Alberto Pascual (@aslan): «Debemos trabajar la autoestima del sector tecnológico»

La asociación @aslan, que agrupa a más de 200 empresas tecnológicas, se reúne este jueves en València en el marco de la XIX edición de su Tour Tecnológico. El evento presenta los últimos avances tecnológicos de la primera mitad de 2025, con el objetivo de que empresas de todo tipo puedan aprovechar sus ventajas, alcanzar un alto grado de ciberresiliencia y optimizar sus operaciones mediante la transformación digital apoyada en la inteligencia artificial.

En una entrevista con Economía 3, su presidente, Alberto Pascual, confirma el buen momento que atraviesa el sector tecnológico, aunque solicita una mayor simplificación por parte de la Administración pública. Asegura que España puede ser líder en el ámbito tecnológico, pero que aún le falta «un poco de confianza».

Un momento «privilegiado» para el sector

– En este Foro Tecnológico de València vais a reflexionar sobre los retos y oportunidades del sector tecnológico. ¿Qué momento atraviesa la industria?

Creo que estamos en un momento privilegiado para el sector, aunque crítico para el tejido empresarial español. Recientemente se cumplió un año desde la publicación del famoso informe de Mario Draghi. En él, Draghi destacaba que uno de los problemas más graves que enfrentamos, que afecta al estado de bienestar, es la inversión de la pirámide poblacional.

La solución a esto solo pasa por la tecnología: se trata de lograr que un menor número de contribuyentes aporte más, dotándolos de tecnología que aumente la productividad.

Esto es precisamente lo que traen los procesos de transformación digital sobre los que estamos trabajando y divulgando, procesos que se han acelerado gracias a la IA. Uno de sus principales casos de uso está relacionado con el aumento de la productividad: hacer más con menos. Eso es exactamente lo que el tejido empresarial español y europeo necesita en este momento.

Competir contra China y EE.UU.

– Una de las cuestiones que mencionaba el informe Draghi es esa pérdida de competitividad de Europa con respecto a otros actores como China o Estados Unidos. ¿Cómo podemos competir desde Europa contra potencias que se mueven con unas reglas del juego algo diferentes a las europeas?

Siempre se ha dicho que Estados Unidos innovaba, que China copiaba —aunque ya no copia— y que en Europa nos habíamos quedado para regular. Yo creo que hay esperanza, pero sí hay que hacer los deberes que apuntaba Mario Draghi en su informe, y también los que señalaba Enrico Letta en el que presentó el año pasado. Ambos coinciden en la necesidad de crear grandes compañías, gigantes con suficiente masa crítica que sean capaces de competir en entornos globales.

Sin embargo, creo que ahí vamos un poco retrasados. Precisamente una de las oportunidades que tiene Europa está en esos procesos de consolidación, en la agregación de compañías. Son procesos tremendamente complejos, y la mayoría de las veces 1 + 1 en esas operaciones de concentración no son 2; a veces incluso menos de 1, por la complejidad que conllevan.

Debemos empezar a fijarnos en los atributos de los unicornios: empresas con menos de cinco años que han alcanzado capitalizaciones superiores a los 1.000 millones de dólares. Son compañías que explotan enormemente la colaboración y las alianzas por proyectos. Y eso es algo que, en Europa —especialmente en los países del sur—, por nuestra forma de ser, tan colaborativa, representa un activo que debemos y podemos aprovechar. De hecho, es una de las cosas que desde la asociación queremos fomentar: la colaboración entre compañías para afrontar proyectos complejos. Ahí creo que está el hueco de Europa, más allá de que también tenemos nuestras propias ventajas competitivas.

Por ejemplo, España está demostrando que puede convertirse en un hub del sur de Europa en algo tan necesario como la infraestructura de centros de datos. Somos un país muy bien comunicado, con acceso a cables submarinos y con una red de comunicaciones nacional muy desarrollada. Además, en el ámbito energético, el coste de la energía en España es aproximadamente la mitad que en países cercanos, como Italia.

Por eso, insisto en que creo que hay una gran oportunidad, pero una oportunidad que viene de la mano de la tecnología.

Oportunidades en la Comunitat Valenciana

– Comentas que España tiene la oportunidad de ser un hub de innovación importante dentro de Europa, ¿qué papel juega ahí la Comunitat Valenciana? En los últimos años, han llegado inversiones muy relevantes de empresas multinacionales de gran peso. ¿Cómo ves a las empresas valencianas en cuanto a digitalización y qué oportunidades percibes en la región?

Uno de los problemas que nos encontramos en el sector es, precisamente, la falta de talento. La Comunitat Valenciana, por muchas razones, puede convertirse en un foco muy relevante de atracción de talento. Primero, evidentemente, las condiciones de vida en la región son muy buenas. Además, cuenta con centros educativos de referencia que deben seguir potenciándose, y que constituyen una base excelente para la formación y el desarrollo del talento.

