«Cuando la pena nos alcanza…». Así comienza el himno a los caídos de las Fuerzas Armadas Españolas, titulado La muerte no es el final.
Pena que los españoles de bien hemos sentido, una vez más, esta semana por la pérdida de los dos guardias civiles: Miguel Ángel González y David Pérez.
Dos trabajadores de la Benemérita a cuyo cuerpo pertenecen 58.610 guardias civiles, 6.720 cabos, 6.850 suboficiales y 3.700 oficiales. En total, 78.880 profesionales que velan por nuestra seguridad sin los medios esenciales que esta profesión de riesgo requiere para ejercer su labor.
Entre Guardia Civil y Policía Nacional, en España hay unos 310 agentes por cada 100.000 habitantes, de acuerdo con los últimos datos del Ministerio de Política Territorial.
Si comparamos el cuerpo de la Guardia Civil con cualquier empresa, seguro que a nadie se nos ocurre pensar que no facilitemos a nuestros empleados la mesa y el ordenador para trabajar. Pues, del mismo modo, tampoco podemos tener a responsables de nuestro bienestar en el Estrecho de Gibraltar sin las herramientas adecuadas para desarrollar su trabajo.
Hemos tenido que escuchar que hay empresarios despiadados, cuando en la empresa privada la protección en prevención de riesgos laborales y en otras mil materias es férrea. Ya se encargan nuestros políticos de implementar mil normativas sobre diversas materias -protección de datos, prevención de riesgos laborales, igualdad, información en materia de sostenibilidad, etc.-, que no digo que esté mal. Los empresarios somos los primeros en querer hacer las cosas bien. Sin embargo, llama la atención que cuando se trata de ‘empresas’ o Cuerpos como la Guardia Civil, no tengamos la misma vara de medir.
Lo que sentimos los ciudadanos cuando algunos días vemos el hemiciclo medio vacío y se están pagando dietas a algunos diputados es que el presupuesto hay que repartirlo mejor y destinar recursos a quienes de verdad están velando por España. Sí, por España, de norte a sur y de este a oeste. Y si en el sur es por donde entra el hachís, no se soluciona enviando a más guardias sin medios, sino dotándoles del equipamiento adecuado y siendo responsable a la hora de dar una orden que puede llevar a la muerte a tu equipo.
Además, desde los medios de comunicación no podemos destinar más ríos de tinta a alguien que ha huido de España, que a quienes la están defendiendo, esa también es nuestra responsabilidad.
Por eso, en esta tribuna y como medio económico y empresarial que somos, quiero poner de manifiesto algunos KPIS que nos permitan poner en valor una labor anónima que, lamentablemente, sólo ocupa titulares cuando ocurre alguna desgracia como la de estos días.
1. Salario medio de un guardia civil: 25.000 euros brutos anuales.
Puigdemont entre el salario de eurodiputado y dietas, se embolsa alrededor de unos 10.000 euros al mes, total anual de 120.000 euros.
Juzgue el lector si es justo que alguien se juegue la vida así.
2. Material de trabajo que precisa la Guardia Civil para el desempeño de sus funciones: guantes anticorte, chalecos antibalas, fundas antihurto, cinturones policiales, uniformidad técnica… Pues bien, este material se les ha ido entregando, y tras muchas reclamaciones, a cuentagotas desde 2012. Se ha dado la circunstancia también de que, por ejemplo, las mujeres han recibido su chaleco antibalas con anterioridad, en algunos casos, de dos años con respecto a sus mismos compañeros de unidad del sexo masculino, cuyos últimos efectivos en recibirlo ha sido en este último año 2023.
En lugar de acceder a pantalones, botas, camisetas o gorras cuando lo necesitan, la Dirección de la Guardia Civil creó un programa interno llamado Alfil con el que los agentes acumulan puntos que pueden cambiar por material, pero no hay vestuario desde los últimos tres años, por lo que, aunque un agente tenga puntos y haga un pedido, puede estar esperando su material reglamentario hasta dos años.
Y yo me pregunto: ¿Por qué se acusa a los empresarios de ser despiadados? ¿Quién es el despiadado o la despiadada que tiene a un Guardia Civil sin un chaleco salvavidas o envía a unos pobres guardias a luchar contra narcotraficantes en un flotador?
3. Respecto a la plantilla, existe un déficit manifiesto para cubrir las actuales necesidades. Hay unidades que sólo pueden abrir en horario de mañana y no todos los días. Tienen escasas patrullas de seguridad ciudadana disponibles, que además se ven sobrepasadas al tener que vigilar y atender las incidencias de varias poblaciones simultáneamente, algunas muy distantes entre sí, por lo que se incrementa mucho el tiempo de respuesta ante los requerimientos ciudadanos.
4. Vehículos: un elevado porcentaje de los vehículos asignados a los puestos son viejos, acumulan muchos kilómetros y se encuentran en mal estado.
5. Reclaman una jornada laboral digna con turnos de trabajo que les permitan conciliar su vida laboral y familiar, y el reconocimiento del derecho a una jubilación digna en las mismas condiciones que el resto de cuerpos policiales.
Siguen realizando ‘dobletes’, del estilo tarde-mañana o mañana-noche, con un descanso entre servicio y servicio inferior a ocho horas, incluidos desplazamientos, lo que sin duda repercute en la salud tanto física como en la salud mental.
Ejemplo de esto último es la tasa de suicidios que sufre este colectivo, que es de 14,10 por cada 100.000 habitantes, superior a la media de España que está en el 8,4.
6. Sindicación: no tienen derecho a formar parte de un sindicato por su condición militar, teniendo que acudir a ‘asociaciones profesionales’ para tratar temas de su estatuto profesional.
Y en estas circunstancias luchan y trabajan heroicamente por reducir la delincuencia cuya radiografía es la siguiente:
1. Tráfico de drogas: uno de los delitos que ha experimentado un mayor crecimiento en la última década. De hecho, han aumentado las detenciones por esta infracción un 57%.
2. Delitos contra las personas: el homicidio doloso ha disminuido un 16% en la última década, aunque los delitos relacionados con la violencia de género han aumentado un 12% y se han disparado las agresiones sexuales.
3. El cibercrimen ha experimentado un importante aumento en los últimos diez años debido a la creciente digitalización de la sociedad y de las empresas. Los delitos informáticos, tales como el phishing, el malware y el ransomware se han convertido en una de las mayores preocupaciones para las autoridades y la sociedad en general.
4. Delitos contra la propiedad: el robo con violencia e intimidación ha disminuido un 40% en la última década. Además, los robos en domicilios también han registrado una disminución del 49%. Estos descensos se deben a la implementación de medidas de seguridad en los hogares y a la mayor presencia policial en las zonas con mayor incidencia delictiva.
En definitiva, un colectivo que está trabajando y defendiendo España, como puede juzgar el lector, no puede trabajar bajo estas condiciones que hemos descrito. Se reclama mucho a las empresas, pero sería justo que miremos también cómo tenemos a nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que también son trabajadores españoles.
Y termino esta tribuna con otro himno, en esta ocasión el de la Guardia Civil y con mi más sentido pésame a las familias de Miguel Ángel y David y a todos los miembros del Cuerpo.
¡Viva honrada la Guardia Civil!
Si quieres contribuir con tu firma para que las profesiones de Guardia Civil y Policía Nacional sean consideradas profesiones de riesgo, te dejo un enlace:
Petición · Reconocer a la Guardia Civil y Policía Nacional como profesiones de riesgo · Change.org