Esta semana da comienzo una de las ferias más esperadas por el sector: la Feria Internacional de Turismo (Fitur). En esta misma semana, además, la ministra de Industria, Turismo y Comercio, Reyes Maroto, ha declarado que en el año que acabamos de dejar atrás se ejecutaron 825 millones procedentes de los ya archiconocidos fondos europeos para la recuperación del sector turístico. Una cantidad que la responsable de turismo ha calificado como «sin precedentes«. También, y este es el quid de la cuestión una inversión que «sienta las bases del modelo de modernización del sector”.
No cabe duda de que el modelo turístico de hace 20 años ya no puede ser el mismo que ahora. Pero, ni el de hace 20 años, ni el de diez ni el de cinco. Sin duda, el dinero europeo ha llegado como un maná para un sector que pasa, sin exagerar ni una sola letra, por la mayor crisis de su historia. Y yo me pregunto: ¿es este dinero una oportunidad para transformar un sector imprescindible en el tejido económico español o, por el contrario, se trata de un mero flotador para mantener a flote la calamidad que la pandemia ha dejado a su paso?
¿Remendar lo antiguo o crear desde cero? Quizá esa deba ser la principal pregunta por responder, tanto por parte del sector como del Gobierno. Para ser líderes en crecimiento nuestro país no debe conformarse con volver a los niveles previos a 2020, sino luchar por implantar un modelo transformador que modernice de pleno el sector.
Quizá los 3.400 millones previstos para Plan de Modernización ayuden. O no.