Por otro lado, la Comunitat Valenciana tiene también una tradición empresarial y emprendedora muy notable. Cuando se habla de campeones europeos en distintos sectores, a muchos se nos vienen a la cabeza empresas que ya tienen presencia en la región. Y no me refiero únicamente a Mercadona, sino también a empresas de otros sectores, como el de materiales de construcción, entre otros.

Solucionar la falta de talento

– Respecto al problema de la falta de talento, está muy claro cuál es el diagnóstico, pero ¿cuál es la solución?

La formación es clave, pero no solo la formación: también es fundamental ser capaces de atraer talento con proyectos realmente relevantes, que puedan retener a esos profesionales. España tiene, por nuestra forma de vida y nuestra manera de hacer las cosas, muchas ventajas. He tenido la oportunidad de trabajar en entornos multinacionales y con profesionales de orígenes muy diversos, y uno se da cuenta de que valoran enormemente nuestra capacidad de improvisación y la creatividad que tenemos.

Eso es precisamente lo que debemos poner en valor para atraer y retener talento: nuestra capacidad de improvisar de manera muy creativa. Es un activo que, en los ambientes diversos en los que he trabajado, siempre ha sido muy apreciado. España debe reconocerlo para atraer talento del exterior, pero también para potenciar el talento nacional. Muchas veces nos falta un poco de confianza; los jóvenes españoles pueden ser punteros en muchos ámbitos, especialmente en el entorno tecnológico.

Trabajar «la autoestima» del sector

– ¿Nos falta creérnoslo más?

Sí, es un ejercicio que debemos hacer: trabajar en la autoestima de nuestro sector tecnológico. Cuando ponemos foco e inversión en un área, destacamos. Por ejemplo, España es líder en obras civiles de relevancia mundial; siempre hay una compañía española participando. Ese éxito que hemos tenido en sectores como la obra civil o la automoción —donde somos uno de los principales fabricantes de automóviles en Europa— debemos replicarlo en otros ámbitos. Los cimientos para construir campeones mundiales en tecnología son exactamente los mismos que se han utilizado en esos otros sectores.

La adopción de la IA

– Ya llevamos unos años en los que la inteligencia artificial está en boca de todos. ¿Pero cuál es la adopción real de esta tecnología en las empresas?

Yo creo que precisamente lo que ha acelerado la inteligencia artificial es que, por distintos motivos, la inteligencia artificial generativa se ha popularizado enormemente. Es algo accesible para todo el mundo, y eso ha facilitado la adopción empresarial. En definitiva, queremos en nuestra vida profesional utilizar las mismas herramientas que usamos en nuestro día a día.

Esto se ha producido por varios motivos: la inteligencia artificial necesita entrenamiento, y para entrenarla necesita datos; y para conseguir datos, necesita que los usuarios trabajen suministrándolos. Eso es lo que está ocurriendo.

Entonces, ¿cuál es la realidad en las empresas? Yo diría que no hay ninguna que, de un modo u otro, no esté explorando algún caso de uso de la inteligencia artificial, ya sea en marketing, en áreas de operaciones para optimizar tareas, en el área comercial o en el diseño de productos y servicios para adaptarlos a las necesidades concretas de cada usuario. Se está utilizando muchísimo.

El gran logro ahora es que se ha visibilizado la importancia y relevancia de esta tecnología. No hay empresa que quiera quedarse atrás. Por eso los datos sobre niveles de implantación pueden variar, pero lo que estamos viendo con nuestros asociados —de hecho, publicamos un estudio sobre inteligencia artificial hace unos meses— es que prácticamente el 100% de las empresas están inmersas en algún tipo de proyecto de inteligencia artificial.

La necesidad de una mayor simplificación

– En este encuentro en València contaréis también con presencia institucional. ¿Qué sinergias faltan por impulsar con la Administración pública o qué le reclamáis como asociación?

Simplificación. Lo que necesitamos es simplificación en los procesos, tanto en los colaborativos como en las licitaciones. Hace año y medio elaboramos un informe con una serie de recomendaciones, y hemos visto que algunas comunidades autónomas ya las están adoptando. Por ejemplo, se está pasando de contratos marcos de enorme complejidad a sistemas dinámicos de adquisición que facilitan la agilidad de los procesos.

Eso es lo que pedimos: simplificación. En el ámbito tecnológico y en los concursos del sector público, es vital. Cuando uno analiza las naciones auténticamente emprendedoras, se da cuenta de que ha habido una inversión pública enorme. Innovar supone riesgo: se invierte mucho dinero en entornos inciertos, donde el sector privado no puede asumir todo el riesgo, y ahí es donde la inversión pública es crucial.

Por supuesto, también necesitamos llevar a la administración esa simplificación, no solo en los procesos de contratación, sino en el uso de la tecnología para la interacción con el ciudadano y la prestación de servicios. Todavía existe un gap entre la experiencia que vivimos como usuarios en nuestra vida cotidiana y lo que experimentamos al interactuar con la administración. Hay mucho espacio de mejora, y la colaboración entre administraciones públicas y sector privado es vital para cerrar esa brecha.