La Fed lo ha vuelto a hacer. Por quinta vez consecutiva, además. La Reserva Federal de Estados Unidos lleva generando incertidumbre en el panorama económico global con su postura vacilante sobre la bajada de los tipos de interés recurrentemente. El miércoles ‘cumplió’ de nuevo las expectativas y mantuvo los tipos de interés en la horquilla de entre el 5,25% y el 5,50%.
Si bien algunos analistas aplauden la cautela de la Fed ante la volatilidad actual, otros temen que la falta de claridad pueda frenar la recuperación económica. Por su parte, el banco central estadounidense no cierra la puerta a que haya tres posibles recortes hasta finales de año.
Ante esta situación, nos preguntamos: ¿cómo influye y qué provoca en las economías mundiales esta extensa cautela en la decisión de bajar los tipos de interés?
¿Por qué la Fed no baja los tipos?
El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) ha explicado que la decisión se ha tomado con el objetivo de lograr el máximo empleo y devolver la inflación al objetivo del 2%.
Los gobernadores de la Fed también han anticipado que los tipos de interés se moverán en una horquilla mediana tres cuartos de punto por debajo de la tasa actual, con lo que la Fed ejecutaría tres bajadas de tipos a lo largo del año. Según esa previsión -que no tiene por qué cumplirse- los tipos se situarán en 2024 en el 4,6% (equivalente a un rango del 4,5% al 4,75%), para recortarse al 3,9% en 2025 y llegar al 3,1% en 2026. El pronóstico para los dos próximos años es tres y dos décimas de punto superior, respectivamente, a lo avanzado en diciembre.
Manuel Pinto, analista de XTB, se pronuncia así sobre la reunión de la Fed: «Vemos un entorno muy positivo para los mercados en el corto plazo, pero con muchas dudas a partir del mes de junio. En estos momentos, no vemos ninguna razón de peso que implique el inicio de los recortes de tipos por parte de la Fed. Sus últimas proyecciones estiman un crecimiento económico superior al esperado, una inflación al alza y un empleo muy fuerte. Eliminando, de hecho, referencias a una posible desaceleración de esta variable en el corto plazo, como sí se indicaba en enero».
No news is good news
Además, a los riesgos geopolíticos existentes que pudieran elevar el precio de las materias primas energéticas, se suma una desaceleración en el ritmo de la reducción de balance de la Fed, lo cual suma un nuevo riesgo inflacionario.
La Fed basa sus decisiones principalmente en la evolución del PIB, de los precios y del mercado laboral. El índice de precios al consumo (IPC) subió al 3,2% en febrero en tasa interanual. Mientras que respecto a enero aumentó un 0,4%, por encima de lo esperado por los analistas y muy lejos de la meta del 2%.
A su vez, Estados Unidos cerró 2023 con un crecimiento de su PIB del 3,1%, según la Oficina de Estadísticas Económicas (BEA, en inglés), y dejó así atrás las preocupaciones sobre una recesión. La creación neta de nuevos puestos en febrero resultó en 275.000 empleos, en comparación con los 229.000 de enero. Una cifra que volvió a demostrar la fortaleza del mercado de trabajo estadounidense.
Los ¿tres? recortes en los tipos de interés
«El mercado descuenta que habrá tres recortes de tipos, estimación similar a la que existía previamente a la reunión. Sin embargo, el tipo de interés medio proyectado para el año que viene ha pasado del 3,6% al 3,9% y creemos que en las próximas reuniones seguirá subiendo. En un escenario en el que la mitad de los miembros de la Fed votan a favor de recortar menos de tres veces los tipos de interés, y dados los datos actuales, nos parece arriesgado iniciar este cambio de política monetaria en la reunión de junio, o incluso septiembre, al no estar la inflación cerca de su objetivo», explica Pinto.
Y agrega: «Es aquí donde podríamos empezar a ver altos niveles de volatilidad. Eso sí, de momento ‘no news is good news’, con la figura de Jerome Powell -presidente de la Fed- asomando como gran aliado de los mercados».
Para el representante del banco central estadounidense, los tipos pueden haber alcanzado su pico en este ciclo de ajuste. Y, en algún momento de este año, podría ser apropiado comenzar a bajarlos si la economía evoluciona favorablemente.
La cautela por bandera
¿Puede un exceso de cautela resentir el desarrollo de la economía global? Powell advierte de que se está en una situación en que si se relaja la política de tipos demasiado o demasiado pronto la inflación podría subir. Si se hace demasiado tarde se pueden causar «daños innecesarios al empleo», por lo que desde la Fed se insistió en la necesidad de «tener cuidado».
