El pasado lunes las acciones de Técnicas Reunidas se desplomaron en el parqué bursátil. De este modo, los títulos de la multinacional española -especializada en la construcción de infraestructuras para los sectores petrolero y gasístico- padecieron una severa corrección del 16,82% (en el mínimo de la jornada llego a marcar un-23,95%) en tan solo una sesión.
La causa de esta debacle en el mercado de renta variable estuvo directamente relacionada con la aprobación, por parte de la CNMV, de una ampliación de capital (de hasta 150 millones de euros) que la firma de ingeniería materializará entre los días 13 y 26 de este mes.
Si bien varios analistas avalan la operación -ya que contribuirá a la reducción de la abultada deuda de la compañía y fortalecerá su balance para afrontar sus próximas inversiones con más garantías-, la pérdida de valor para los accionistas es considerable.
Una ampliación de capital es una de las mayores preocupaciones a las que se enfrenta cualquier inversor de una empresa cotizada. Al menos, a corto plazo. Técnicas Reunidas es el último ejemplo que sostiene esta teoría. Por lo general, un incremento del capital implica una inmediata caída en el precio de una acción. Pero, ¿por qué se produce esta relación inversa entre ambas variables? En Economía 3, revisamos el concepto del efecto dilución.
¿Qué es el efecto dilución de las acciones?
La dilución es el concepto financiero que se utiliza para referirse a la pérdida de valor de las acciones debido a la emisión de nuevas (o a la conversión de deuda en acciones). Al incrementarse el número de acciones que tiene una compañía, y aunque esta mantenga su volumen de ganancias, el beneficio por acción (BPA) se reduce, por lo que el precio de la acción en cuestión también.
Este término afecta también al dividendo, y por tanto, a la rentabilidad de los accionistas. Si la empresa tiene que repartir en más porciones sus beneficios destinados a remunerar a sus socios, el dividendo por acción disminuye.
¿Cómo se puede eludir?
Cuando se produce una ampliación de capital los accionistas previos a la operación adquieren (salvo que la Junta general de accionistas acuerde excluirlo o la normativa así lo establezca) lo que se conoce como derechos de suscripción preferente (DSP). Estos socios tienen la potestad para adquirir el número de acciones necesario que les permita mantener el mismo porcentaje de participación después de que se emitan las nuevas acciones.
No obstante, si los accionistas originales deciden no ejercer su derecho y no acudir a la ampliación de capital su participación se reducirá al existir más acciones disponibles. A esta disminución es lo que se conoce como dilución, ya que el capital de los antiguos socios se disuelve con la aparición de nuevos títulos.
A largo plazo no tiene por qué afectar
Como hemos visto, una ampliación de capital supone una corrección inmediata en el precio de cotización. Sin embargo, estas operaciones -en muchas ocasiones necesarias- no tienen por qué repercutir negativamente en la evolución bursátil de una empresa a medio y largo plazo. Las empresas acometen ampliaciones de capital para incrementar los recursos financieros con los que poder desempeñar su actividad (acometer inversiones, reducir deudas, etc.). La correcta (o no) utilización de estos adicionales recursos será lo que determine la confianza -y, por tanto, la evolución el los mercados- en la compañía, no el hecho en sí de realizar una ampliación de capital.