Dar el salto al mercado exterior es una “excelente decisión” que las empresas españolas han tardado mucho tiempo en tomar. Esta salida al extranjero está siendo más lenta si lo comparamos con otros países europeos. El respeto a un mercado nuevo, el desconocimiento de los trámites a realizar, la creencia de que se trata de un proceso muy “costoso” y el idioma, asegura Santiago Barbadillo, son los principales obstáculos.
Los primeros pasos para salir al exterior
El empresario debe estar convencido de que llevar a cabo la expansión de su negocio en el mercado internacional es la alternativa más adecuada. Si se lanza a ésta aventura debe hacerlo bien, recomienda el consultor de franquicias, debido a que se va a enfrentar a un mercado “que bien aprovechado puede ser muy fructífero para su firma”.
Conocer las diferentes maneras de exportar un negocio “constituye un aspecto fundamental”, señala Barbadillo. El empresario encontrará dos modelos para franquiciar su negocio fuera de su país:
- Área Development o desarrollador de zona: Se trata de un empresario, oriundo del país donde se ubicará el futuro negocio y que actuará como franquiciador central. Recibirá el derecho de la cadena para buscar interesados en abrir establecimientos de la firma en un periodo de tiempo y en un territorio determinado.
- Master franquiciador: Se refiere a la figura del franquiciado habitual, al que se suma el derecho de poder subfranquiciar el negocio a otros.
Estudiados ambos conceptos, la cadena de origen debe valorar, elegir y decidir cuál sería la fórmula más interesante para aplicar en el extranjero.
Aprovecha internet y el turismo
El siguiente paso y muy importante, es “vender el negocio” o explicarlo a potenciales clientes fuera de España. Para ello puede acudir a ferias Internacionales, donde se reúnen y acuden especialistas, así como un gran número de personas interesadas en abrir un negocio.
Aprovechar la visibilidad que ofrece Internet, contactar con otras empresas que se han establecido en el país elegido por el franquiciador y estudiar el mercado, son otros aspectos que no hay que olvidar, cuando se decide expandir un negocio en el extranjero.
Barbadillo recomienda utilizar la fuerte afluencia de turistas a España para “la captación de clientes gratuita”. Éstos acuden a los establecimientos españoles y pueden decidir “exportar e invertir en los modelos de negocio que ven a sus países de origen”.
Gastos y trámites
Los gastos que va a tener una empresa que decide salir al exterior “no van a ser superiores o diferentes” a los que pueda tener en España, al ser el franquiciado el que invertirá en el negocio y asumirá el coste de la instalación.
De igual forma, será el nuevo socio el que realizará todos los trámites necesarios en su país, al conocer el mercado, las instituciones y organismos a los que acudir para legalizar la empresa, con lo cual el propietario de la firma no tendrá que “preocuparse por la burocracia, impuestos o papeleo necesario para instalar su franquicia en el país elegido”.
Riesgos y peligros
Una empresa que comienza su expansión en el extranjero debe llevar a cabo una serie de acciones antes de elegir a su socio internacional, sobre todo cuando escoge la figura del ‘Master Franquiciador’. Éste será el interlocutor único de la marca en el país por lo que, en el caso de que “este fracasara por su mala praxis”, ocasionaría un impacto negativo para la enseña.
“Para arriesgarse y estar seguro de que la alianza va a ser fructífera”, recomienda Santiago Barbadillo, quien explica hay que plantearse contar con el asesoramiento de profesionales. Este consultor ecplica que es mejor “no jugárselo todo a una carta e intentar dejar el negocio en manos de más de un interlocutor”.