabaza. Todos los ingredientes son de kilómetro cero y proceden de proveedores cercanos. De cara a la Navidad, elaboran arroces como el de carrilleras y turrón, que cada año gana más seguidores.

Catering de El Rustidor. Imagen: El Rustidor.
Todo esto en un momento en el que la tendencia apunta a que la gente cocina menos y apuesta cada vez más por la comida para llevar. Roig confirma este cambio de hábitos y asegura que «la gente busca practicidad sin renunciar a comer bien». «Cada vez tienen menos tiempo o menos ganas de meterse en la cocina, pero siguen queriendo comer algo casero, reconfortante y sin artificios. Para nosotros ha sido una oportunidad: adaptarnos, organizar mejor la producción y responder a esa necesidad sin perder sabor ni identidad», añade.
Más allá de las comidas para llevar, El Rustidor ofrece un servicio de catering personalizado que abarca desde eventos corporativos hasta bodas íntimas, con capacidad para atender celebraciones de hasta un centenar de personas.
En esta nueva etapa tras el rebranding, la copropietaria señala que «lo más difícil ha sido soltar cosas sin perder la personalidad». «Queríamos que se notara que hemos evolucionado, pero que al mismo tiempo la gente nos reconociera al instante. Mantener la esencia ha implicado decidir qué elementos no debían tocarse», señala. Así, el tipo de cocina, la cercanía con el cliente, el estilo artesano y el respeto por la materia prima siguen intactos.

José Vicente Biot y Nuria Roig, propietarios de El Rustidor. Imagen: El Rustidor.
«La parte complicada fue traducir eso en una imagen más limpia y moderna sin que pareciera una marca de moda pasajera. Al final, entendimos que la clave era evolucionar sin disfrazarnos», cuenta.
Este impulso estético y digital les ha permitido acceder a ferias y encuentros gastronómicos de primer nivel, espacios donde no suele ser habitual la presencia de casas especializadas en comida para llevar. Además de su labor diaria en El Rustidor, Biot ha participado como cocinero en eventos destacados como Gastrónoma o Madrid Fusión.

Fideuà. Imagen. El Rustidor.
Mirando hacia los próximos meses, El Rustidor prepara varias iniciativas. Por un lado, actualizarán el packaging de sus pedidos para armonizarlo con la nueva identidad visual. En paralelo, organizarán encuentros con los vecinos de Meliana para compartir charlas y recuerdos en torno a la mesa. Y cuando llegue el buen tiempo, retomarán las comidas al aire libre en la huerta, una experiencia pensada para combinar la cocina de siempre con el disfrute de comer en plena naturaleza local.
Laura SanfélixGraduada en Periodismo por la Universitat de València, con un máster en Periodismo Político Internacional y otro en Comunicación y Marketing Político. He desarrollado mi trayectoria profesional en medios como Europa Press, así como en el ámbito de las agencias de comunicación. En la actualidad, escribo sobre información económica y empresarial en la web y la revista de Economía 3.
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