M.J. Fernández: “España es donde más ha crecido el gasto en porcentaje del PIB”
La economista sénior en el Área de Coyuntura Económica de Funcas y profesora de Economía Española y Financiera en la UNED, María Jesús Fernández, asegura que el grueso del incremento del gasto estructural está en las remuneraciones salariales por el incremento en el número de empleados públicos y de sus sueldos, así como en pensiones. Estas dos partidas suponen casi la mitad del gasto público total.
Para Fernández la prioridad pasa por reducir gasto: «Hay mucho margen para recortar gasto sin reducir la calidad de los servicios públicos, pero eso requiere un replanteamiento de las funciones y actuaciones del Estado», indica antes de desglosar algunas de ellas en esta entrevista.
Lo que está por venir
– ¿Cómo ve el panorama económico de cara al cierre de 2023 y 2024?
España está manteniendo ritmos de crecimiento mayores que otras economías europeas, aunque esto se ha debido a que la caída sufrida durante la pandemia fue más fuerte y aún nos quedaba mucho terreno por recuperar en lo que se refiere a la normalización del turismo exterior. Este ya prácticamente se ha normalizado por lo que, a partir de ahora, no va a realizar aportaciones al crecimiento tan relevantes como hasta ahora.
El punto más llamativo del momento económico actual, no sólo en España, sino en general en todos los países desarrollados, es la resistencia del empleo y la caída a mínimos históricos de las tasas de desempleo en Europa y EE.UU. En cualquier caso, es en esta segunda mitad del año cuando más visible va a ser el impacto derivado de la subida de tipos de interés. Esperamos un crecimiento mucho más moderado hasta mediados del año próximo. Vemos baja la probabilidad de una recesión, precisamente por esa inesperada resistencia del empleo.
Y en la segunda mitad de 2024 esperamos una reactivación, aunque dentro de tasas moderadas. Todo esto siempre que los conflictos geopolíticos (Ucrania y Oriente Medio) se mantengan contenidos y no se extiendan ni se agraven.
– ¿Cómo pueden los conflictos geopolíticos influir en la hoja prevista por Europa para tratar de controlar la inflación? ¿Qué previsiones se podría esperar respecto a esta última?
Está claro que pueden influir enormemente. Una extensión de la guerra en Oriente Próximo a Irán, país que puede controlar el estrecho de Ormuz, podría generar un cataclismo en el mercado del petróleo. El resultado sería un fuerte aumento de la inflación en conjunción con una grave recesión, algo mucho más difícil de gestionar con las herramientas de política económica que la situación actual.
La guerra de Ucrania ha afectado y sigue afectando a muchos precios no sólo energéticos, también agrícolas. Ahora mismo los mayores riesgos para la economía mundial proceden de estos conflictos. Si estos no se extienden, lo que se espera es que el BCE ya no suba más los tipos y la tasa de inflación regrese al 2% a finales de 2024 o, más probablemente, comienzos de 2025.
El rumbo español
– Con los datos conocidos o previsibles se puede seguir sosteniendo como hacen algunos economistas que España es el país de la zona euro que peor ha salido tras la crisis…
En términos de Renta Disponible Bruta de los hogares, medida en términos reales (corregida por la inflación), la evolución en España ha sido ligeramente mejor que la media, aunque en esto ha pesado bastante la fuerte revalorización de las pensiones de nuestro país. En cuanto a la caída de la tasa de desempleo, no salimos mal en la comparación (otra cosa es en cuanto al nivel de esta tasa).
Pero en términos de PIB per cápita nos encontramos entre los más rezagados y también en cuanto a salarios reales. Es decir, según en qué indicador nos fijemos la comparación puede ser más o menos favorable.
En cuanto al deterioro de las cuentas públicas, está claro que nos encontramos entre los peores. Lo que más me preocupa no es cómo hemos salido de la crisis, sino qué fortalezas tenemos de cara al futuro, si estamos construyendo las bases para que crezca la productividad y para afrontar los desafíos tecnológicos y económicos del futuro y en esto soy bastante pesimista.
