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Ganadores, perdedores y la alargada sombra de China: Las claves de Mercosur

Publicado a 09/01/2025 18:22

Tras más de dos décadas de negociaciones, el pasado 6 de diciembre se rubricó finalmente el acuerdo entre la Unión Europea (UE) y los países del Tratado del Mercado Común del Sur (Mercosur), Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela. El acuerdo en las negociaciones, que se habían extendido por más de dos décadas, supone la creación de la mayor zona de libre comercio del mundo. Fue la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula von der Leyen, la encargada de volar a Montevideo para sellar un acuerdo «verdaderamente histórico» con el bloque que pretende ofrecer nuevas oportunidades de expansión para las 60.000 empresas europeas que ya exportan a Mercosur.

Para aquellas que todavía no lo hacen, la idea es que puedan beneficiarse de aranceles reducidos, procedimientos aduaneros más sencillos y acceso preferencial a algunas materias primas que la UE necesita para distintas industrias estratégicas. La firma elimina de facto las barreras comerciales entre una población combinada de más de 700 millones de personas, ante el temor de que China, que ya ha expandido su presencia e inversiones en la región, se adelante al bloque comunitario.

Ganadores, perdedores y la alargada sombra de China: Las claves de Mercosur

Un acuerdo histórico, pero con muchas tensiones

Pese a lo histórico del acuerdo, el entusiasmo por la firma del tratado no es compartida por igual entre los países europeos, el acuerdo UE-Mercosur ha generado dudas sobre su impacto en el sector agroalimentario y la entrada de productos importados, con Alemania y Francia a la cabeza de las disensiones entre socios.

Con un fuerte peso de su sector agrícola, el país galo se opuso férreamente al acuerdo y, sin distinciones entre partidos políticos, lo leyó como «un puñal en la espalda» y una «traición» por parte de Von der Leyen. El Ejecutivo francés no es el único que percibe la firma del acuerdo como un desafío a sus intereses, máxime cuando el país galo atraviesa momentos complicados en el panorama geopolítico con la pérdida progresiva de influencia en África Occidental.

Como respuesta al acuerdo, los agricultores franceses encadenaron sucesivas manifestaciones a lo largo del mes, convencidos del impacto que Mercosur tendrá sobre el sector agroalimentario y el peligro que supone la entrada de productos importados. Un enfado que debe enmarcarse en un momento en que el sector ha atravesado malas cosechas, enfermedades del ganado y retrasos en las reformas prometidas. Las protestas son las últimas protagonizadas por los agricultores europeos, que el invierno pasado ya se concentraron contra las importaciones ucranianas y bloquearon las carreteras durante semanas.

En España, una sensación agridulce

En nuestro país la reacción no ha sido del todo igual a la francesa, pero rima. El pasado 16 de diciembre varios miles de agricultores, unos 5.000 según las organizaciones convocantes, se concentraron ante la madrileña sede del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) para protestar contra los acuerdos de libre comercio que, según denuncian, les perjudican y amenazan su actividad. Convocados por las asociaciones agrarias Asaja y COAG, y apoyada por Cooperativas Agroalimentarias, la concentración fue la primera de un calendario de protestas que se sucederán durante los próximos meses.

De forma similar a sus contrapartes galos, los sindicatos agrarios españoles creen que actualmente «todo» el sector agrario «se encuentra amenazado» por la proliferación de acuerdos de libre comercio, como Mercosur, Chile, Marruecos, Nueva Zelanda y otros.

A su juicio, estos pactos favorecen las importaciones de productos agrarios por debajo de costes de producción (como moneda de cambio de otros intereses) y sin cumplir las normativas de la UE, lo que impacta en los agricultores europeos y españoles con la pérdida de ingresos y de miles de explotaciones familiares anuales.

En Alemania, mientras tanto, la rúbrica del acuerdo se ha acogido con esperanza por el balón de oxígeno que pueda suponer para su sector industrial en decline, en especial el automovilístico. El hispanoamericano puede ser un mercado muy atractivo para los vehículos alemanes, que ven cómo la amenaza de los vehículos chinos les está haciendo perder terreno en el mercado doméstico. Aún así, la competencia promete ser fiera, China batió en 2023 su récord de exportación de vehículos al vender casi 5 millones de unidades al extranjero, y con la vista puesta en el mercado latinoamericano. En países como México, uno de cada cinco coches vendidos en la actualidad es chino. De hecho, BYD, el mayor vendedor mundial de eléctricos, anunció su intención de instalar una planta de fabricación de vehículos en el país, con el estado septentrional de Nuevo León como posible sede.

