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Trump vs. Harris: Cuenta atrás para unas elecciones que decidirán la década

A poco más de un mes para que los ciudadanos estadounidenses acudan a las urnas para escoger su presidencia número 47, las elecciones que tendrán lugar el próximo 5 de noviembre se han convertido ya en una de las más polémicas de las últimas décadas. El ruido mediático se ha extendido por todo el planeta y no es para menos, los retos a los que la nueva Administración tendrá que hacer frente son mayúsculos, tanto en el plano doméstico como internacional.

La cada vez más inevitable guerra en Oriente Medio –que podría tener un efecto devastador en los precios de commodities como el crudo–, la guerra en Ucrania –que lejos de amainar parece haberse recrudecido después de que el gobierno de Volodímir Zelenski llevase la guerra a Rusia con la ofensiva sobre el óblast de Kursk– y la sombra constante del pulso geopolítico de China.

Trump vs. Harris: Cuenta atrás para unas elecciones que decidirán la década

Lo que ocurra en la segunda mitad de estos años veinte será decisivo para dar forma a una década, la de 2030, que podría ser muy distinta a lo que hemos conocido hasta la fecha. El reto es común, pero las hojas de ruta de ambos candidatos, el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris, no podrían ser más distintas.

La carrera hacia la Casa Blanca: un golpe de efecto

El evento que ha marcado por el momento estas elecciones es el intento de magnicidio a Donald Trump el pasado 17 de julio y la retirada de Joe Biden de la competición. La política estadounidense no es ajena a este tipo de sucesos, solo en el siglo pasado hubo al menos seis graves atentados contra la vida de presidentes y uno contra un expresidente. No obstante, muchos han querido ver en la reacción del futurible presidente al intento de asesinato un revulsivo que lo catapultó en las urnas y dio al traste con la carrera de Joe Biden.

Y es que, si bien el intento de asesinato no eliminó de la carrera electoral a Donald Trump, sí logró dar al traste con la candidatura del actual presidente de los Estados Unidos. Con las críticas por el empeoramiento de su estado de salud multiplicándose en su propio partido, el veterano demócrata daba paso –pocos días después del atentado– a Kamala Harris, con la esperanza de lograr un vuelco en las encuestas.

Harris recogía el testigo y pisaba el acelerador durante el mes de agosto, con una campaña continuista con las políticas de Joe Biden y centrada en su perfil de mujer racializada. Desde su llegada a la carrera por la Casa Blanca, Kamala Harris ha logrado adelantar a Donald Trump en las encuestas: según el agregador de RealClearPolitics (RCP) con datos de agosto, el 48,4 % de los votantes apoyaría a la candidata demócrata, frente al 46,9 % que apuesta por el republicano.

La economía, la llave a la Casa Blanca

La economía será otro de los factores clave que marque la campaña electoral en Estados Unidos. Durante los últimos meses los datos de la actividad económica estadounidense indicaron una desaceleración, que no ha llegado –hasta la fecha– a entrar en la recesión. Pese a ello, algunos analistas esperan que Harris herede en las urnas la ‘culpa’ de los malos datos económicos que algunos votantes e inversores achacan a la administración Biden.

En este sentido, la publicación económica especializada The Economist destacaba a finales de agosto que el conjunto de votantes dan a la gestión económica de los demócratas una peor puntuación que a la del gobierno Trump. Incluso con la inflación descendiendo, los precios se sitúan un 20 % por encima de donde estaban cuando Biden entró en el cargo. Sin embargo, cabe esperar una mejoría económica durante los próximos meses, tras el anuncio a finales de agosto de Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), de que había llegado el momento de “hacer ajustes y bajar los tipos de interés”.

Brotes verdes en la economía estadounidense

El discurso del presidente de la Fed fue lo más esperado del exclusivo encuentro económico anual que tuvo lugar este año en Jackson Hole (Wyoming). En él, se confirmó la futura decisión sobre tipos que los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, en inglés) de la Fed tomarán en su encuentro del 17 y 18 de septiembre.

Aunque Powell fue más contundente que en otras ocasiones, diciendo que ya es momento de bajar los tipos, no resolvió en su discurso una de las grandes incógnitas, de cuánto será la bajada y cuántas habrá antes de finales de año, hecho que podría resultar determinante en las elecciones.

“Haremos todo lo posible para apoyar un mercado laboral fuerte a medida que avanzamos hacia la estabilidad de precios. Con una reducción adecuada de la moderación de las políticas, hay buenas razones para pensar que la economía volverá a una inflación del 2 % manteniendo al mismo tiempo un mercado laboral fuerte”, aseguró en su discurso Powell.

El presidente del banco central estadounidense también afirmó que, en base a los últimos datos económicos recibidos, la Fed confía en que “la inflación está en una trayectoria sostenible de regreso al 2 %”, cifra objetivo del regulador.

Powell hizo también comentarios al respecto de la desaceleración de la economía estadounidense. Si bien el mercado laboral “se ha enfriado considerablemente respecto de su estado anterior de sobrecalentamiento” y la tasa de desempleo ha aumentado en el último medio año hasta el 4,3 %, es “todavía baja según los estándares históricos” y “no ha sido el resultado de un aumento de los despidos, como suele ocurrir en una recesión económica”.

¿Bring back America?

Con un marcado perfil de hombre de negocios, la campaña del expresidente estadounidense y candidato republicano, Donald Trump, ha puesto su foco en la economía mientras intensifica sus críticas a la política continuista de la aspirante demócrata.

A finales de agosto, J.D. Vance, el número dos de la fórmula presidencial del magnate republicano, anunció que si ganan las elecciones bajarán los impuestos de los trabajadores y los empresarios que los contraten, mientras que pondrán aranceles a las empresas que deslocalizan el empleo en el extranjero.

Los demócratas, por su parte, apuestan por la creación de una economía de oportunidades y en la reducción de costos para los estadounidenses. También anunciaron un plan urgente y exhaustivo de cuatro años para acabar con la escasez de vivienda en Estados Unidos y reducir los costos de las casas para las familias trabajadoras.

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