Fue Azuliber, uno de los principales productores de arcilla atomizada para la cerámica de Castellón, y propiedad del Grupo Pamesa, la última gasintensiva en anunciar su cierre a principios de septiembre. El motivo, explicaban desde la empresa, es la insostenible situación ocasionada por los elevados precios del gas y la incertidumbre regulatoria. Apenas una semana después, el Gobierno anunciaba que las instalaciones de cogeneración podrán recibir la compensación por el tope al gas y recuperar así su producción.
Se ha cumplido medio año desde el estallido del conflicto en Ucrania, el cual ha supuesto, entre otras muchas cosas, un gran incremento de los precios de la energía y las materias primas. Para las industrias gasintensivas, que representan un porcentaje importante del PIB y miles de puestos de trabajo, los últimos seis meses han supuesto una pesadilla.
Sin embargo, desde la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (ASCER), mantienen que la situación ya era negativa desde antes del 24 de febrero. Entre 2020 y 2021, el sector gasintensivo, que obtiene el 90% de la energía del gas, vio cómo el precio medio se disparaba un 495%. La tendencia ha continuado y a ella se sumó la falta de materia prima con la que trabajar. La ucraniana suponía el 70% de la arcilla total que llegó a Castellón durante el año 2021, suponiendo un 1,7 de las 2,5 millones de toneladas importadas.
El drama de la cogeneración
La cogeneración es un proceso mediante el cual se obtiene simultáneamente energía eléctrica y energía térmica. Esto permite a las industrias generar parte de la energía que consumen y reducir el coste general de la producción. En España existen 600 plantas de cogeneración, 400 de las cuales se han visto forzadas durante los últimos meses a detener su producción debido al precio del gas. Javier Rodríguez, director general y portavoz de la Asociación Española de Cogeneración (ACOGEN), recuerdan que el 20 % del PIB industrial de España se fabrica con energía procedente de la cogeneración.
«Estamos viviendo un contexto energético sin precedentes y en el que ha habido una degradación muy rápida de la industria. En la Comunidad Valenciana el principal sector afectado es la cerámica, pero también está el sector químico, el de la alimentación, el refino y las papeleras. Hemos dejado de producir en apenas dos meses el 8 % de la electricidad del país y cuando las empresas dejan de ser competitivas en energía, el principal vector de costes, pues no hay mucho que hacer», explica el director.
Según datos recogidos por ASCER a través de una encuesta interna entre sus asociados, la factura energética sectorial se incrementó durante el pasado ejercicio en un 126%, alcanzando un total de 939 millones de euros. Durante los 5 primeros meses de 2022, estiman que la factura para el sector se duplique pudiendo superar los 2.100 millones de Euros. El coste del gas para el sector aumentaría en torno al 146%, la de electricidad un 37%, y la de CO2 un 55%.
Producir pese a las pérdidas
Tal y como explicaba Juan Roig la semana pasada, afirma Rodríguez, los costes de fabricación se han incrementado por diez. Esta situación, sigue el director general, es la crónica de un ERTE anunciado. Y apuntilla que «la industria española se ha quedado tirada en una situación de desventaja competitiva frente a sus rivales europeos».
Desde el sector afirman que sólo ha habido una alternativa ante la situación terrible de los últimos meses: todo el que ha podido parar, lo ha hecho. La industria, afirma Rodríguez, debe seguir aunque esté en números rojos y con pérdidas. De no hacerlo, podría producirse un problema de desabastecimiento que afectaría a muchos sectores.
«Llevamos meses viviendo una situación sin precedentes y no ha sido hasta que han llegado los anuncios de ERTE que han llegado las primeras medidas. Estas responden exactamente a lo que le habíamos trasladado al Gobierno desde el sector: el poder competir en igualdad de condiciones con las energéticas y que se potencia la retribución específica del sector. Esta debe poder cubrir costes y permitirnos competir en igualdad de condiciones. Son medidas complementarias», afirma Javier Rodríguez.
Un salvavidas al sector
En este contexto se enmarca la medida anunciada el martes por el Gobierno, que modificará la regulación del régimen retributivo del sector y permitirá que las instalaciones que lo deseen renuncien temporalmente al mismo y puedan percibir el ajuste del «mecanismo ibérico», como las centrales convencionales de gas. Esta es, según el presidente Pedro Sánchez, «una medida excepcional para tiempos excepcionales como los que estamos viviendo».
Desde ASCER califican el anuncio de Sánchez de «positivo para el sector». Pero recuerdan que «fundamentalmente lo que hace es enmendar un error y corregir una situación injusta que estaba sufriendo la cogeneración en España. De hecho, esta ha sido una de las reclamaciones que venimos trasladando al gobierno desde nuestra industria».
«El justo tratamiento de la cogeneración y su impulso es una clara medida de eficiencia energética y de competitividad, no solo para nuestro sector y el resto de sectores cogeneradores, sino que supone además una contribución al sistema eléctrico nacional en materia de ahorro energético. Con esta medida se hace justicia para las instalaciones de cogeneración, que dejarán de restar en sus cuentas de resultados. Sin embargo no va a solucionar el problema de los sectores dependientes del gas como el cerámico», afirman desde la patronal.
Unidad institucional
Un punto clave a la hora de lograr soluciones, explican desde ACOGEN, ha sido el apoyo de las Comunidades Autónomas y la capacidad de formar un frente común coordinado pese a los distintos colores políticos. «Hemos tenido fuertes apoyos institucionales desde todos los ámbitos políticos porque las comunidades, si con alguien están, es con sus industrias», afirma Javier Rodríguez.
La alternativa para las comunidades no era demasiado halagüeña. Con la proliferación de anuncios de ERTE se ponían en peligro 200.000 empleos directos, ya que la cogeneración es una herramienta común y vital para muy diversas actividades. Por el momento los anuncios se han hecho y ahora toca esperar. Desde la asociación expresan que «todos estamos a la espera de la letra pequeña para poder hacer números y volver a la actividad normal. Queremos seguir trabajando en capear la situación, que es muy compleja con el escenario energético de guerra que tenemos».
«Desde ACOGEN confiamos en recuperar la producción muy pronto. No ha habido precedentes históricos de nuestra caída. Potenciando la cogeneración hemos dado un paso de gigante para que estos sectores puedan recuperar el factor capital, recuperar su competitividad energética», sentencia Rodríguez.