Invertir en educación superior es una opción idónea que tienen los fondos de inversión para obtener altas rentabilidades (rendimientos elevados y constantes en el tiempo), al mismo tiempo que contribuyen al desarrollo económico y social, impactando positivamente según los criterios ESG.
Según datos facilitados por el Ministerio de Universidades, el número de alumnos que cursan un Máster en España se ha duplicado en la última década y, a día de hoy, sólo los matriculados en los másteres oficiales rondan los 250.000 alumnos en España. La creciente demanda de este tipo de formación no ha pasado inadvertida para los fondos de inversión, que han incrementado sustancialmente su apetito inversor hacia el sector de la enseñanza superior.
La ven como una actividad estable, rentable y con un enorme potencial de crecimiento. Un activo extraordinario en lo relativo al tan importante binomio rentabilidad riesgo, ideal para incluir en sus carteras diversificadas. Por estas razones, los grandes grupos inversores internacionales han intensificado sus adquisiciones de compañías educativas en nuestro país.
Además, la educación es un sector defensivo. Una actividad con extraordinaria resiliencia a los ciclos económicos y cuyos márgenes operativos resultan realmente atractivos. Asimismo, al tratarse de un sector muy estable, la previsión de sus flujos de caja (saldo neto del negocio que permite estimar la capacidad para atender la deuda) es ostensiblemente más predecible, respecto a otras actividades más volátiles.
Asimismo, la educación es un servicio imprescindible para el desarrollo social y económico de la sociedad. Por esta razón, la actividad educativa encaja a la perfección con los criterios corporativos, sociales y medioambientales de impacto positivo que buscan cada vez más los inversores.
Casos de éxito en España
A pesar del creciente interés por la formación, el apetito inversor hacia la educación privada española no es una novedad. Ni mucho menos. Sin ir más lejos, el fondo de inversión suizo Partners Group ha venido adquiriendo desde 2014, un total de 11 centros en nuestro país para incorporarlos a su red International Schools Partnership (ISP, un gigante de la educación privada internacional que cuenta con más de 50 centros repartidos en 13 países).
Otro ejemplo, en este caso relacionado con las universidades privadas, es el de Permira. El grupo británico de capital de inversión adquirió en 2018 los derechos de los centros de la Universidad Europea de Madrid, Valencia, Canarias y Portugal por un total de 770 millones de euros.
La también británica, firma de capital riesgo CVC Partners –que no ha dejado de acaparar titulares en de la prensa económica de nuestro país por su vinculación con la Liga de Fútbol Profesional– es otro de los ejemplos más notorios del interés inversor por la educación en España. Así, en 2019, CVC adquirió la Universidad Alfonso X el Sabio por cerca de 1.000 M€.