Formentera, una apuesta por un turismo sostenible y desestacionalizado

Sabemos lo maravillosas que son las Baleares. Aunque comparten ubicación, clima y mar, cada una de ellas ocupa un lugar distinto en nuestra mente. No pensamos lo mismo cuando hablamos de Mallorca que cuando mencionamos Ibiza o Formentera. Esta diferencia se debe a las estrategias turísticas que cada isla ha seguido.

Formentera es la más pequeña de las islas habitadas, con algo más de 12.000 habitantes, pero cuenta con 69 kilómetros de litoral. Su relieve es relativamente llano, salvo por La Mola, que se eleva hasta los 190 metros, lo que favorece la existencia de numerosas calas y playas. Entre ellas, Ses Illetes, Cala Saona y Es Migjorn son auténticas delicias. En especial, el paraje de Ses Illetes me parece un verdadero paraíso.

Para muchos, esta isla es casi una escapada obligatoria cada año, ya sea en barco para recorrer su contorno y fondear en las mejores calas y playas, o bien utilizando el transporte marítimo que permite acceder a la isla (no hay aeropuerto ni carretera de acceso). Una vez allí, recomiendo totalmente moverse en moto: es la mejor forma de desplazarse con tranquilidad, llegar a todos los rincones y aparcar con facilidad.

Compatibilizar el turismo con un frágil medio ambiente

En este artículo no pretendo enumerar sus playas, restaurantes o mercados, sino invitar a una reflexión sobre su estrategia turística, la cual ha permitido que la isla conserve un carácter diferente. Desde hace unos 20 años se vienen aplicando políticas y aprobando medidas para compatibilizar la llegada de visitantes con la preservación de su frágil medio ambiente.

Prueba de ello es la baja edificación: apenas se han levantado nuevas construcciones y buena parte del territorio permanece ajeno al urbanismo. Además, desde 2008 se establecieron límites de acceso a determinados parajes, como el Parc Natural de Ses Salines, y a playas como Es Cavall d’en Borràs, Ses Illetes y Llevant. Durante la temporada estival el control de entrada es diario, con un pago y un cupo máximo de vehículos a motor; en cambio, el acceso a pie o en bicicleta sigue siendo gratuito.

Tiene su parte positiva, con un entorno natural virgen y una baja ocupación del territorio por parte del turismo, por el contrario, los precios cada vez han ido creciendo, haciéndola más elitista. Lo uno trae lo otro. También es verdad que su estrecha estacionalidad dificulta precios mas bajos.

Atraer turistas también en invierno

Este año he podido recorrer algunos de los senderos, maravillosamente construidos, que protegen las dunas y el delicado ecosistema natural junto a la playa. La oferta, tanto de alojamiento como complementaria, apenas ha experimentado incrementos. Además, se han implantado nuevas restricciones, como la prohibición de acceder en vehículos a motor a ciertos puntos críticos, como el faro del Cap de Barbaria, al que en verano solo se puede llegar a pie o en bicicleta. Desde 2022 también se ha limitado el tráfico en temporada alta en Es Caló des Mort y Es Ram, y se ha regulado el fondeo en s’Estany des Peix.

Ahora, su estrategia consiste en atraer turistas durante los meses de menor afluencia, sumándose así a ‘Better in Winter’, la iniciativa de promoción europea creada por la Agencia de Turismo de Baleares (ATB) para potenciar estos destinos en invierno. El objetivo es dar visibilidad a las islas durante todo el año, destacando la amplia variedad de eventos y actividades que se ofrecen en los meses de descanso y llegando a distintos perfiles de viajeros.

Precios al alza

La intención es clara: desestacionalizar el disfrute de un destino que todavía se asocia en exceso con los meses de verano. Ojalá lo logren, apoyando y creando una oferta complementaria para un turismo diferente, que pueda valorar otros aspectos como el deporte, la música… vamos a ver.

La isla sigue manteniendo y reforzando su encanto. Si antes destacábamos la calidad de algunas de sus playas y calas, ahora también podemos resaltar su variada oferta gastronómica: Casa Carmen, Casanita (cantina y pescado), Restaurante La Fragata, Es Caló, Casbah Formentera, Quimera Restaurant, Es Codol Foradat, Chezz Gerdi… Innumerables opciones para disfrutar de tus días de relax en la isla. Además, hay múltiples locales junto a la playa donde se puede disfrutar de un atardecer, una comida frente al mar, buena música y un ambiente excelente.

En algunos lugares de la isla, según el día, se puede disfrutar de música en la calle o de mercados. Pero, en general, la tónica de la isla sigue siendo disfrutar de sus playas, visitar un mercadito por la tarde y terminar el día en un buen local con música para cenar. Estaremos atentos a su evolución, deseando que se mantenga el cariño con el que la están cuidando, pero esperamos que ello no siga repercutiendo en los elevados precios que la isla ya ha alcanzado, porque de lo contrario, el resultado podría ser perverso.