P. Agulló, Billdin: «Estamos gestionando las obras con palitos y cañitas»
Hablamos con Pedro Agulló, CEO y fundador de Billdin, una start-up que ha desarrollado un software que unifica todas las tareas necesarias para el control de los costes de una obra en la industria de la construcción en un entorno 100% en la nube y colaborativo. Entre las virtudes de esta herramienta está la posibilidad de incrementar en un 20% los márgenes del proyecto.
Actualmente la compañía, que está siendo acelerada por Lanzadera, ha experimentado un notable crecimiento en el último año: su equipo ha pasado de 4 a 12 empleados, cuenta con más de 300 usuarios en su plataforma y ya son clientes un total de 54 empresas constructoras. Además, ha sido adoptada como herramienta educativa en diversas asignaturas del Grado en Ingeniería de Edificación en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Edificación (ETSIE) de la UPV.
Además Angels, la sociedad de inversión de Juan Roig, ha participado ya en la primera ronda de inversión. La start-up mantiene contactos con inversores, desde su participación en Investors Day 2024 que organiza Lanzadera, para conseguir una ronda de financiación de 600.000 euros.
Nuestro entrevistado es arquitecto técnico y ya cuenta con experiencias previas en la puesta en marcha de empresas. De hecho, en 2009 puso en marcha la empresa AT4, una constructora especializada en la ejecución de obra al detalle. Actualmente, «la compañía sigue en marcha y este año facturará unos 15 millones de euros», explica Pedro Agulló.
– ¿Por qué decidiste poner en marcha Billdin?
Desde los inicios, mi mayor desesperación siempre ha sido controlar los costes de las obras. Habrás escuchado alguna vez esa frase que dice que “sabes por cuánto empiezas una obra, pero no por cuánto la terminas». No es lo mismo que si te compras un coche, lo ves, lo pagas y lo recibes por el precio acordado.
Las obras son dinámicas
– ¿Cuál es el problema de las obras para que no se puedan ajustar los precios?
Las obras son orgánicas, dinámicas y están en constante cambio.
De hecho, todas ellas son un prototipo y la cuestión es que nunca vuelves a repetirlo. A todo ello se suma que las personas que intervienen son distintas y sus momentos emocionales también son diferentes. Incluso se pueden tener diferentes problemas en uno u otro edificio aunque estos, aparentemente, sean iguales.
En concreto, los proyectos son tan dinámicos que el presupuesto va cambiando. Ese sufrimiento lo tiene el cliente final, pero también lo tiene el constructor, porque debe defender un presupuesto y sus costes son elevados. Con lo cual, ese presupuesto que va cambiando se puede controlar por herramientas que hay en el mercado que permiten presupuestar y certificar, una opción que llevan a cabo los constructores.
Pero, además del presupuesto de venta, está el ERP de la compañía donde están las facturas de compra, de venta, etc. y donde están los costes del constructor. Estas herramientas no se hablan entre sí.
Es decir, y teniendo en cuenta que el sector de la construcción es uno de los menos digitalizados, el control de costes se ve obstaculizado por el uso de múltiples herramientas que generan pérdida de información, tareas duplicadas y desviaciones entre costes estimados y reales.
Precisión y control de costes
– ¿Existe alguna solución?
La mayoría de empresas constructoras utilizan un excel. Incluyen manualmente la información de ambas herramientas y lo van actualizando mensualmente. En cuanto a nivel de precisión del control de costes, hay empresas donde lo llevan a cabo con mucho detalle a base de muchas horas del departamento de Administración para poderlo cuadrar, y otras prefieren controlar los márgenes por capítulos: albañilería, fontanería…
– ¿Dónde reside el problema?
Que hasta que no termina el capítulo, el constructor no sabe en qué posición está y puede que haya perdido dinero por desviaciones del presupuesto.
Con lo cual, en un sector como la construcción, que es el segundo mercado industrial más grande del mundo, y que mueve presupuestos ingentes, estamos gestionando las obras con palitos y cañitas.
– ¿Qué remedio habéis puesto a esta situación?
Como no había una solución en el mercado, hace cuatro años contraté un equipo de desarrolladores y creamos Billdin. En octubre del año pasado comenzamos a vender nuestras primeras licencias. Actualmente ya contamos con 54 empresas constructoras a las que estamos ayudando con nuestro producto. Se trata de un software de control de costes de obras enfocado a ayudar a los técnicos. Es decir, el jefe de obra utiliza nuestra herramienta y el financiero continúa su trabajo en ella también. Luego ambas herramientas se hablan entre sí.
Un incremento del 20% de los márgenes del proyecto
– ¿Qué ahorros nos aporta Billdin?
Nos olvidamos de Excel y de la duplicidad de tareas, facilita la automatización de tareas y mejora el flujo de trabajo entre los diferentes departamentos. Todo ello permite aumentar un 20% los márgenes del proyecto porque permite analizar y tomar decisiones en tiempo real. El problema está en que si no se registra toda esa información, en la siguiente operación te encontrarás con los mismos problemas. Con lo cual, este análisis de las proyectos y su rentabilidad en tiempo real al nivel de detalle que el constructor considere es un triunfo porque no existe en el mercado.
– ¿Cuáles son vuestras necesidades de financiación actualmente y cómo fue el Investor Day?
Nuestro objetivo era levantar una ronda de inversión de 600.000 euros y, a día de hoy, mantenemos reuniones con 24 inversores pero no hemos cerrado nada con ningún inversor porque siguen analizándonos.
– ¿Qué pensáis llevar a cabo con esta partida presupuestaria?
Ahora que sabemos que el producto está ya validado y que somos conscientes de que las constructoras lo necesitan, queremos consolidar el equipo de ventas y mejorar el desarrollo de producto para poder cubrir también las necesidades de las grandes constructoras y llegar a 1,3 millones de euros de facturación anual en 2026.
– ¿Os acompaña Angels, la sociedad de inversión de Juan Roig, en esta andadura?
Sí, ha participado en una primera ronda de inversión. Es decir, ya es socio de Billdin y en esta segunda ronda nos acompaña también. El objetivo es contar ahora con nuevos inversores.