El 86% de los jóvenes con discapacidad ve muy difícil acceder a un primer empleo. Esta es una de las principales conclusiones del 9º informe ‘Jóvenes con Discapacidad, motor de futuro’, elaborado por la Fundación Adecco, con la colaboración de Wärtsilä. La encuesta fue realizada a a 253 personas con discapacidad menores de 30 años, de las cuales, un 89,8% nunca ha trabajado antes, es decir, está en búsqueda de su primer empleo.
El mercado laboral actual está marcado por la incertidumbre y la competencia, dos características que se acentúan aún más en el caso de las personas jóvenes con discapacidad. Según el último informe del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), la tasa de desempleo en jóvenes con discapacidad llega hasta el 48,1%, frente al 27% de las personas de su generación.
Discriminación en los procesos de selección
De acuerdo con el 8º informe ‘Jóvenes con Discapacidad, motor de futuro’, presentado el pasado año, las personas menores de 30 años con discapacidad tardan una media de 24,5 meses en encontrar empleo, un tiempo que se reduce a la mitad entre las personas de su generación. Se trata de una realidad que los jóvenes con discapacidad interiorizan, dado que el 86% ve muy difícil acceder a un primer empleo y más de tres cuartas partes (76,5%) cree que tardará más de un año en encontrarlo.
Merche Alcover, directora regional de Fundación Adecco Levante, considera que «existen muchas barreras culturales en las personas» que afectan a los jóvenes con discapacidad que buscan un primer empleo. «Todos tenemos sesgos inconscientes que nos hacen caer en prejuicios y estereotipos que son falsos, sobre todo las personas que no estamos cerca de la discapacidad», destaca.
Precisamente, los jóvenes con discapacidad se sienten discriminados ya en los primeros pasos del proceso de selección. «En la primera criba curricular ya se sienten discriminados, donde creen que generan dudas a la hora de tener esas competencias que son necesarias para el puesto de trabajo», señala.
En este sentido, el 56,7% de los jóvenes con discapacidad declara haber sentido discriminación en el proceso: un 43,3% en la fase previa del currículum y un 72% en la propia entrevista de trabajo.
La importancia de la formación
Además de las barreras culturales, otro de los principales obstáculos para los jóvenes con discapacidad es la formación. Según el informe de Fundación Adecco, el 55% de los jóvenes con discapacidad tiene una vocación concreta, pero considera que no podrá dedicarse a ella profesionalmente, al no existir formaciones homologadas ni adecuadas para su tipo de discapacidad.
«Por ese motivo, se quedan fuera muchas veces. Esto afecta muchísimo más a las personas con discapacidad intelectual. Entonces, consideramos muy importante trabajar en edades tempranas desde esa red de apoyo, de trabajo y con las familias. Hay dotarles de recursos para que vayan formándose en profesiones que tienen más oportunidades», indica la directora regional Fundación Adecco Levante.
Cabe destacar que mientras el 33,2% de las personas en edad de trabajar tiene estudios universitarios, solo el 15,1% de las personas con discapacidad alcanza este nivel de formación. En la misma línea, un 5,8% de las personas con discapacidad no tiene estudios y un 23,9% ha completado únicamente la formación primaria.
Independencia y autoestima, principales motivaciones
Si conseguir un primer empleo es un hito significativo en la trayectoria de cualquier joven, lo es aún más en el caso de las personas con discapacidad. Acceder a un primer salario es un aspecto importante, pero hay otras motivaciones que van más allá.
El aspecto que más valoran es la posibilidad de incrementar su autoestima y realizarse profesionalmente (72,3%). Un 68,4% tiene como principal objetivo ser independiente económicamente y un 55% desea incrementar su círculo social y red de contactos. Otro dato relevante es que, mediante el empleo, un 51% aspira a conseguir una vida estable y normalizada.
«El salario y la independencia económica es muy importante para los jóvenes, pero cuando hablamos de jóvenes con discapacidad va mucho más allá. Algo tan importante como la autoestima, la motivación, el realizarse profesionalmente y ser uno más en la sociedad. Tener una vida normal, tener su círculo social y una red de contactos como todas las personas, eso es lo que significa para ellos un empleo», señala Alcover.
Sensibilizar a las personas empleadoras
La sensibilización y la formación de las empresas, la adaptación de los procesos de selección y las políticas activas de empleo son, según Alcover, las claves para facilitar el acceso a un empleo de los jóvenes con discapacidad. «Nos hace falta sensibilizar y formar a las personas empleadoras que toman esa decisión en el proceso de selección. Hay que sensibilizar en torno a la discapacidad, porque desde el desconocimiento se genera ese rechazo o esa discriminación por no conocerla», apunta.
También se han de generar procesos de selección alternativos, puesto que las empresas están habituadas a procesos de selección muy estandarizados. «En el momento de la oferta, incluso de la publicación, ya puedes estar dejando fuera a personas con discapacidad por esos filtros, atributos o competencias que igual no cumplen, pero pueden aportar otras competencias muy importantes», destaca.
Finalmente, recalca la necesidad de fomentar políticas activas de empleo, que proporcionen formación y apoyo a los jóvenes con discapacidad para que se conecten con los sectores que están generando empleo. «Hay nichos de mercado muy potentes actualmente y hacen falta personas. Las políticas activas de empleo permitirían esa formación específica a la que muchas veces las personas con discapacidad tienen menos oportunidades de acceso», concluye.