En su cuenta de Twitter destaca que es «Padre, #Economista Observador y Presidente de @FundLua. No siempre políticamente correcto». José Carlos Díez dirige el Observatorio de la Realidad Financiera (ORFIN) de la Universidad de Alcalá, es consejero en AC Hoteles by Marriott, One Millionbot, de inteligencia artificial, y en PV Solar, de autoconsumo fotovoltaico.
Es consejero del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en América Latina. «Me podré equivocar en mis análisis, me equivocaré muchas veces en mis previsiones, pero siempre lo haré con el fin de poder transmitir mis conocimientos y devolver a la sociedad todo lo que me ha dado, que es mucho más de lo que nunca imaginé», destaca en su blog el autor de La economía no da la felicidad, pero ayuda a conseguirla.
– ¿España va bien, económicamente hablando?
España es una economía muy agradecida que cuando tiene estabilidad siempre demuestra alto potencial de crecimiento. El año pasado sufrimos con la crisis del gas y la inflación, pero el primero ha bajado significativamente, la inflación está ya al 3% y de nuevo vuelve a crecer el PIB y el empleo con fuerza.
– ¿Cuál es el problema?
Nuestro reto es la productividad y los salarios. España y la Comunitat Valenciana fueron un caso de éxito desde los años sesenta hasta los noventa. Luego entramos en el euro, nos dejaron endeudarnos en los mercados internacionales, montamos la burbuja inmobiliaria más grande desde Isabel la Católica y hemos perdido el foco.
Estamos en el mayor periodo de revolución tecnológico de la historia y España ni está ni se la espera.
Desde el año 2000, Israel ha aumentado su población de siete a diez millones, ha doblado el empleo y ha doblado su productividad, sus salarios y su renta por habitante. En el año 2000 Israel tenía una renta por habitante 10% inferior a la nuestra y ahora la tenemos un 10 % superior. En el año 2000 Israel exportaba naranjas, ahora las importa de España. Desde entonces han invertido el 5% del PIB, más que nosotros cada año, principalmente en sectores de alta tecnología.
Nosotros hemos invertido sobre todo en ladrillo y turismo y muy poco en tecnología. Israel tiene diez puntos menos de deuda pública sobre PIB que en el año 2000, nosotros la hemos doblado. Hemos hipotecado el futuro de nuestros hijos.
– ¿Cómo se puede remediar?
En Israel hay muchos LUAfund, gestionando mucho más dinero que LUAfund, apoyando el crecimiento de sus empresas de transferencia tecnológica e innovación por el mundo. Nosotros empezamos con humildad, pero nos gustaría replicar el modelo israelí en España, que se traduce en más empleos y en mejores empleos y salarios. Vemos un enorme potencial en el segmento al que nos dirigimos y nos vamos a dejar la piel en el proyecto. El futuro es ilusionante, el pasado es incierto.
¿Qué es LUAfund?
– La gestora empezó en noviembre de 2020. El objetivo era invertir en pymes españolas y portuguesas innovadoras. ¿El fondo Asturias Growth cumple el objetivo que se marcó el equipo?
Sí, el objetivo es invertir en empresas medianas con alto potencial de crecimiento. Es Asturias Growth por qué hemos conseguido la inversión ancla de empresarios asturianos con el compromiso de invertir el dinero mayoritariamente en empresas asturianas o que vayan a invertir y a crear empleo en Asturias.
– ¿Qué empresas y qué capital han captado? ¿Es solo privado?
Estamos preparando un cierre de unos 10-15 millones de euros, todo de capital privado y preparados para entrar a invertir en empresas en junio. El objetivo es hacer un segundo cierre antes de final de año para llegar a unos 30 millones y esperamos contar con inversión pública también. Estamos en contacto con el Gobierno asturiano, con el BEI y con el ICO.
– ¿Cuál es el modelo de LUA? ¿Dónde se posiciona? ¿Además de financiación, ofrece acompañamiento y asesoramiento en la expansión internacional?
Entramos en empresas preferiblemente por encima de los tres millones de ventas, con beneficios y con un buen empresario innovador que esté en fase de dar el salto internacional. Entramos con capital puro en caja y nos involucramos con el empresario en la gestión. Menos el core del negocio, ayudamos mucho en tener una estructura financiera óptima, en la expansión de las ventas, en identificar países a los que ir y en la estrategia de entrada en esos países.