Salarios
– La subida de salarios que se produce al revisar convenios y las nuevas previsiones para incrementar el SMI. ¿Cómo pueden afectarnos?
En España, ha habido una mayor contención de los salarios que en la Eurozona. Probablemente ha influido que la tasa de desempleo aquí es muy elevada, mientras que en Europa está en mínimos históricos, con muchos países por debajo del 4 %. Eso está generando un gran tensionamiento en el mercado laboral, con muchas vacantes que no se cubren, lo que impulsa los salarios. Pero esta evolución más contenida de los salarios en España es contrarrestada por una peor evolución de la productividad.
En lo que se refiere al impacto sobre la inflación, con las cifras de la contabilidad nacional, inmediatamente después de la pandemia, el excedente empresarial por unidad producida cayó con fuerza y los costes laborales por unidad producida aumentaron mucho, mientras que en 2022 los costes laborales moderaron su crecimiento y lo que se incrementó con intensidad fue el excedente.
Al final, si comparamos la situación de 2022 con la de 2019, tenemos que ambos elementos han crecido a un ritmo semejante, incluso los costes laborales unitarios algo más que el excedente unitario. Es decir, ambos factores han pesado en la subida de precios. Aunque también hay que decir que hay diferencias muy acusadas por sectores.
En general, tanto en España como en el resto de Europa es de esperar que tanto la subida de los salarios como el deseo de mantener márgenes ralenticen la bajada de la inflación, pero creo que eso es algo con lo que, en general, ya se cuenta.
– ¿Cómo está el ahorro de familias y empresas afectado por la subida de los tipos y la pérdida de poder adquisitivo por el aumento de los precios?
Aunque parezca contraintuitivo, la tasa de ahorro de las familias ha sido muy alta en la primera mitad de este año: los hogares han ahorrado el 11% de su renta disponible, una tasa muy superior a la media histórica (entre 2013 y 2019 la tasa se situaba en torno al 6,9 %).
Este incremento, pese a la pérdida de poder adquisitivo y el aumento de los tipos de interés ha sido posible, en primer lugar, por el sostenimiento del empleo que, unido a los crecimientos salariales ha hecho posible que la masa salarial que reciben las familias aumente, y, en segundo lugar, por el fuerte aumento de la masa de pensiones.
Asimismo, el consumo de los hogares en términos reales (es decir, el número de bienes y servicios que se adquieren) se ha contenido y está por debajo de los niveles prepandemia. A eso se suma el sobreahorro generado durante 2020 y 2021, que en parte se ha destinado a la adquisición de vivienda y en parte se ha acumulado en forma de activos financieros.
Esto se aplica a todos los hogares tomados en su conjunto, evidentemente hay colectivos que han perdido capacidad de ahorro, pero lo que de forma global nos dicen estas cifras es que el daño que sufren los hogares es, desde el punto de vista de su impacto macroeconómico, asumible, al menos por el momento.
Deuda pública
– Una de las mayores vulnerabilidades de nuestro país está en el déficit y niveles de deuda pública…
Nuestro déficit es de los más elevados y somos de los países donde más ha crecido la ratio de deuda pública sobre el PIB. Con motivo de la pandemia el gasto público se disparó, como en todos los países, pero mientras en otros países eso se ha corregido posteriormente, en España no.
El gasto relacionado con la pandemia prácticamente ha desaparecido, pero en su lugar han aumentado otros gastos. España es, después de Italia, el país donde más ha crecido el gasto en porcentaje del PIB.
España vs. Portugal
En Portugal, por ejemplo, las cuentas públicas están ya casi en equilibrio y tienen una ratio de deuda sobre PIB inferior a la de 2019, cuando aquí la ratio es mayor en 14 puntos porcentuales a la de antes de la pandemia. Y eso no ha impedido que el PIB de ese país haya crecido más que el de España en comparación con el nivel prepandemia.
