La factura de la luz baja. O eso nos dicen. Porque bajar baja, pero respecto al mes pasado. Y recuerden ustedes que fue en el periodo navideño cuando la factura energética batió récords históricos. La factura de la luz en el primer mes del año ha bajado un 4,5 %. Que no les engañen porque no tiene ningún mérito teniendo en cuenta lo que menciono un par de líneas más arriba.
Y ahora viene la explicación a mi desconfianza. Abra el cajón donde guarda los papeles -ese que existe en todos los hogares y que sigue su propio orden ininteligible – rebusque y encuentre la factura relativa al mes de enero de 2021. Si se ha pasado usted al mundo digital, cambie el cajón por una búsqueda rápida por palabras clave en su correo electrónico. Coloque una factura junto a la otra y deduzca por sí mismo. ¿Qué ha ocurrido?
Efectivamente, el ejercicio de volver atrás en el pasado nos revela que la cantidad que hoy pagamos se sitúa un 56 % por encima que la que un consumidor tipo con tarifa regulada pagó en el mismo periodo del año anterior. ¿Bajará en algún momento la factura al nivel que se manejaba antes? Permítanme dudarlo. Porque lo que ha subido puede detenerse, pero ya no vuelve a bajar. La factura seguirá siendo desproporcionadamente excesiva -con las consecuencias que eso acarrea para la economía doméstica y la producción industrial-, aunque se nos venda una falsa ilusión de bajada de precio.
Si 2021 fue el ‘annus horribilis’ de la energía, 2022 no tiene pinta de quedarse atrás. Si el encarecimiento de la luz les preocupa no pierdan de vista la otra materia prima energética que ocupa los titulares patrios. En la última semana, la gasolina ha marcado un precio medio de 1,52 euros el litro, su segundo valor más alto de la historia, según los datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea. Pero, esa es otra historia.