Italia es otro de los socios inquietos tras el acuerdo alcanzado. En una visita a Bruselas a finales de mes, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, trasladó a la Comisión las inquietudes del agro y el sector automovilístico italiano.

Con el frente americano cerrado, al menos por el momento, Bruselas se prepara para la segunda presidencia del republicano Donald Trump en Estados Unidos; un mandato que se espera venga caracterizado por una fuerte política de aranceles, que avanzó en su campaña.

Un recorrido histórico del Tratado de Mercosur

El Tratado del Mercado Común del Sur, popularmente conocido como Mercosur, ha sido uno de los bloques económicos más importantes de América Latina desde su creación en 1991. A través de los años, el bloque ha experimentado avances significativos, crisis internas, y una expansión hacia otros países de la región, además de modificaciones en su estructura.

El acuerdo tiene su origen en la firma del Tratado de Asunción el 26 de marzo de 1991, que estableció el bloque como una unión aduanera y una zona de libre comercio. Este tratado fue firmado por los presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con el objetivo de promover la integración económica y comercial, además de avanzar en la cooperación política y cultural.

Clave para entender el tratado es su contexto, marcado por el proceso de apertura económica y reformas neoliberales que vivían los países de América Latina, impulsados por la necesidad de generar mayores niveles de crecimiento económico mediante la cooperación regional.

Con la firma del documento, se rubricó también el inicio de un proceso que permitiría eliminar barreras comerciales internas, establecer una política comercial común frente a terceros y coordinar políticas macroeconómicas. A partir de esta firma, el bloque comenzó a consolidarse, y en 1994 se estableció el Protocolo de Ouro Preto, que otorgó al Mercosur una estructura institucional más sólida, creando el Parlamento del Mercosur (Parlasur), y dotando al bloque de órganos como el Tribunal Permanente de Revisión.

Expansión de Mercosur: adhesiones y crisis

A partir de su creación, Mercosur experimentó un proceso de expansión. En 1994, se sumó Bolivia como miembro asociado, fortaleciendo la presencia del bloque en la región andina. En 1995, Paraguay, Uruguay y Brasil firmaron un acuerdo con Chile para que este país participara de forma asociada, aunque sin convertirse en miembro pleno del bloque. Chile optó por este modelo por considerar que el Mercosur podría no ajustarse completamente a su modelo económico de apertura.

En 1999, Bolivia fue invitada a formalizar su participación como miembro pleno, tras la firma de un protocolo adicional. Durante este periodo, Mercosur logró avanzar en algunos acuerdos comerciales clave, incluidos tratados con la Unión Europea y otros bloques regionales.

Sin embargo, a partir de 2002 y hasta mediados de la década de 2000, Mercosur enfrentó desafíos internos que pusieron en duda su viabilidad. Los diferentes ritmos de crecimiento y las políticas económicas divergentes entre los países miembros, como la crisis económica en Argentina en 2001 y las tensiones comerciales entre Brasil y Argentina, afectaron la cohesión del bloque.

Expansión con tensiones

El 2012 fue difícil para Mercosur. En aquel año, el tratado continuó su proceso de expansión con la incorporación de una Venezuela bajo la presidencia de Hugo Chávez. La adhesión generó críticas tanto dentro como fuera del bloque. Las diferencias políticas entre los gobiernos de los países miembros provocaron fricciones. Por otro lado, la inclusión de Venezuela estuvo marcada por tensiones con los Estados Unidos y la Unión Europea, quienes vieron con escepticismo la creciente influencia política del bloque.

Ese mismo año Paraguay fue suspendido del acuerdo tras la destitución de su presidente, Fernando Lugo, en un juicio político, un proceso que fue considerado como un golpe de Estado por varios países miembros. La suspensión de Paraguay mostró las tensiones políticas internas del bloque y destacó las dificultades para mantener una visión común en cuestiones de democracia y derechos humanos dentro de Mercosur.

Un bloque en transformación

En los últimos años, Mercosur ha enfrentado desafíos tanto externos como internos. La crisis económica global, las tensiones internas por la presidencia pro tempore y los cambios políticos en varios países miembros han afectado el funcionamiento del bloque.

A partir de 2019, la presidencia de Jair Bolsonaro en Brasil y las políticas de Mauricio Macri en Argentina marcaron un giro hacia la apertura económica y el alejamiento de políticas más proteccionistas, lo que generó incertidumbre sobre el futuro del bloque. Sin embargo, a pesar de las tensiones, Mercosur continuó con su agenda de negociaciones internacionales, incluida la firma de un acuerdo con la Unión Europea en 2019, que han culminado con la rúbrica del acuerdo en diciembre de 2024.

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