Seis décadas separan los primeros pasos de la tímida conquista española del espacio de la frenética carrera espacial en la que está inmerso nuestro país en la actualidad. 60 años desde la creación de la Comisión Nacional de la Investigación del Espacio (Conie) –que vio la luz en 1963– hasta el lanzamiento del cohete Miura 1 por parte de la empresa ilicitana, PLD Space.
La Asociación Española de Tecnologías de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (Tedae) estima, en su último informe, que la industria espacial española factura alrededor de 1.000 millones de euros. De esta manera, el tejido empresarial contribuye al Producto Interior Bruto (PIB) con 1.726 millones de euros (0,1% del total). En cuanto al empleo, ocupa de forma directa a 5.900 personas y 14.500 indirectas. El gasto en I+D+i es de aproximadamente 294 millones de euros.
La conquista española del espacio
Ante estas cifras, nos preguntamos: ¿en qué punto se encuentra la carrera espacial española? ¿Cuáles son los objetivos de nuestro país para el futuro del sector?
Diego Rodríguez, director de Espacio en el grupo de ingeniería español Sener, da su visión como gran empresa: «El interés por el espacio ha crecido mucho. Observamos la aparición de numerosas iniciativas tanto empresariales (startups) como de universidades e institutos, que conforman un ecosistema rico y variado. Es un fenómeno de carácter universal y queremos jugar un papel más activo como país. Nos jugamos el papel de España en la siguiente década en la Agencia Espacial Europea (ESA), en los grandes programas de la Comisión, en las nuevas iniciativas comerciales o en el desarrollo de tecnología».
Desde la perspectiva de la empresa emergente, Francho García, CEO de Arkadia Space, señala que «estamos en nuestro mejor momento».
¿Por qué? «Por un lado, existe una industria consolidada muy potente que además tiene presencia en los grandes programas europeos, como el de lanzadores, el de observación de la Tierra de ‘Copernicus’, el de navegación por satélite con ‘Galileo’, o en telecomunicaciones con proyectos como ‘Caramuel’. Pero, además, ahora contamos con una nueva ola de empresas de reciente creación que aspiran a convertirse en grandes, y que, con apoyo de las establecidas, están haciendo que el sector espacial en España sea uno de los más prometedores en el ámbito europeo».
Emprender en el espacio
Las startups han tomado las riendas del despegue de la ‘Marca España’ más allá de las fronteras de nuestro planeta. PLD Space, Sateliot y Arkadia Space son ejemplos de esta nueva realidad. Tres empresas de una misma industria, pero con proyectos muy dispares.
Recientemente, la primera ha sido anunciada como adjudicataria del Perte Aeroespacial para desarrollar un lanzador espacial por 40,5 millones de euros. Raúl Torres, CEO y cofundador de PLD Space, señala: «Esto supone una oportunidad estratégica e industrial impresionante para nuestro país. Va a ser la primera vez que España se enfrente al desarrollo de un lanzador orbital».
El inicio de la actividad comercial de la compañía se espera para 2026 con el objetivo final de superar los 30 lanzamientos anuales en 2030.
Pasos para la conquista espacial española
Por su parte, Sateliot lanzará la primera constelación de nanosatélites de baja órbita para dar cobertura con estándar 5G para el Internet de las Cosas. ¿El objetivo? Monitorizar infraestructuras críticas como puentes, presas o ríos para prevenir las inundaciones en España y reducir su coste en indemnizaciones.
«No puedo decir que soy el mejor de España porque ser el mejor de España no sirve de nada en esta industria. Tenemos que ser los mejores del mundo. En estos momentos, hay alrededor de una docena de empresas que están destacando y de lo que tenemos que darnos cuenta es de que esto es una carrera a medio plazo. Son proyectos complejos en los que se tiene que invertir durante muchísimos años antes de poder pasar a una fase comercial», explica Jaume Sanpera, consejero delegado de la compañía.
Arkadia Space no se queda atrás. Aunque su CEO, Francho García, la define como «una recién llegada al sector espacial español», lo cierto en que es sus tres años de actividad ya se han posicionado como una empresa estratégica, «ya que España nunca ha contado con capacidades para desarrollar propulsión para satélites y vehículos espaciales. Además, el hecho de haber apostado por combustibles verdes, en vez de los tradicionalmente usados –tóxicos y cancerígenos– ha hecho que la Agencia Espacial Europea también apueste por nuestros desarrollos. Algo que podemos demostrar con los tres contratos que ya hemos ejecutado con la propia Agencia».
