Constitución exprés de sociedades en Valencia: ¿realidad o mito?
José Miguel Moreno García, Abogado especialista en Derecho Mercantil en GRA Consultores
Tanto la bioeconomía como la economía circular han generado atención creciente durante la década pasada. A finales de la misma, un concepto que combinaba aspectos importantes de ambas realidades empezaba también a sonar con fuerza, la bioeconomía circular se estaba gestando. Primero, vamos a entender las raíces de los conceptos de partida desde la perspectiva de las políticas de la Unión Europea, para luego tratar los nexos de ambas.
En febrero de 2012, la Comisión Europea (CE) lanzaba una comunicación que tiene por título: “Innovar para un crecimiento sostenible: una bioeconomía para Europa”. Esta estrategia proporcionaba un primer marco para estimular el desarrollo del conocimiento, la investigación y la innovación en este campo. El documento define la bioeconomía como la producción de recursos biológicos renovables y su conversión en alimentos, piensos, bioproductos y bioenergía. Según la Estrategia de Bioeconomía actualizada que fue publicada en 2018, la bioeconomía cubre todos los sectores y sistemas que dependen de los recursos biológicos (animales, plantas, microorganismos y biomasa derivada, incluidos los residuos orgánicos), sus funciones y principios.
La bioeconomía abarca y une: los ecosistemas terrestres y marinos y los servicios que ofrecen; todos los sectores de producción primaria que utilizan y producen recursos biológicos (agricultura, silvicultura, pesca y acuicultura); y todos los sectores económicos e industriales que utilizan recursos y procesos biológicos para producir alimentos, piensos, bioproductos, energía y servicios (excepto biomedicina y biotecnología de la salud).
Una publicación del año 2020 del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea que tiene en cuenta las premisas de esta estrategia actualizada, estimaba que el tamaño de la bioeconomía de la UE-28 en 2015 alcanzó 1,46 billones de euros de valor añadido, lo que supone el 11% del PIB. Este dato nos puede ayudar a captar la importancia que ya tiene el sector y el camino que todavía le queda por recorrer.
La CE dio a conocer su primer plan de acción en economía circular en 2015. Dicho paquete incluía una serie de modificaciones a la legislación existente en materia de tratamiento de residuos y reciclaje, y una comunicación titulada “Cerrando el ciclo – Un plan de acción de la UE para la economía circular”. En dicho documento, la economía circular se definía como aquella en la que el valor de los productos, materiales y recursos se conserva durante el mayor tiempo posible y donde se minimiza la generación de residuos.
En el concepto de economía circular, el modelo de producción lineal (tomar, hacer, usar y desechar) se sustituye por un modelo circular en el que los residuos permanecen en el ciclo del sistema el mayor tiempo posible. La economía circular busca aumentar la proporción de recursos renovables o reciclables y reducir el consumo de materias primas y energía y, al mismo tiempo, proteger el medio ambiente mediante la minimización de emisiones y corrientes secundarias.
En 2020, la CE adoptaba un nuevo plan de acción en economía circular como uno de los principales pilares del Pacto Verde Europeo. El nuevo plan de acción tiene en cuenta todo el ciclo de vida de los productos. El plan se centra en los sectores que utilizan más recursos y donde el potencial de circularidad es mayor: electrónica y TIC, baterías y vehículos, embalaje, plásticos, textiles, construcción y edificios, alimentos, agua y nutrientes.
La bioeconomía circular ocupa la intersección de dos conceptos que, como hemos visto, han sido trabajados casi en paralelo durante la década pasada. Las dos agendas políticas poseen objetivos y áreas de intervención coincidentes. Tiene sentido crear sinergias para fusionar modelos y estrategias, pero ha de hacerse de manera coherente y cuidadosa para asegurar que los recursos son usados de manera más productiva y eficiente.
Paul Stegmann et ál. (2020) han propuesto la siguiente definición basándose en elementos destacados en literatura previa: la bioeconomía circular se centra en la valorización sostenible y eficiente de biomasa a través de cadenas de producción integradas y multiproducto (por ejemplo, biorrefinerías) al mismo tiempo que se hace uso de residuos y se optimiza el valor de la biomasa a lo largo del tiempo a través de cascadas.
El uso de la biomasa como recurso es el punto de intersección clave entre la bioeconomía y la economía circular. La preocupación por la alteración de las cadenas alimentarias y otras cuestiones relacionadas con la sostenibilidad ha propiciado un giro hacia el uso de biomasas categorizadas como coproductos, subproductos y residuos (por ejemplo, restos de clareos forestales o la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos).
La utilización de corrientes de biomasa residual como materia prima para la generación de bioproductos puede suponer una reducción drástica de los residuos a escala global. Y, presenta claras coincidencias con el modelo de economía circular: mitigar la dependencia de materiales vírgenes, mantener los materiales en el sistema por más tiempo, cerrar bucles e incrementar la productividad de los recursos. Al mismo tiempo, se busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a través del uso de materias primas renovables en lugar de fósiles (OECD, 2018).
Otro aspecto importante es que la economía circular tiende a centrarse en los procesos urbanos e industriales, mientras que la bioeconomía se centra en la innovación basada en los recursos biológicos en un contexto predominantemente rural. El concepto de bioeconomía circular fusiona estas dos tendencias y vincula comunidades urbanas y rurales (Lauri Hetemäki et al., 2017).
Otras convocatorias:
A nivel nacional existen programas más focalizados en I+D+I y Sostenibilidad donde la economía circular está muy presente como prioridad temática esencial en actuaciones industriales. Asimismo, programas basados en el uso de energías naturales y renovables, como es el caso de la biomasa (como ejemplo), se encuentran actualmente abiertos en todas las comunidades Autónomas hasta 31 de diciembre de 2023.
José Miguel Moreno García, Abogado especialista en Derecho Mercantil en GRA Consultores
Matteo Pressacco, EU Projects Consultant-European Funds en Euro-Funding
Mariana Longobardo, Directora en Servicio de Estudios BME