Constitución exprés de sociedades en Valencia: ¿realidad o mito?
José Miguel Moreno García, Abogado especialista en Derecho Mercantil en GRA Consultores
La Industria 4.0 ha transformado la forma en que las empresas gestionan su cadena de valor gracias a la digitalización y el uso masivo de datos. Esta nueva era industrial se basa en tecnologías como la inteligencia artificial, el Internet de las Cosas (IoT), el blockchain y el análisis avanzado de datos, convirtiendo a los datos personales y corporativos en activos estratégicos. En este contexto, cada usuario es a la vez proveedor y receptor de productos y servicios digitales.
Además del impacto en la productividad y la eficiencia, estas herramientas digitales se han convertido en aliadas clave para avanzar hacia una economía circular. Las plataformas inteligentes, los dispositivos conectados y el uso del big data permiten optimizar procesos, reducir el consumo de recursos y minimizar la huella ambiental. La conectividad digital entre personas, productos y sistemas se ha convertido en un potente catalizador para nuevas oportunidades empresariales.
La transformación digital también exige responsabilidad ambiental. Servicios en la nube, infraestructuras digitales y centros de datos deben optimizar su consumo energético y reducir emisiones. Las empresas que integren soluciones tecnológicas sostenibles, mejorando la captura y análisis de datos, comunicación interna y transparencia, lograrán una ventaja competitiva en un mercado cada vez más consciente de su impacto.
En el sector del transporte, por ejemplo, la digitalización ha mejorado los procesos internos, pero también ha elevado el debate sobre el impacto energético de toda la infraestructura digital necesaria. En una sociedad del conocimiento donde se generan y procesan datos a gran escala, los Centros de Procesamiento de Datos (CPD) son piezas clave. Se estima que existen más de 22.000 millones de dispositivos conectados a Internet, lo que incrementa exponencialmente la demanda energética.
Los CPD, también conocidos como Internet Data Centers (IDC), alojan los recursos computacionales esenciales para organizaciones y proveedores. Aunque parecen invisibles, consumen una cantidad significativa de energía. El sector digital representa aproximadamente el 3,8 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, una cifra que sigue creciendo con el aumento de la demanda digital.
Según datos de diversas entidades ecologistas, si internet fuera un país, sería el sexto más contaminante del mundo. Cada minuto se envían millones de mensajes, se visualizan horas de contenido y se generan miles de búsquedas, lo que requiere una infraestructura siempre activa y energéticamente exigente. El principal responsable de la huella ecológica de los centros de datos es su consumo eléctrico, que incluye servidores, redes, antenas, sistemas de refrigeración y baterías de respaldo.
Actualmente existen unos nueve millones de centros de datos en el mundo, y solo los ubicados en EE. UU. consumen el 10% de la energía nacional. Según Jon Koomey, investigador de Stanford, el ecosistema digital representa entre el 8 % y el 10 % del consumo energético global. Los centros de datos por sí solos suman entre el 1,5% y el 2%. Este impacto obliga a buscar soluciones que equilibren eficiencia tecnológica y sostenibilidad ambiental.
Soluciones tecnológicas para centros de datos sostenibles
Frente a este panorama, los operadores tecnológicos apuestan por una transición hacia los Green Data Centers. Estas instalaciones están diseñadas y operadas bajo principios de sostenibilidad, minimizando su huella energética y el uso de recursos. Entre las tecnologías clave para reducir el impacto ambiental destacan:
La arquitectura verde de los centros de datos incluye también el uso de materiales de construcción sostenibles, reciclaje de residuos, paisajismo ecológico, energía solar, bombas de calor y vehículos eléctricos. Grandes compañías como Google ya han alcanzado un PUE (Power Usage Effectiveness) de 1,12, muy por debajo del 1,6 considerado eficiente.
A medida que el uso de Internet y los dispositivos conectados crece sin freno, se vuelve imprescindible avanzar hacia un modelo digital más eficiente, ecológico y transparente. La Industria 4.0 y la economía circular no deben avanzar en caminos paralelos, sino converger hacia soluciones que integren innovación y sostenibilidad.
En definitiva, construir un futuro digital responsable implica entender que cada clic, cada dato y cada servicio en la nube tiene un coste energético. Apostar por tecnologías limpias, mejorar la eficiencia de los centros de datos y fomentar una cultura digital sostenible es tan importante como seguir innovando.
Solo así, la revolución digital podrá ser también una revolución verde.
José Miguel Moreno García, Abogado especialista en Derecho Mercantil en GRA Consultores
Matteo Pressacco, EU Projects Consultant-European Funds en Euro-Funding
Mariana Longobardo, Directora en Servicio de Estudios BME