En España se desperdician 1.201,92 millones de kilos y litros de alimentos y bebidas al año. Se trata de una cifra que pone en evidencia la magnitud de un problema social, medioambiental y económico. Además de millones de personas que pasan hambre en el mundo cada día, el desperdicio alimentario también supone una preocupación para muchas empresas, dado que tirar alimentos a la basura tiene un coste económico importante.
Para hacer frente a este problema, Phenix nació hace 10 años en Francia con una visión económica y ética: ayudar a las empresas a la gestionar sus excedentes y que estos puedan aprovecharse mediante la donación. La empresa fue fundada por Jean Moreau, junto a otro socio, tras varios años en el sector bancario. La compañía ya tiene más 200 empleados, está presente en cinco países y ha salvado más de 170 millones de raciones de comida.
Su director general en España, Jean Baptiste Boubault, explica que gran parte del trabajo que realizan desde Phenix consiste en educar y concienciar a las empresas de los beneficios que tiene donar alimentos desde el punto de vista económico, pero también social. «Justamente la donación es uno de esos pocos proyectos que cumplen con objetivos financieros, éticos y sociales», explica.
Una solución frente al desperdicio alimentario
– ¿Cómo surge la idea de crear una empresa para evitar el desperdicio alimentario? ¿Cómo llega a España?
Este 2024 celebramos los 10 años de la empresa, que es de origen francés. La montaron dos socios que, con el conocimiento que tenían de la industria alimentaria, veían que muchas empresas tienen excedentes de alimentos y no saben cómo optimizar la gestión de estos. Por otro lado, desgraciadamente estamos en una sociedad que genera pobreza y hay personas que necesitan ayuda. Entonces vieron dos problemas que se podían arreglar a la vez.
Además, dos años después del nacimiento de Phenix, en Francia se puso en marcha una ley que incentivó mucho la donación de alimentos, especialmente como alternativa a la destrucción cuando hay exceso de stock. Entonces, esta bonita idea cobró forma con esta ley porque fue un impulso importante para las empresas del sector, para que comenzasen a considerar esta opción de la donación como alternativa a la destrucción.
Hoy ya somos 200 empleados y el próximo año esperamos facturar 20 millones de euros. En el día a día demostramos que podemos ser una empresa privada, como cualquier otra con capital privado y generar ganancias, y a la vez ayudar a arreglar un problema social.
Alcampo y Danone, entre sus clientes
– Trabajáis con empresas, entidades sociales y consumidores. ¿Cómo funciona vuestro servicio?
Tenemos varias líneas de negocio, pero la más importante sigue siendo el servicio que prestamos a las empresas del sector alimentario. Nuestro cliente es la empresa tanto distribuidora como fabricante. Por ejemplo, trabajamos con Alcampo, pero también con Danone. Ellos nos pagan un servicio y les ayudamos a identificar cuánto excedente tienen, dónde lo tienen y la razón por la actual se ha generado, así como a medirlo de forma precisa y solucionarlo.
¿Por qué no lo hacen ellos solos? Porque es un trabajo que se aleja de lo que las empresas de la industria alimentaria saben hacer, que es producir y vender. Cuando se salen de este guion, lógicamente están perdidos y no saben cómo optimizar. Nosotros somos expertos en qué hacer con este excedente y todo lo que se pueda donar, lo donamos.
Prestamos este servicio apoyándonos en dos patas: tecnología y servicio humano, que son las dos caras de una misma moneda. Cuando empezamos a trabajar con un cliente, hacemos una auditoría para ver dónde está el excedente, cuánto hay, por qué se genera, qué se puede donar y cómo podemos organizarnos.
Si tenemos una tienda o un supermercado, con buena voluntad nos podemos organizar para detectar qué productos van a caducar y donarlos. Sin embargo, cuando tenemos 300 supermercados y hay que organizarse a escala, donar es muy complicado, porque hay muchos costes y no es una prioridad. Nosotros nos encargamos de que esto sea un proceso fácil de implementar, respetar la ley y limitar los riesgos.
Muchas veces la percepción de las empresas que donan es que asumen un riesgo. Porque si se organizan mal y donan un producto fuera de fecha, les puede perjudicar.