Sinergias siderales
El papel histórico de las grandes compañías españolas en esta carrera espacial ha allanado, en gran medida, el camino a las emergentes. Es el caso, por ejemplo, de Sener.
El grupo, que cuenta con oficinas en los cinco continentes, puede presumir de haber sido una de las primeras empresas con actividad aeroespacial en España. En 1966, abordó su primer proyecto en el mercado, con el desarrollo de una torre de lanzamiento en Kiruna (Suecia) para la Organización Europea para la Investigación Espacial (ESRO), germen de la actual Agencia Espacial Europea (ESA).
Actualmente, participa en los principales programas de la ESA e, incluso, de la NASA. En 2023, participaron en dos de las misiones espaciales más relevantes del año: Juice y Euclid. La primera, centrada en la exploración de Júpiter y sus lunas heladas. La segunda, una misión de cosmología de la ESA para estudiar la naturaleza del universo oscuro.
«A la experiencia y conocimiento de las empresas más tradicionales, las nuevas startups aportan innovación, flexibilidad y un enfoque diferente a los nuevos desafíos. El sector se va a ver muy beneficiado de la simbiosis derivada de ambos mundos», responde el director de Espacio de Sener acerca de la importancia de las sinergias entre grandes empresas y emergentes.
¿Qué opinan las startups?
Francho García considera esta cuestión «fundamental». Así lo argumenta: «Las startups venimos a sumar, buscando realizar las cosas de una forma diferente y más ágil, pero, en muchos casos, nos tenemos que apoyar e, incluso, dejar guiar por las grandes empresas. Hay muchas lecciones aprendidas y mucho conocimiento generado dentro de estas que nos puede ayudar muchísimo».
Jaume Sanpera destaca: «Muchas grandes compañías están dispuestas a adaptarse al nuevo entorno, pero hay otras que siguen asentadas en la confortabilidad de pertenecer a un sector que, hasta hace poco tiempo, era muy cerrado. Creo que las que sean capaces de abrirse y de competir en este nuevo mundo son las que van a sobrevivir».
¿Y qué hay de la colaboración público-privada? Cecilia Hernández, jefa del Departamento de Ciencia y Exploración de la Agencia Espacial Española (AEE) y presidenta del Comité del Programa Científico de la Agencia Espacial Europea, comenta que «la colaboración entre la AEE y las empresas está en una etapa inicial, pero ya se están tomando medidas para fortalecerla. Es crucial entender que no sólo el sector espacial se beneficia de esto, sino que también contribuye a otros sectores».
El desafío español
¿Qué desafíos enfrenta España para mantener su competitividad internacional? El consejero delegado de Sateliot lo tiene claro: «Existen miles de compañías por todo el mundo con las que estamos compitiendo cada día. Nuestras empresas requieren una inversión muy fuerte porque también habrá un retorno muy fuerte para el país».
Por su parte, desde Arkadia Space apuntan a «mantener unos niveles de financiación adecuados para no perder todo ese conocimiento que se ha ido generando todos estos años atrás». Francho García se muestra de acuerdo con Sanpera: «Tenemos que coordinarnos: la unión hace la fuerza. Si queremos competir con los grandes mundiales, como EE.UU. o China, los europeos nos tenemos que unir y sacar lo mejor de nosotros mismos. Cuando Europa se une somos más fuertes que cualquier otro país o continente. Tenemos el ejemplo del Airbus 320, que marcó un antes y un después en la industria aeronáutica, o el cohete Ariane 5, cuya hegemonía mundial duró más de una década».
«La alta competitividad del sector industrial espacial español también puede generar desafíos relacionados con la saturación de oportunidades, lo que requiere una gestión cuidadosa para no perder posibilidades», destaca Hernández.
Y añade: «La pandemia y los últimos conflictos globales han resaltado la escasez de suministros de materiales y componentes, lo que pone de manifiesto nuestra dependencia tecnológica. Es crucial trabajar en reducirla y diversificar las fuentes de suministro para garantizar la resiliencia del sector espacial español».
Diego Rodríguez resume las fortalezas del sector en tres palabras: experiencia, capacidad y variedad. Entre los aspectos a mejorar, «hay un cierto retraso en la evolución del modelo productivo para adaptarnos a un entorno que demanda mayor agilidad y competitividad. También, la necesidad de empresas de mayor tamaño que compensen la alta fragmentación del sector».