Y esto tiene una consecuencia: la prima de riesgo de Portugal ahora es inferior a la española. Es decir, pagan menos intereses que nosotros por la deuda que están emitiendo. Además del coste que esto supone en cuanto a pago de intereses (por ejemplo, este año vamos a pagar en intereses 11.000 M€ más que en 2020 y la cuantía no va a dejar de crecer a lo largo de los próximos años), esto supone una vulnerabilidad.
¿Por qué? Porque nuestra prima de riesgo se puede disparar más, si hay tensiones en los mercados financieros, a medida que cesan las compras de deuda por parte del BCE. Podemos tener dificultades para financiar nuestro déficit y podemos vernos obligados realizar un ajuste brusco del gasto.
– ¿Dónde se focaliza ese aumento estructural del gasto principalmente?
El grueso del incremento del gasto estructural ha sido en remuneraciones salariales, por el incremento del número de empleados públicos y de sus sueldos y en pensiones. Estas dos partidas suponen casi la mitad del gasto público total.
Reducir gasto
– Bruselas pide ya planes de ajuste. ¿Qué resquicio le queda a España, se habla de contemplar como inversión ciertos gastos?
La solución al déficit no pasa por cambiar el nombre de ciertos gastos y llamarlos ‘inversión social’ u otra cosa, y que no cuenten como déficit, como se ha planteado. El déficit y la deuda son un riesgo y una vulnerabilidad y van a seguir siéndolo aunque les cambiemos de nombre.
La solución prioritaria debería pasar por reducir gasto. Hay mucho margen para recortar gasto sin reducir la calidad de los servicios públicos esenciales, pero eso requiere un replanteamiento de muchas de las funciones y las actuaciones del Estado.
Ese margen procedería, primero, de la reorganización y la mejora de la eficiencia, que debería realizarse de forma periódica (como ocurre en las empresas privadas, que se ven presionadas por las fuerzas del mercado, a diferencia de las administraciones públicas); en segundo lugar, por la vía de replantear muchas políticas y actuaciones cuya justificación o eficacia es cuestionable; dentro de este punto, destacaría la necesidad de acudir a la evidencia empírica para analizar ciertos lugares comunes con respecto a ciertos gastos.
Por ejemplo, hay estudios recientes que indican que la calidad de la enseñanza no es mayor cuando menor sea el número de alumnos por aula, por lo que deberíamos replantearnos esta costosa estrategia de reducción de alumnos que, por otra parte, es evidente, a partir de los malos resultados académicos de nuestros jóvenes en las pruebas de PISA, que no ha funcionado.
Y por último, por la vía de eliminar muchas regulaciones, normativas, trámites, etc. Es decir, intervencionismos innecesarios y burocracia que, además de obstaculizar la actividad económica, requieren de una infraestructura administrativa para su gestión. Pero, desafortunadamente, todo esto ni siquiera está en el debate público. Sin partir de este replanteamiento y cuestionamiento de políticas y funciones, si nos mantenemos dentro del marco mental existente, el margen para reducir gastos es reducido.
La solución de gobiernos de todo signo ha sido siempre y me temo que seguirá siendo, subir impuestos, sin considerar su impacto sobre la generación de actividad económica, en el nivel de precios y en el de los salarios. Y esto es aplicable no sólo a España, sino en general a toda la Eurozona.
Baja productividad
– Otra de las vulnerabilidades que ha mencionado es la baja productividad. ¿Cómo la aumentamos?
Para aumentar la productividad hacen falta cosas como mejorar el nivel de educación y de formación (nuestro principal problema): un entorno regulatorio y fiscal favorable y predecible que incentive y atraiga inversiones; reducir las regulaciones, normativas etc. que suponen barreras al crecimiento empresarial y a la unidad del mercado; y un mercado laboral flexible. Para que la economía se oriente hacia actividades de mayor contenido tecnológico, y, por tanto, de mayor productividad, hay que crear un entorno atractivo.