Tenemos un consejo consultivo con los CEO de las mejores empresas de España para apoyar a las pymes en esos procesos: Central Lechera, Total Energies, Izertis, DuPont, iZen, Windar o Nordex. Tras tres o cinco años esas empresas serán multinacionales eficientes, igual que las de nuestro consejo asesor.
– ¿A qué aspiran? ¿Qué expectativas tienen?
Somos capital paciente. Aspiramos a definir un buen plan estratégico junto con el empresario y su equipo, identificar las ventajas competitivas de las empresas y ver en qué países tienen más potencial de crecimiento en ventas. Financiero viene de fin, si aciertas en la estrategia, la rentabilidad de nuestros inversores será muy elevada.
– ¿Por qué el fondo no invertirá más del 15% de su patrimonio en una misma empresa?
A Harry Markowitz le dieron un Nobel de economía por recomendar y diversificar y no poner todos los huevos en la misma cesta. Nuestra intención es tener un portafolio de unas diez o quince empresas.
– ¿Piensan exportarlo a otras comunidades?
Sí. Ya estamos trabajando en el segundo fondo en otra comunidad autónoma y habrá más. El modelo de involucrar el capital regional en el territorio, con capilaridad y llegada a las empresas que difícilmente pueden tener los fondos de Madrid es imbatible. Las mejores oportunidades de inversión en este tipo de empresas siempre nos suelen llegar fuera del Paseo de la Castellana.
– ¿La Comunitat Valenciana sería interesante? ¿Qué le parece el panorama financiero y de capital riesgo valenciano y español?
La Comunitat Valenciana es muy interesante. Tenemos sede de LUAfund en Torre Juana, en Alicante, con Andrés Pedreño. Yo estoy en el consejo de sus empresas de inteligencia artificial y formo parte del consejo asesor de Alicantec. Intentamos lanzar el fondo allí pero no encontramos la implicación del capital local como hemos conseguido en Asturias.
La Comunitat Valenciana, desde los años noventa, ha ido perdiendo sus ventajas globales en sectores claves como la naranja, el calzado, el textil y el juguete, entre otros. Ha ido alejándose del promedio de productividad y de renta por habitante de España, y no hablemos ya de Israel, Corea y las economías que mejor lo están haciendo en la era de la tecnología global. Sin embargo, en ese 2% de empresas medianas con alto potencial de crecimiento hay excelentes oportunidades de inversión en vuestra comunidad y nos encantaría invertir en ellas.
– ¿Hay burbuja o se está corrigiendo el mercado? ¿Había un calentamiento excesivo que llevó a que se financiara casi cualquier cosa?
Los bancos centrales han tenido los tipos al 0% demasiado tiempo y han provocado un aumento de la deuda mundial por encima de niveles de 2007. Vamos a un periodo de tipos normales para estabilizar la inflación y eso implica ajustar el precio de los activos y la deuda a la nueva realidad. Los precios de las viviendas, las oficinas, hoteles, centros comerciales, etc. deberían bajar o estar un tiempo estancados para corregir por la inflación.
Las empresas que queman mucha caja sin modelos de ventas sólidos y que sobrevivían gracias a rondas sucesivas de capital o deuda van a sufrir. El capitalismo es darwiniano y en la nueva era de tipos las empresas que mejor se adaptarán al entorno serán el segmento que hemos identificado en LUAfund. Nosotros lo teníamos claro desde 2017, ahora el tsunami ha llegado. Para nosotros la crisis es una clara oportunidad.
– ¿La financiación en fase growth es el futuro para el ecosistema español?
Sin duda. España tiene la mitad del porcentaje de empresas entre 50 y 250 trabajadores que la Unión Europea y una cuarta parte que Alemania. Para igualar el promedio europeo necesitamos 5.000 empresas nuevas. Si lo conseguimos crearían un millón de empleos. Si son multinacionales, como las que invertimos en LUAfund, crearían otro medio millón o un millón de empleos indirectos. Eso supondría pleno empleo en España y esas empresas pagan el doble o el triple de salario medio que las pequeñas.
La Comunitat Valenciana es aproximadamente el 10% del empleo del total en España y solo necesitáis unas 500 empresas de ese tipo. Es un objetivo ambicioso pero posible.