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Humano vs. robot: ¿Me quitará una máquina el empleo?

Publicado a 01/01/2025 18:23 | Actualizado a 03/01/2025 9:41

La inteligencia artificial (IA) nos ha explotado. Un argumento de filme blockbuster de ciencia ficción hace apenas un par de años; una herramienta rutinaria de trabajo, en la actualidad. Sin ir más lejos, la imagen que ilustra este reportaje está elaborada desde cero con un asistente de inteligencia artificial. Juzgue usted mismo la calidad de los acabados. Ante este panorama surge la gran pregunta: ¿puede una máquina sustituir el trabajo de un ser humano?

Aunque a priori no nos parezca una realidad muy cercana, la ‘IA asalariada’ es una cuestión que ya genera recelo entre los empleados de carne y hueso. Según una encuesta mundial elaborada por Boston Consulting Group –en la que han participado más de 13.000 directivos, mandos intermedios y empleados–, el 42 % de los trabajadores considera que su empleo dejará de existir en la próxima década debido a esta tecnología.

Humano vs. robot: ¿Me quitará una máquina el empleo?

¿Hay motivos para preocuparse? La respuesta es: según el sector al que pertenezcas. El tipo de tarea a la que te dedicas marca si la inteligencia artificial va a poder automatizar o no tu jornada laboral. De hecho, ya se han detectado algunos de los sectores más afectados. Por orden de afección, de mayor a menor: la banca, los seguros y el desarrollo de software.

El nexo común entre estos tres sectores –y todos los que vendrán en adelante– es que se basan en tareas muy estructuradas y repetitivas. Así lo explica el profesor de investigación del Instituto de Inteligencia Artificial del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Juan Antonio Rodríguez: «Con la tecnología actual y futura va a ser muy posible realizar ese tipo de tareas a través de la IA. El ejemplo paradigmático es lo que ya está ocurriendo en el área de atención al cliente. Hasta ahora había grandes ‘call centers’ llenos de personas. Sin embargo, estos se están sustituyendo progresivamente por tecnologías de inteligencia artificial porque se trata de tareas muy estructuradas y muy fáciles de reemplazar».

Los empleos que vienen (y los que se irán)

Un reciente informe de Accenture estima que el 40 % de todas las horas trabajadas actuales podrían verse afectadas por los grandes modelos de lenguaje como ChatGPT. No obstante, esto no apunta necesariamente a un reemplazo de la masa laboral por superordenadores. Según el mismo estudio, el 65 % del tiempo que pasamos en estas tareas puede ser transformado en actividades más productivas a través de la automatización. De ahí que una gran cantidad de nuevos empleos estén protagonizando su entrada en el mundo laboral.

El Foro Económico Mundial predice un aumento en el año 2027 –un futuro muy cercano, por cierto– del 40 % en el número de especialistas en IA y aprendizaje automático; del 35 % en analistas y científicos de datos; y un incremento del 31 % en analistas de seguridad de la información. Estas cifras agregarían un total combinado de 2,6 millones de nuevos empleos. En apariencia una buena noticia, pero, no olvidemos que, como cualquier otra disrupción, la IA es un arma de doble filo para el mercado laboral.

Por una parte, explica Rodríguez, permite incrementar muchísimo la productividad: «En el desarrollo de software, por ejemplo, las herramientas que están apareciendo que llevan incorporada la IA son tan buenas que la productividad de un programador se multiplica por diez. Además, te ayudan a corregir errores a medida que vas programando». Por otra, en su opinión, este aumento en la celeridad de ejecución «apunta a despidos masivos en sectores específicos. ¿Para qué contratar 100 programadores si puedes tener solo 10?».

¿Realidad o ficción?

Más allá de suposiciones, lo cierto es que la industria de la inteligencia artificial es un gigante que, aunque no ha hecho más que despertar, ya genera unas cifras de impacto. Según datos del portal estadístico alemán Statista, en 2023, el tamaño global de este mercado rondaba los 208.000 millones de dólares. Una auténtica joya económica. Según datos de PwC, el 73 % de las empresas de Estados Unidos ya utilizan la IA en algún aspecto de su negocio; mientras que, en España, el porcentaje se sitúa cerca del 40 %.

Llegados hasta aquí, nos preguntamos: ¿cuál ha sido el punto de inflexión para que esta tecnología haya cogido el carril de aceleración? «Es un caso muy interesante de perseverancia científica», expresa el investigador del CSIC.