En este sentido, la reforma del sistema de pensiones, que pretende alcanzar la sostenibilidad financiera por la vía de elevar las cotizaciones sociales, especialmente las de los trabajadores de elevados salarios, va justo en la dirección contraria. Esta medida supone un encarecimiento del coste laboral de las actividades intensivas en mano de obra muy cualificada, sin que ese mayor coste laboral suponga mayores salarios, introduciendo una cuña entre el salario pagado por el empresario y el recibido por el empleado, que va a ser la mayor del mundo.
Y esto no va precisamente en la dirección de convertir nuestro país en un destino atractivo para la inversión en actividades de este tipo, ni para retener a estos trabajadores. Tampoco ayuda una actitud hostil desde las instituciones hacia la empresa y hacia la rentabilidad empresarial.
La tasa de desempleo
– En cuanto a la tasa de desempleo, ¿qué previsiones manejan?
La tasa de desempleo ha descendido mucho pese al contexto. Pero en España sigue siendo extraordinariamente elevada para los parámetros de un país avanzado. Y pese a ello, las empresas sufren un creciente problema de falta de mano de obra. Eso significa que tenemos una tasa de desempleo estructural muy elevada.
Y hay dos razones fundamentales: la reducida cualificación de gran parte de la mano de obra (el 28 % de los activos menores de 40 años tienen un nivel de formación inferior a la secundaria completa, frente al 17 % de la Eurozona) y la regulación laboral, una de las más rígidas de OCDE.
IMV y reforma laboral
No sé en qué medida puede influir el Ingreso Mínimo Vital (IMV), que el Gobierno modificó precisamente para evitar que generase un desincentivo a participar en el mercado laboral. Sería necesario un análisis más en profundidad.
En cuanto a la reforma laboral, puede haber tenido el efecto positivo de que trabajadores que antes cubrían una necesidad permanente con un contrato temporal, ahora tengan un contrato indefinido. Pero hay un volumen muy importante de empleos que son de naturaleza temporal, por su estacionalidad, aunque el contrato se considere fijo. Aquí el avance en cuanto a las condiciones laborales de los trabajadores afectados no sé si es relevante. Desde el punto de vista de las empresas, hay muchos casos en los que este contrato les resulta más cómodo que la práctica anterior.
Por tanto, yo creo que ha tenido un efecto positivo, pero limitado, sobre las condiciones laborales de determinados trabajadores. En cuanto a su impacto sobre la creación de empleo, descarto que la creación de empleo que ha tenido lugar desde su aprobación pueda achacarse a esa reforma laboral. Me parece muy dudoso que haya tenido un impacto positivo sobre la creación de empleo, aunque tampoco podemos decir, sin más estudios, que el impacto sea negativo.
Pensiones
– ¿Y respecto a la reforma de las pensiones?
Esta reforma es una de las peores medidas de la historia de nuestra democracia. Porque va a suponer una carga inasumible para quienes ahora son jóvenes durante el resto de su vida laboral, en forma de menos empleo y salarios más bajos. Esta reforma, consistente en elevar las cotizaciones sociales, supone elevar el coste laboral de un trabajador, sin que ese aumento del coste laboral suponga un mayor salario neto. Es decir, como ya he dicho, aumenta la cuña que existe entre lo que paga un empresario y lo que recibe un trabajador. Eso supone menos creación de empleo y salarios más bajos.
Además, tampoco genera un derecho a una mayor pensión en el futuro, por lo que se destruye la contributividad del sistema y se convierte en confiscatorio.
Y finalmente está el efecto mencionado de desincentivo a las actividades de mayor contenido tecnológico y mayor valor añadido, ya que encarece su principal factor de producción, que es la mano de obra cualificada, sobre la cual se carga en mayor medida el coste de estas medidas.
Además es una reforma que no tiene vuelta atrás, es de ese tipo de medidas que, una vez adoptadas, ningún político se atreverá a deshacer.
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