Domingo, 27 de Octubre de 2024
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IA, sostenibilidad y diversidad: La opinión de Nuria Lloret, de AECTA

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La Inteligencia Artificial (IA) está redefiniendo desde hace años el panorama de las empresas y marcándolo hacia una nueva era de transformación orientada hacia la sostenibilidad. Y es que la IA puede mejorar la sostenibilidad empresarial por su capacidad de procesar y analizar grandes volúmenes de datos (Big Data) y aprender patrones para automatizar decisiones complejas.

En el último año, la adopción de la IA ha aumentado considerablemente por parte de las empresas, pasando del 50% al 72% según McKinsey & Company. Esta tendencia global refleja un creciente interés y confianza en las capacidades avanzadas de la IA que repercuten en la innovación de productos y servicios.

IA, sostenibilidad y diversidad: La opinión de Nuria Lloret, de AECTA

Así, el 65% de las empresas está utilizando IA regularmente en al menos una función empresarial, lo que ha repercutido en una reducción de costes del 30% y un aumento de los ingresos del 20% en las compañías que la usan, según estas mismas fuentes. La IA muestra además beneficios en la mejora de la eficiencia operativa, la personalización de la experiencia del cliente, nuevas oportunidades de negocio y optimización en la toma de decisiones.

Y es aquí donde cobra especial relevancia esta tecnología porque las compañías la están aplicando ya en la selección de personal, el análisis de perfiles o las carreras profesionales. Pero, es necesario que las empresas conozcan los sesgos que estas herramientas tienen para aprender a utilizarlas y que no repercutan en la exclusión de parte de la población en estos procesos.

Los sesgos sociales, a veces inconscientes porque provienen de las personas que son subjetivas, también se reflejan en las soluciones tecnológicas. La tecnología no resuelve problemas estructurales como la desigualdad de género. Y es que el origen del problema no es la IA sino un uso inadecuado de ella o infrautilizado. Por lo que, es necesario abrir un debate ético ya que el elemento común entre la tecnología – la IA- y la sociedad son las personas.

No hay duda del progreso que la IA, todavía hoy en pleno desarrollo, puede aportar a las empresas y la sociedad. Sin embargo, debemos cuestionar y demandar que esa IA sea ética, sea responsable y sea explicable. Es decir que desnude los entresijos de sus algoritmos para que nos explique las razones que le han llevado a hacer esa recomendación. Y sobre todo, las compañías deben ser conscientes de ello.

Desde la Asociación de Empresas de Tecnología, Consultoría e Innovación de la Comunitat Valenciana (AECTA) creemos que las organizaciones pueden maximizar el potencial de la IA, no solo para impulsar la sostenibilidad, sino también para construir un futuro más equitativo e igualitario.

Más allá de la Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea, que legisla sobre la protección de datos de las personas en el uso de la IA, las compañías deben conocer todos los desafíos a los que se enfrentan con la utilización de la IA. No hablamos de preocuparnos por el avance de la IA, porque sus beneficios son innegables, sino de ocuparnos en su conocimiento y sus herramientas para hacer de un uso responsable y crítico de esta tecnología, tanto como usuarios, como empresas desarrolladoras de tecnología. Este es el objetivo de la VII edición del Congreso de Tecnologías Emergentes que València acogerá el próximo 14 de noviembre.

Por ello, es importante, más allá de analizar los beneficios que esta tecnología reporta, desde el punto de vista tecnológico, hacerlo desde una perspectiva humanista enfocada en el cómo estas herramientas de tecnología van a repercutir en la gestión de la sostenibilidad y la diversidad.

Acerca de la autora

Nuria Lloret, presidenta de AECTA (Asociación Empresas de Tecnología, Consultoría e Innovación de la Comunitat Valenciana) y Catedrática de la UPV

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