La calidad y la seguridad alimentaria son la prioridad número uno de Carmencita, empresa del mercado de las especias presente en más de 50 países y ubicada en Novelda (Alicante). El personal de fabricación lleva a cabo sus tareas bajo estrictos controles de calidad y de seguridad alimentaria. Además, sus laboratorios realizan rigurosos y exhaustivos análisis físico-químicos, microbiológicos y organolépticos sobre la materia prima y el producto terminado para asegurar la más alta calidad e inocuidad en los productos, detalla Montserrat Botella, directora de Calidad de la compañía.

En la misma línea, explica que, para garantizar la seguridad alimentaria, llevan a cabo un complejo proceso que comienza en el lugar de origen de las materias primas, continúa en los laboratorios y plantas de producción y concluye en la distribución. Es decir, los restauradores y consumidores. «No solo consiste en garantizar la seguridad alimentaria, sino también incluir el concepto de la calidad», recalca.

En este contexto, asegura que cumplen con los requisitos legales a los que debe atenerse cada especia, pero añade que incluso se marcan «objetivos todavía más exigentes si cabe», pues subraya que otro de los atributos a destacar es la autoexigencia. «Carmencita fue la primera empresa española de especias que obtuvo el certificado de calidad ISO 9000, en 1996. Hoy en día trabajamos bajo las directrices de la norma de seguridad alimentaria International Food Standard IFS», comenta.

Por otra parte, la crisis del coronavirus ha servido a Carmencita para ampliar su mercado de monodosis, potenciando la variedad e incluyendo especias como la sal rosa, la sal sana o la pimienta negra.

Carmencita, que trabaja con las grandes cadenas de alimentación, está construyendo una nueva factoría en Novelda, el lugar donde la familia Navarro siempre ha querido mantener la empresa. Esta nueva planta será «una de las más grandes de Europa» y su construcción se llevará a cabo por fases y terminará en 2023, en el centenario de la compañía.