La ‘dulce historia’ de Vicky Foods es cada vez más sostenible
Vicky Foods, es uno de los grupos internacional de alimentación y distribución más comprometido con la sostenibilidad en todas sus vertientes: «Somos conscientes de la importancia de la sostenibilidad para garantizar un futuro próspero y, por eso, el medio ambiente es uno de los pilares fundamentales de nuestra estrategia de RSC», concreta a Economía 3, José Vicente Castell, director de RSC y Relaciones Externas de Vicky Foods.
Su objetivo en este sentido, pasa por mejorar progresivamente su competitividad mientras que realiza una gestión óptima de los recursos. «Ser una empresa sostenible genera valor para nosotros, para las comunidades en las que operamos y para el medio ambiente; a la vez que nos beneficia, por lo que se trata de un círculo positivo con el que todos prosperamos».
15 años en el registro EMAS
Este compromiso con la sostenibilidad tiene una larga trayectoria en la compañía, ya que desde 2009 está inscrita en el registro del Reglamento Europeo EMAS, un referente internacional que avala esta gestión.
«También hemos desarrollado una Política Ambiental que nos permite compatibilizar el progreso de la compañía con la mejora del desempeño ambiental, a través de una cuidada gestión de los recursos», explica José Vicente Castell.
Como ejemplo de esta apuesta por la sostenibilidad, en 2020 la compañía anunció que su marca Dulcesol empezaba la transición a envases biodegradables para todas sus líneas de producto. «Un proceso que culminamos el año pasado y que afecta a 150 millones de paquetes al año; permitiendo la sustitución de 1.200 toneladas de plástico convencional cada ejercicio».
De este y de otros temas hablamos con el director de RSC y Relaciones Externas de Vicky Foods.
– ¿De qué forma se entienden y se aplican los principios de RSC en la compañía?
– Nuestra estrategia de responsabilidad social se despliega en tres pilares dentro de los cuales se determinas las líneas de acción prioritarias para la compañía y para nuestros grupos de interés: innovación; medio ambiente y personas.
En el área de la innovación los objetivos son garantizar la calidad y seguridad alimentaria; y desarrollar productos, categorías y procesos que aporten valor al consumidor y optimicen nuestra producción.
Dentro del medio ambiente nuestros retos fundamentales son la mejora de la gestión de los recursos naturales y energéticos; la optimización en el consumo de materias primas; y una reducción de nuestras emisiones de carbono.
Y, en el ámbito de las personas tenemos dos frentes: generar valor a la sociedad a través de la comunicación con nuestros grupos de interés; y potenciar el desarrollo profesional, la conciliación y bienestar de las personas que colaboran con nuestra organización.
– ¿De qué forma transmitís estos compromisos y estos valores a vuestros proveedores, clientes y trabajadores?
– Uno de nuestros retos es trasladar nuestra voluntad de ser una organización sostenible a toda la cadena de suministros. En este sentido, estamos en fase de implantación de una norma, la S.A 8000 que nos obliga a ser respetuosos en materia de derechos humanos y laborales con nuestros trabajadores y exige a los proveedores respetar estos mismos estándares.
Ética también de los proveedores
Así, en los procesos de homologación de nuestros proveedores además de requerir aspectos relacionados con la calidad de los materiales que nos aportan; se reclamarán comportamientos desde un punto de vista de ético en los negocios y en el ámbito medioambiental.
– ¿Cómo conseguís optimizar la gestión de los recursos que consumís?
– La gestión responsable de los recursos naturales es el primero de los tres pilares de nuestro Sistema de Gestión Ambiental. Nos esforzamos por realizar una gestión óptima de los recursos para satisfacer nuestras necesidades actuales sin comprometer las necesidades del futuro.
Nuestros procesos productivos consumen no solo materias primas de máxima calidad; sino que la electricidad y el agua juegan un papel indispensable en el funcionamiento de las máquinas que utilizamos.
Sabemos que trabajamos con recursos limitados y conocemos los efectos negativos que su uso intensivo puede generar en el medio ambiente y, en concreto, en relación con el calentamiento global y la disponibilidad de agua de calidad.
Para minimizar nuestro impacto ambiental, trabajamos en dos líneas principales: la reducción de la huella de carbono y del consumo de agua.
En este sentido, en 2017 empezamos a analizar nuestras emisiones siguiendo las indicaciones del GreenHouse Gas Protocol (GHG Protocol), uno de los estándares de contabilización de gases de efecto invernadero más reconocidos a escala internacional. El cálculo de emisiones de CO2 en estos últimos años nos ha permitido comprobar que estamos avanzando en su reducción.
Plan fotovoltaico
Entre los últimos avances dentro de nuestra estrategia para la mejora de la eficiencia energética, resalta la puesta en marcha del plan fotovoltaico. Comenzó a finales de 2020 con la inauguración del primer sistema de autoconsumo en nuestra granja ovoproductora. A él se han sumado, la mayoría de nuestras delegaciones españolas; así como la planta de producción de Villalonga.
El conjunto de todas las instalaciones mencionadas comprende más de 2.900 paneles solares que generan juntos cerca de 1,6 megavatios anuales y reducen la emisión de cerca de 700 toneladas de CO2.
La política de instalación de plantas de energía solar de Vicky Foods se extenderá durante los próximos años y está previsto que alcance a la mayoría de nuestras instalaciones en España.
– Hemos hablado del plástico, también estáis reduciendo su uso, el del transporte, etc. ¿Cómo lo minimizáis?
– En 2020, en Vicky Foods redujimos el consumo de plástico en un 6% por tonelada producida, el cartón en un 8%, los residuos en un 15%; y la huella de carbono cerca de un 8% gracias a las políticas de eficiencia energética, entre las que se encuentra la instalación de las placas fotovoltaicas que comentaba anteriormente.
Además, acabamos de instalar nuestro segundo sistema de cogeneración eléctrica y también estamos llevando a cabo un proyecto de sustitución de vehículos de motor convencionales por eléctricos en nuestras delegaciones comerciales.
– ¿Qué procesos tenéis implantados en vuestras líneas de producción para que se produzcan el menor número de residuos posibles? ¿Es posible llevar a cabo un proceso de economía circular?
– Llevamos a cabo diferentes iniciativas para obtener una mayor disminución de residuos como la optimización de procesos; el reciclaje y valorización de los subproductos alimentarios para posibilitar su posterior aprovechamiento o la formación constante a nuestros equipos; concienciándoles sobre la importancia de la separación de los residuos.
En un año como el 2020 donde aumentamos sustancialmente nuestra producción, las medidas implementadas nos permitieron reducir el volumen relativo de residuos por tonelada producida.
Además, como un actor importante dentro del sector alimentario afrontamos el reto de minimizar el desperdicio alimentario como mecanismo, no solo para mejorar nuestra sostenibilidad, sino para contrarrestar los impactos negativos que origina.
Para minimizar el desperdicio alimentario en nuestra producción; apostamos por la implicación de nuestro equipo formando e informando a los operarios de fábricas para que presten especial atención evitando cortes o averías en nuestras líneas.
Además, ya desarrollamos un un modelo productivo basado en la economía circular para aprovechar todas las mermas inevitables y devoluciones como subproductos para la alimentación animal.
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