¿Inflación o economía? La quiebra de SVB aviva el dilema de los bancos centrales
Hasta la caída del banco norteamericano Silicon Valley Bank (SVB) la hoja de ruta de los bancos centrales parecía bastante clara. Así, tanto la Fed como el BCE sostenían, en sus respectivos discursos, su firme disposición a seguir subiendo los tipos de interés hasta donde fuera necesario con tal de que la inflación se aproximara a su objetivo del 2%.
Sin embargo, la quiebra de la entidad californiana, muy vinculada al sector tecnológico, ha puesto nuevamente en el ojo del huracán la política monetaria actual de estas dos instituciones. El temor a un efecto contagio que derive en una nueva crisis financiera está cuestionado la idoneidad de las subidas de los tipos de interés y podría suponer un auténtico punto de inflexión en el alza de las condiciones de financiación.
No se puede sorber y soplar al mismo tiempo
Por mucho que se obcequen los bancos centrales no es posible. Así, los reguladores monetarios se encuentran en la complicada disyuntiva entre sofocar la inflación o mitigar la desaceleración económica.
Subir tipos de interés es la medida por excelencia para rebajar la inflación. Endurecer las condiciones de financiación disminuye la demanda y, por tanto, ajusta los precios a la baja. No obstante, una caída muy pronunciada del consumo puede enfriar demasiado la economía y derivar en recesión. En definitiva, incrementar el precio del dinero modera la inflación a costa del deterioro de la actividad económica.
Hasta la quiebra de SVB, los bancos centrales han asumido este coste con el propósito de sofocar una inflación que en varios puntos del año pasado se disparó por encima del doble dígito. De hecho, la evolución de los principales indicadores macroeconómicos (PIB, empleo, etc.) unido al enfriamiento de los precios en los últimos meses les ha dado alas para proseguir con las subidas de tipos hasta que la inflación se aproxime, finalmente, al entorno del 2%.
Quiebra de SVB como punto de inflexión
Sin embargo, la caída de Silicon Valley Bank ha cambiado por completo el paradigma monetario. Para combatir la inflación un banco central tiene dos opciones, perfectamente complementarias: retirar estímulos y/o subir los tipos de interés.
Sin embargo, y a raíz de la crisis bancaria causada por la quiebra de SVB, la Fed ha anunciado una línea de liquidez para todas las entidades bancarias que lo necesiten y así evitar un efecto contagio en la industria bancaria. Es decir, más liquidez en el sistema, que obligaría a subir los tipos de interés -más aún- para contrarrestar la inflación.
Tensión máxima en los mercados
Si analizamos que los problemas que están teniendo las entidades bancarias atienden a una pérdida en el valor liquidativo de sus carteras de bonos, como consecuencia de las subidas de tipos de interés, entramos en un bucle de difícil escapatoria.
En definitiva, si los bancos centrales prosiguen con sus subidas de tipos, el riesgo de una crisis financiera será cada vez mayor (no olvidemos como el sector bancario se está desplomando en bolsa durante las últimas sesiones). Por el contrario, si dan marcha atrás y empiezan a bajar tipos podrían favorecer el incremento de la inflación (actualmente situada en el 8,5% en la Eurozona y en el 6% en Estados Unidos) y que esta se prolongue, aún más, en el tiempo . Las dos opciones tendrán consecuencias. Mañana se reúne el BCE y se espera una subida de tipos de 50 puntos básicos. Veremos, pero la situación se complica por momentos.