Nuevo comentario: «Esto no lo verás en los medios»
Ya está bien. Basta ya. Escribo estas líneas con motivo del Día del Periodista, que se celebró este pasado lunes, hablando únicamente por mí mismo, pero creo que muchos compañeros de profesión podrían firmar la tesis de este pequeño grito, no sé si al vacío. Haga usted la prueba. Entre a las publicaciones en redes sociales de prácticamente cualquier medio de comunicación -esto no incluye a todos aquellos que se llaman de este modo a sí mismos pero que en realidad no lo son, de ninguna manera- y váyase a los comentarios de los usuarios -la inmensa mayoría sin cara ni nombre, por supuesto- y tardará pocos segundos en que aparezca un cualquiera en su pantalla aseverando: «Esto no lo verás en los medios». Y seguramente lo haga enlazando a una noticia de un medio de su cuerda. Y pese a la profunda incoherencia, ese comentario será aplaudido.
«Por supuesto que hay ‘medios de comunicación’ que intentan manipular»
En los últimos años se ha generado una imagen de ‘los medios’, siempre impersonal y sin la más mínima concreción, como herramientas de manipulación de masas. Un oscuro señor, entre tinieblas, escribiendo maldades de inmensa magnitud y como títere, mano directa y oculta, del gobierno del signo contrario al del usuario que hace pública su indignadísima queja. Por supuesto que los periodistas tenemos ideología, como los jueces, los policías o los barrenderos. Por supuesto que hay ‘medios de comunicación’ que intentan manipular. Malos profesionales que faltan el respeto a los lectores y a sus supuestos colegas de profesión. Pero oigan, pongo la mano en el fuego por el 90% de mis compañeros de profesión.
Cada periódico, radio, televisión o medio digital tienen su línea editorial, pero esta no es incompatible con un periodismo riguroso, honesto y, sobre todo, libre. Y no todos son así. No señalaré a nadie en concreto, principalmente porque debería ser labor del lector saber lo que consume, pero hay supuestos medios y periodistas cuya labor sí es la de manipular y mentir abiertamente. Vayan a quejarse a aquella ventanilla y no nos metan a todos en el mismo saco. Si usted es de esos que señalan a diestro y siniestro, le pediré un favor. Haga un examen de conciencia y evalúe lo que lee. Los profesionales que hacen su trabajo -duro y mal pagado, en muchas ocasiones- no merecen el escarnio público y continuo al que se les somete en ese invento, en su día tan prometedor y ahora cada vez más caído en desgracia, que son las redes sociales.
«Determinadas formaciones han hecho del ataque a la prensa libre pieza clave en su -escaso y manido- argumentario»
Pero toda la culpa no es suya, añadiré. Esta tendencia, tan extendida en los últimos años, tiene múltiples y muy diversos factores. Pero, desde luego, cabe destacar con un papel preponderante sobre los demás a ciertos partidos políticos y algunos otros políticos en partidos. No es ningún secreto que el panorama político se ha crispado, a nivel mundial, en los últimos años. Da igual la ideología, determinadas formaciones han hecho del ataque a la prensa libre pieza clave en su -escaso y manido- argumentario. Esto no es nuevo. Ya lo vimos en el siglo XX.
No se dejen engañar, la prensa no es cómplice del poder político. Los grandes casos de enormes corruptelas de los últimos años han sido dados a conocer a la opinión pública, cuando no destapados, por los medios de comunicación. Contra viento y marea. Con presiones de todo tipo. Los periodistas no somos héroes, no ejercemos una profesión de más valor que muchísimas otras, pero sí somos útiles y necesarios como contrapoder, que no como cuarto poder.
Abandono ya esta cruzada sin demasiadas esperanzas de cambiar opiniones en la época de las posiciones enconadas, inamovibles e irreconciliables. Pero lo hago pidiéndoles un favor, queridos lectores. Si de verdad quieren un periodismo que no sea una máquina de replicar las voces sin cuestionarse si hay verdad en ellas, apoyen a los medios de comunicación. El periodista es el enviado especial del ciudadano, como última defensa y único filtro frente a mensajes sin vocación de veracidad. Y sin el apoyo de todos ustedes, los periodistas sí están ‘vendidos’ al mejor postor, al gobernante desvergonzado, al corrupto y al corruptor, a todos aquellos que están encantados con que uno de ustedes replique aquello de «Esto no lo verás en los medios».