Hacer las facturas puede ser algo muy tedioso, así como también un tanto liado, y es que no solo se debe conocer bien los diferentes tipos de facturas, sino que también se deben valorar otros conceptos como los descuentos, el IVA a aplicar, etc. Por ello, se trata de una de las tareas del departamento de contabilidad que más recursos económicos requiere, tanto por el personal que se necesita para ello, así como por los programas de gestión de facturación.
Tipos de IVA: ¿cuáles son?
De acuerdo con la Ley del impuesto sobre el valor añadido, el IVA es un impuesto indirecto que grava aquellos productos de consumo finales y los servicios prestados, ya sea en territorio nacional o internacional.
Así mismo, la misma ley establece varios tipos de IVA, los cuales deben conocer y aplicarse correctamente en las facturas para evitar problemas, tanto con los clientes como con la Agencia Tributaria. A tales efectos, la AEAT establece diferentes tipos de IVA de acuerdo con la necesidad de un servicio o producto: a cuanto más necesario se considere un producto o servicio, más bajo será el IVA que se aplique. Por ello, en España existen 3 tipos de IVA diferentes:
IVA General
El IVA general (21 %) es aquel que se aplica en todas las transacciones comerciales de productos o servicios que no se consideran de primera necesidad. Por ejemplo, los electrodomésticos, las bebidas alcohólicas o el tabaco son productos gravados con este 21 %.
IVA reducido
El IVA reducido es del 10 % y se aplica una gran cantidad de productos y servicios como pueden ser el transporte, los servicios de hostelería o las entradas a los eventos culturales y deportivos.
IVA Superreducido
El IVA superreducido, que se establece en un 4 %, es para aquellos productos que se consideran necesidad esencial. Dentro de este grupo de productos, se encuentran los alimentos, los medicamentos y ciertos productos médicos destinados a mejorar la calidad de vida de las personas, entre otros.
¿Cómo se aplican los diferentes tipos de IVA en las facturas?
Mientras que hay facturas en las que se aplica, simplemente, uno de los tipos impositivos, existen otras actividades que requieren aplicar varios de ellos. Y, para aplicarlos correctamente, es necesario determinar el tipo de producto o servicio que se grava.
Además de conocer el tipo de producto de la venta, es necesario tener en cuenta si se trata del producto final o bien si es un producto que se usa en la fabricación de otros productos finales. En este caso, el IVA de aplicación será aquel que le corresponda al producto final.
Por ejemplo, si tomamos de referencia un servicio de hostelería cuyo producto principal es la comida, el IVA que se debería aplicar a las facturas es el reducido; es decir, de un 10 % sobre la base imponible. Sin embargo, si el servicio se complementa, por ejemplo, con bebidas alcohólicas, gravadas con el 21 % de IVA, estas dejarían de estar sujetas al tipo general y pasarían a estar sujetas al mismo 10 % porque la comida sigue siendo el producto principal.
Este cambio en el tipo impositivo se basa en el concepto de producto final; es decir, el tipo de IVA aplicado irá en función de la categoría del producto que se ofrece, así como de la actividad principal que lo motiva.
¿Qué sucede si se aplica mal el tipo de IVA?
Cuando en una factura no se aplica correctamente el tipo impositivo de IVA, esta no será contabilizada como válida. Por ello, se necesitará rectificar la factura y añadir el tipo de IVA que realmente pertenece de acuerdo con el producto o servicio.
Realizar una factura rectificativa es algo simple, pero esta debe hacerse de acuerdo con los requisitos contemplados por la ley. Así, el concepto de esta factura deberá indicar el motivo que original esta rectificativa (tipo de IVA mal aplicado) y se añadiría directamente el tipo correcto con su correspondiente modificación en la base imponible y el total de la factura. Además, este tipo de factura debe dejar muy claro que se trata de una factura rectificativa y deberá estar enumerada con una serie diferente a la que se usa para las facturas ordinarias.
Evitar errores en el tipo de IVA: los programas de facturación son clave
Los programas de facturación electrónica son una buena herramienta, tanto a la hora de hacer las facturas, así como de gestionarlas y llevar mejor la contabilidad de un negocio. Sin embargo, sus ventajas no quedan solamente restringidas a la gestión eficaz de la facturación.
Creación y gestión de las facturas
Muchos de los programas de facturación en la nube incluyen la información sobre el tipo de IVA que se debe aplicar por producto o servicio. Además, en caso de no aplicarlo correctamente, estos programas permiten realizar las facturas rectificativas fácilmente, así como de darles la numeración correspondiente para evitar errores contables.
Adicionalmente, permiten un mayor control de la contabilidad de la empresa y una mejor gestión de los pagos.
Seguridad avanzada
Las soluciones de facturación en la nube también ofrecen una mayor seguridad ante las suplantaciones de identidad, así como ante las modificaciones documentales no autorizadas. Es decir, la integridad de las facturas no se ve afectada a la hora de compartirlas y la identidad de los usuarios no puede ser suplantada.
Vuzoon: ventajas añadidas
En el mercado, existen una gran cantidad de herramienta de facturación que las empresas pueden usar para llevar sus libros contables. Cada una de ellas, además de ofrecer las funcionalidades mencionadas, también incluyen las suyas propias.
En el caso de Vuzoon, por ejemplo, este ofrece la posibilidad de anticipar los pagos de las facturas que se hayan generado dentro del sistema.
La aplicación correcta de los diferentes tipos de IVA es uno de los principales errores contables a la hora de facturar servicios y productos. Para evitar estos errores, que suelen conllevar problemas con los pagos, es esencial disponer de un buen programa de facturación.