Y es que la inteligencia artificial no es una desconocida para la comunidad científica desde hace varios años, pero sí para el ciudadano medio. La aproximación popular más cercana a esta tecnología residía, quizá, en las butacas de las salas de cine. Desde HAL 9000, la hostil supercomputadora con conciencia propia de 2001: Una odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968) hasta los rebeldes ‘replicantes’ de Blade Runner (Ridley Scott, 1982).

Sin embargo, hace unos días conocíamos que los premios Nobel de Física y Química de este año recaían en sendos científicos que han basado sus carreras en la IA: Geoffrey Hinton y Demis Hassabi, respectivamente. Ambos hechos «muy sorprendentes», pues, hasta hace bien poco, no era una disciplina «respetada».

¿Qué ha ocurrido? En palabras de Juan Antonio Rodríguez, las técnicas que han permitido que la IA tenga éxito se desarrollaron hace varias décadas, pero requerían de una capacidad de cómputo muy grande. «No teníamos las máquinas necesarias para poder usar esas técnicas y aprovecharnos de ellas resolviendo problemas reales. Solo podíamos resolver problemas pequeños y artificiales, de ‘juguete’», explica.

Nuevas computadores, nuevos horizontes

Hace aproximadamente una década, la aparición de nuevas arquitecturas de computadoras más modernas y con capacidad de procesamiento paralelo de la información, permitieron rescatar todas esas técnicas «que estaban en un cajón y a las que nadie hacía caso».

Y así hasta hoy día dónde cualquier persona con acceso a un ordenador o un dispositivo móvil puede ‘trastear’ con esa primera de muchas capas que conforman el universo de la inteligencia artificial. ¿A quién no le suena o, incluso, utiliza durante su jornada laboral ChatGPT, Dall-E o Gemini?

¿La inteligencia artificial me dejará sin trabajo?

Números rojos. Desde Randstad alertan de que en los próximos diez años desaparecerán 400.000 puestos de trabajo a causa de esta nueva tecnología. El resultado proviene de la resta entre los puestos que estiman que se crearán (1,6 millones) y los que se perderán (dos millones). Incluso, el Banco de España se pronunció recientemente sobre este tema. Eso sí, muestra un tono más positivo. Juan Francisco Jimeno, asesor de Economía y Estadística de la entidad, sostiene que las ocupaciones más expuestas a las nuevas tecnologías han ganado peso en el empleo.

Por tanto, este resultado apuntaría a que los efectos positivos sobre el empleo del aumento de la productividad –fruto de la complementariedad entre tecnología y trabajo humano y de la creación de nuevos empleos– serían mayores que el impacto negativo sobre el empleo resultante de la sustitución de trabajadores por máquinas.

Desde que la inteligencia artificial ha dado el salto de los laboratorios a la industria ha surgido una nueva necesidad, la de asegurar que esa IA sea ética y regulada. De ahí, surgen reglamentos como la Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea. Su objetivo principal es crear un marco legal que permita el desarrollo y uso de la IA de manera segura, ética y confiable en Europa en todos los ámbitos, incluido, por supuesto, el laboral.

Rodríguez añade un elemento a este debate: «En el momento en el que esa IA nos ayuda a hacer nuestro trabajo y delegamos tareas importantes, entonces, se plantea otro gran problema: que los humanos confiemos en esa inteligencia artificial».

Y ejemplifica: «Imagínate que eres radióloga en un hospital y tu sistema de inteligencia artificial te dice que no hace falta hacerle más pruebas a una paciente determinada porque predice que no tiene ningún problema de salud. ¿Confías en ella? Está la vida de una persona en juego». En esa confianza juega un papel fundamental comprender cómo funciona esta tecnología. Además, «es importante que nos explique el porqué y que justifique las decisiones que nos propone».

El caso Klarna

La decisión de la fintech sueca Klarna de reducir su plantilla en más de 2.000 empleados y reemplazarlos con inteligencia artificial ha abierto las puertas a un debate –ya no tan lejano– sobre el futuro y el impacto de la tecnología en la fuerza laboral. El área más afectada ha sido la de atención al cliente.

Todo comenzó cuando la compañía se alió con OpenAI –la estadounidense responsable de la creación y desarrollo del famoso ChatGPT– para incluir en sus procesos de trabajo estos modelos de lenguaje. Según Klarna, su IA es capaz de realizar el trabajo de 700 empleados y que los usuarios resuelvan sus incidencias en un tiempo medio de dos minutos (frente a los 11 minutos que eran necesarios antes). Esta estrategia empresarial ya les ha permitido incrementar sus beneficios un 27 % respecto al ejercicio anterior. ¿Y qué opinan los usuarios? La satisfacción del cliente ha aumentado un 25 %.

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