Ingenieros geomáticos reivindican su papel ante la crisis climática
Redacción E3
El Senado de Estados Unidos rechazó este miércoles dos propuestas presupuestarias —una demócrata y otra republicana— en el primer intento por revertir el cierre parcial del Gobierno federal desde que la Administración suspendiera sus funciones no esenciales a medianoche. La aritmética del filibusterismo impone un listón de 60 votos que ninguno de los proyectos alcanzó. Dos senadores demócratas, John Fetterman (Pensilvania) y Catherine Cortez Masto (Nevada), volvieron a respaldar la iniciativa republicana, la que, por ahora, queda más cerca de prosperar.
El cierre permanecerá en vigor al menos hasta el viernes: los líderes republicanos del Senado han permitido que los miembros abandonen Washington por la festividad de Yom Kipur. En paralelo, continúa el choque sobre el contenido del paquete: los demócratas condicionan sus votos a renovar subsidios del programa sanitario Obamacare que expiran este año y a revertir recortes en partidas de salud incluidos en la gran ley fiscal y presupuestaria impulsada por Donald Trump.
Los republicanos, que acusan a la oposición de querer «ofrecer atención sanitaria a inmigrantes ilegales», sostienen que esas demandas deberían negociarse después de aprobar el marco de gasto.
Desde la Casa Blanca, el vicepresidente JD Vance responsabilizó a los demócratas del bloqueo y se mostró optimista sobre una solución rápida. «No creo que la paralización vaya a durar tanto… hemos visto señales de que los demócratas moderados están empezando a cambiar de postura», dijo, antes de advertir de despidos en la Administración si el cierre se prolonga. La Oficina de Gestión y Presupuesto ha ordenado a las agencias identificar programas «no esenciales» ante un eventual alargamiento del parón.
La lectura macro y de mercado se complica de inmediato. Con una parte de la Administración en modo mínimo, varios departamentos detienen publicaciones clave. «El Departamento de Trabajo no difunde empleo ni IPC; el de Comercio aparca el PCE —el deflactor que más sigue la Fed—, además de estadísticas como pedidos de bienes duraderos o de fábrica», explica Juan José Fernández-Figares, director de Gestión de Instituciones de Inversión Colectiva en Link Securities, en conversación con este medio. «El mercado se queda sin visibilidad y vuela a ciegas».
El coste económico directo es acotado si el cierre es breve, pero real. «Se habla de unos 15.000 millones de dólares por semana, que restarían en torno a una décima al crecimiento del PIB semanalmente», apunta. La clave, por tanto, es la duración.
En términos de reacción de activos, el experto recuerda que los cierres no son inéditos ni catastróficos: «No es un fenómeno nuevo. Históricamente, la media ronda algo más de una semana y, en aproximadamente la mitad de los episodios, las bolsas incluso han llegado a subir. No suelen reaccionar con violencia».
El vacío estadístico llega en un momento delicado: el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) se reúne a finales de mes. «Sin datos oficiales de empleo de septiembre ni de inflación, la Fed tendría que apoyarse más en indicadores privados», señala Fernández-Figares.
Ese es el caso del informe de empleo de la procesadora de nóminas ADP, «de correlación limitada con el dato oficial», pero que ganó peso en ausencia de otras referencias tras una revisión metodológica y un registro débil reciente. «Con el mercado ‘a ciegas’, lecturas flojas en privados llevan a descontar más probabilidad de recortes de tipos en octubre», explica el analista de Link.
La foto de fondo en empleo sigue siendo la de un mercado ajustado. «Las empresas han frenado nuevas contrataciones por la incertidumbre, pero tampoco despiden porque no encuentran reemplazos. Hay del orden de 7,2 millones de vacantes sin cubrir», resume.
Las peticiones semanales de subsidio por desempleo —que suelen interpretarse como señal de pleno empleo por debajo de 300.000— «han permanecido generalmente en niveles bajos», y la tasa de paro, aunque por encima de los mínimos pospandemia, se mueve en rangos históricamente reducidos. «Cada mes, unos 3 millones de personas siguen dejando voluntariamente su trabajo, señal de confianza en encontrar otro».
El pulso político recuerda al «juego de la gallina»: cada parte intenta forzar al adversario a moverse primero, con la opinión pública como árbitro. «Nadie sale indemne si el cierre se alarga», advierte el gestor.
Los mercados de predicción y casas de pronósticos barajan desde escenarios de menos de una semana hasta horizontes de dos o más, con probabilidades repartidas. La experiencia histórica sugiere que el desgaste y el cálculo electoral suelen conducir a un acuerdo en el corto plazo, pero el listón de 60 votos en el Senado obliga a concesiones explícitas.
Borja RamírezGraduado en Periodismo por la Universidad de Valencia, está especializado en actualidad internacional y análisis geopolítico por la Universidad Complutense de Madrid. Ha desarrollado su carrera profesional en las ediciones web de cabeceras como Eldiario.es o El País. Desde junio de 2022 es redactor en la edición digital de Economía 3, donde compagina el análisis económico e internacional.
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