Experiencia de más de 10 años
– ¿Con cuántas empresas y entidades sociales trabajáis?
Ahora en España trabajamos con más de 20 empresas distintas, tanto de distribución como mayoristas o fabricantes, y colaboramos con unas 50 entidades sociales.
A nivel global, trabajamos con más de 500 empresas y colaboramos con más de 3.000 entidades sociales.
– ¿Qué os diferencia de otras compañías que también ponen solución al problema del desperdicio alimentario?
Hay muchas empresas que pretenden ayudar proporcionando soluciones contra el desperdicio alimentario, en España habrá más de 50.
Nosotros tenemos un conocimiento muy profundo en distribución y fabricación porque llevamos 10 años en el mercado. Muy pocas empresas tienen esta experiencia, las empresas españolas se han puesto en marcha en los últimos tres o cuatro años. Nosotros empezamos antes en Francia porque allí se instauró antes la obligatoriedad de la donación, así como un incentivo fiscal. Esto nos da una ventaja en cuanto a la experiencia y a la capacidad de prestar nuestro servicio a gran escala en todo el territorio.
El 30% de los alimentos se acaban desperdiciando
– ¿Qué cantidad de alimentos se están desperdiciando cada año?
A escala mundial más del 30% de los alimentos producidos se acaban desperdiciando. Parece una barbaridad, pero aquí agrupamos toda la producción del sector primario, la distribución, la fabricación, el almacenaje, el transporte, etcétera.
En cuanto al desperdicio en los hogares, dos de cada tres alimentos se desperdician de media en Europa y en España la estimación es un alimento de cada cuatro. Esto nos indica que España no está a la cola a nivel mundial.
El marco regulatorio español
– ¿Cómo está el marco regulatorio en España con el desperdicio alimentario?
Hay directivas directivas europeas desde hace unos años que los países están aplicando poco a poco a nivel local. España es de los países que lleva más tiempo con acciones, educando y sensibilizando al sector a nivel estatal.
Últimamente se han dado varios cambios que creo que son relevantes y que demuestran que España va por buen camino. Hace dos años se puso en marcha una primera ley que estableció lo se llama «la jerarquía de prioridades». Básicamente obliga a seguir un orden de prioridad para ver cómo se ha de gestionar aquello que ya no se puede vender.
También un hubo otro cambio importante que mejoró lo que yo llamo la ecuación económica de la donación. Antes, en España, cuando una empresa declaraba una donación a Hacienda, estaba informando de un producto que sacaba de su stock y había que liquidar IVA sobre el valor de este stock. Esto se consideraba un poco una locura por parte de las empresas, porque si yo estoy donando, ¿por qué Hacienda me está cobrando más IVA? Esto hace un par de años se anuló y se instauró el IVA cero sobre las donaciones, que es una ayuda importante y lógica.
Los beneficios de donar y evitar el desperdicio alimentario
– ¿Qué oportunidades ofrece para un empresa donar?
En enero del 2024, se reformó lo que se llama la Ley de Mecenazgo y se pasó del incentivo fiscal del 35% sobre el valor del producto donado al 40%. Se mejoró cinco puntos. Esto es una ayuda que se calcula sobre impuesto de sociedades a final del año. Si yo he donado un valor de 1.000 euros, pues el Estado me autoriza a descontar de mi impuesto en sociedades el 40%.
Cuando ves todo esto en conjunto: dejar de pagar IVA y la ayuda fiscal, esto crea un nuevo paradigma para las empresas. Mi trabajo, precisamente, es educar a las empresas en España. A pesar de todos estos cambios normativos de los últimos años, muchas empresas siguen pensando que donar no es interesante. Yo ahora les demuestro, de forma muy clara, que es más interesante que antes. Esto ayuda a que cambien de opinión respecto a la donación.
Demostramos que donde ven una pega, hay una oportunidad. Cuando conseguimos cambiar este punto de vista y ven la implicación económica de aplicar esta ley, se dan cuenta de que justamente la donación es uno de los pocos proyectos que cumplen con objetivos financieros, éticos y sociales.