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No es la primera vez que BBVA fracasa: lo hizo con Banesto y en 2020 con Sabadell

No es la primera vez que BBVA se prepara para una opa hostil. Precisamente el BBVA protagonizó uno de los pocos precedentes de opa hostil que ha habido en el sector bancario internacional y el primero y único en el mercado español, con su intento de hacerse con Banesto en 1987, hace la friolera de casi cuatro décadas.

No hace falta recordar que la operación no llegó a buen puerto y por lo tanto, no se culminó.

No es la primera vez que BBVA fracasa: lo hizo con Banesto y en 2020 con Sabadell

Pero tampoco es la de ahora la primera vez que la entidad con origen en Bilbao se acerca al Banco Sabadell, ya hubo un intento de fusión fustrado, entre BBVA y Sabadell, en noviembre de 2020.

¿Por qué fracasó la primera opa hostil del BBVA?

Vayamos por partes, nos remontamos a 1987. Ni siquiera por entonces era BBVA, se trataba de Banco Bilbao, etapa previa a la integración del Banco Vizcaya y de Argentaria.

La operación estuvo liderada por José Ángel Sánchez-Asiaín, «uno de los banqueros y economistas más brillantes de la historia moderna española», según lo calificó el portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, tras su fallecimiento.

Era por entonces el presidente de la entidad. Tras finalizar sus estudios de derecho en la Universidad de Deusto, y doctorarse en economía por la Universidad Central de Madrid, Sánchez-Asiaín entró en el servicio de estudios de la entidad bilbaína en 1954, pasando a director general y seguidamente a presidente, tras ganarse el respeto de las familias de Neguri, mayoría en el consejo de administración del banco por aquel entonces.

¿Qué le preocupaba a Sánchez-Asiaín?

Una de las principales preocupaciones de Sánchez-Asiaín era el reducido tamaño de los bancos españoles para competir en un mercado que tendía a ser cada vez más global. Supo adelantarse a los tiempos y apostar por la concentración del sistema financiero. Pensó entonces en lanzarse a la compra de Banesto. Era noviembre de 1987.

Cabe recordar que, por aquel entonces, Banesto, estaba sumida en una profunda crisis interna de liderazgo y rumbo, a pesar de la cabeza visible de Pablo Garnica; si bien, la posición defensiva que mantuvo y la contraopa indirecta que intentó, hizo que, pese a que la operación de Banco Bilbao contara, inicialmente con el apoyo del gobierno socialista, fuera finalmente frenada por Mario Conde, en aquel momento abogado del Estado.

Si bien, se explica también dicho fracaso, según algunos analistas, en el hecho de que el Banco Bilbao quisiera pagar a los accionistas de Banesto con algo que no tenía y que no era seguro que pudiera tener, acciones, producto de una ampliación de capital que previamente no había planteado a sus accionistas.

Finalmente la bolsa de Madrid no admitió la opa y por tanto, la oferta no pasó el trámite de aprobación.

Alternativa

Este contratiempo no hizo a Sánchez-Asiaín desistir de su estrategia, y el presidente del Banco Bilbao apostó por la fusión con su vecino, Banco de Vizcaya, una entidad algo más pequeña pero bien gestionada, cuyo presidente era el joven Pedro Toledo. Sánchez-Asiaín compartió entonces la presidencia con Pedro Toledo, para retirarse en 1990, dejando en el cargo el que hasta entonces había sido su segundo, Emilio Ybarra.

Por otra parte, la semilla en Banesto quedó sembrada y generó el caldo de cultivo que permitió a Mario Conde ascender a la presidencia de Banesto sin haber cumplido por entonces los 40 años de edad. El final de esa historia nos daría para otro capítulo.

¿Qué pasó en 2020 cuando BBVA y Sabadell acercaron posiciones?

Era la madrugada del 27 de noviembre de 2020 cuando Banco Sabadell y BBVA daban por finalizadas sus conversaciones para abordar una eventual fusión sin alcanzar ningún acuerdo, según informaron ambas entidades con hechos relevantes remitidos a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Solo habían pasado 11 días desde que el 16 de noviembre hicieron público el acercamiento.

El Sabadell, en su comunicación al supervisor, precisaba que el motivo del desacuerdo había sido la ecuación de canje de acciones entre ambas entidades; y BBVA corroboraba que la ruptura de las conversaciones se había debido a razones económicas exclusivamente –donde encajaría la valoración de las acciones– y no al reparto de poder en la entidad fusionada.

No obstante, fuentes consultadas por entonces, indicaban que el presidente del Sabadell, Josep Oliu podría haber planteado una copresidencia a Carlos Torres Vila y este no habría estado dispuesto a ceder ni un milímetro.

No obstante, ambas entidades solo admitieron por entonces diferencias económicas como motivo de la ruptura, por tanto parecería lógico pensar que el escollo de la operación no estuvo tanto en el reparto de poder personal como institucional. Con la ecuación de canje, se determina el valor de cada entidad y, sobre todo, su peso en el futuro grupo. En aquel momento, ninguno quiso dar un paso atrás.

Habrá que ver ahora cómo acaba este nuevo capítulo.

¿Son factibles las opas?

Hasta la fecha, según datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), se han producido una veintena de opa hostiles en España, sólo la descrita hasta el momento en el sector bancario.

En general, la mayoría de ellas se han quedado en el intento.

En el sector energético se han dado algunos de los casos más sonados, Gas Natural lanzó dos opa prácticamente consecutivas. Primero, sobre Iberdrola. Era el año 2003 y esta última la calificó de «hostil» y aseguró ni se había negociado ni se iba a negociar. La Comisión Nacional de la Energía (CNE) paralizó la operación. Dos años después, Gas Natural se lanzaría a por Endesa con el mismo resultado.

También hay precedentes de opas y operaciones empresariales que han fracasado por la oposición del Gobierno o de los organismos reguladores, incluso contando con el visto bueno de la compañía opada, como la oferta que Unión Fenosa (ahora parte de Naturgy) presentó en el año 2000 sobre Hidrocantábrico (adquirida finalmente por la portuguesa EDP).

Pero también hay casos exitosos. En la mayoría de las ocasiones, estas operaciones han salido adelante gracias a la mejora de las condiciones iniciales o en medio de procesos competitivos de opas y contraopas. Por ejemplo, es el caso de la opa de la inmobiliaria Bami sobre su competidora Zabálburu, en el año 2000, aunque a costa de elevar el precio ofrecido en principio.

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