Para el organismo, aunque la situación económica es incierta, los riesgos para alcanzar los objetivos de empleo e inflación se están acercando a un mejor equilibrio. Hecho que no evita que el FOMC esté dispuesto a ajustar la orientación de la política monetaria si surgen riesgos.
Powell añadió, por otra parte, que seguirán el ritmo de reducción de su programa de compra de bonos para inyectar más liquidez al sistema y lo finalizarán «lo suficientemente pronto para evitar turbulencias». Aunque «vigilando el sistema bancario».
El programa de compra de activos ha estado reduciéndose desde junio de 2022 con el objetivo de limitar la liquidez del sistema. Esta se amplió durante la pandemia con un programa de compra de bonos por valor de 4,6 billones de dólares.
El impacto europeo
¿Cómo afecta esta situación a Europa? Da la sensación de que el Banco Central Europeo (BCE) está a expensas de las decisiones de su homónimo americano para tomar las suyas propias.
Por el momento, la presidenta de la institución, Christine Lagarde, ha destacado que durante mayo y junio el BCE contará con muchos más datos para saber si van en camino de conseguir su objetivo de inflación en el 2%. «Si estos datos revelan un grado suficiente de alineación entre la senda de la inflación subyacente y nuestras proyecciones, y suponiendo que la transmisión siga siendo intensa, podremos pasar a la fase de revisión de nuestro ciclo de política monetaria y suavizar la orientación restrictiva», ha afirmado.
Para poder bajar los tipos de interés, Lagarde esperará a contar con los datos sobre el crecimiento de los salarios negociados a finales de mayo. Así como con las nuevas proyecciones antes de que termine junio. La responsable de la política monetaria europea cree que sus futuras decisiones estarán marcadas por el crecimiento de los salarios, los márgenes de beneficios de las empresas y el crecimiento de la productividad.
Sin embargo, no pueden esperar hasta tener toda la información pertinente, ya que podría conllevar el riesgo de retrasar el ajuste de la política monetaria. Por lo que tomarán una futura decisión con los datos disponibles en los próximos meses.
Cabe recordar que el BCE decidió en su última reunión mantener los tipos de interés en el 4,5% -su nivel más alto desde 2001-, la facilidad de crédito -la que presta a los bancos a un día- en el 4,75% y la de depósito -que remunera el exceso de reservas a un día- en el 4%.
El caso japonés
En la senda internacional ha sorprendido esta semana la decisión del Banco de Japón (BoJ) de endurecer su política monetaria por primera vez en 17 años, tras aumentar su confianza en cumplir el objetivo de inflación del 2% a medio plazo. Confirmando el círculo virtuoso entre salarios e inflación. Como la decisión ha sido más moderada de lo esperado, el rendimiento sus bonos a 10 años ha bajado ligeramente y el yen se ha debilitado.
Las autoridades monetarias japonesas aseguraron este jueves que están vigilando «con urgencia» la rápida depreciación del yen. Después de que la divisa japonesa alcanzara su nivel más bajo en cuatro meses con respecto al dólar.
El yen viene registrando desde 2022 un progresivo abaratamiento que ha generado preocupación en el país y llevado a varias intervenciones monetarias por parte del Ejecutivo nipón. Esta caída se venía asociando con la divergencia entre las subidas de tipos de interés que se han sucedido en Estados Unidos y la política monetaria del BoJ.
¿Qué puede significar para las empresas un yen débil?
Según expresan desde Natixis, en el frente más inmediato, el Banco de Japón podría empezar a sentir la presión del mercado para que se produzcan nuevas subidas de tipos mientras se debilita el yen. Esto sucederá si la Fed sigue retrasando sus recortes más allá del consenso del mercado.
Un yen débil beneficia a la facturación en el extranjero de las empresas japonesas, que ven infladas sus remesas al repatriarlas y mejora la competitividad de sus productos. Sin embargo, también repercute negativamente en las cuentas nacionales al encarecer las importaciones en un país altamente dependiente de ellas.
La Fed, los tipos de interés y el oro
La relación entre la economía de Estados Unidos y la fluctuación del valor del oro es más estrecha de lo que a simple vista parece. De hecho, tras el anuncio de la Fed de mantener los tipos de interés el oro ha ‘tocado techo’, alcanzado un nuevo máximo histórico por encima de los 2.200 dólares.
¿A qué se debe esta estrecha relación? Tal y como apuntaba en este medio Raquel Herrero, líder del equipo de operaciones con metales preciosos de StoneX Bullion, hace unos días: «El oro se cotiza en dólares y cada vez que la economía estadounidense cambia y la Reserva Federal publica datos negativos sube».