Retrospectiva de 2021 y lista de deseos para 2022
Esta es la última columna de opinión que escribiré este año. Cerramos un 2021 con luces y sombras y ya vislumbramos lo que está por venir en 2022. Aunque, dadas las circunstancias de los últimos años -especialmente los últimos dos-, estas líneas podrán haber caducado demasiado pronto.
En esto del periodismo, las reglas dicen que quien escribe no debe ser el protagonista. Y no es esa mi intención. Nada más lejos. Pero solo quiero ponerles en situación. Después de mi paso por otros medios y empresas, ahora hace cerca de diez meses aterricé en Economía 3. Además de un trabajo cualquiera, como el de usted que me lee, esta nueva posición me ha permitido seguir de cerca la actualidad económica y empresarial. Especialmente la valenciana, porque nuestro origen y punto geográfico así lo determinan, pero no únicamente.
Desde luego, la realidad económica no es diferente al resto y un tema ha estado presente, de manera directa o indirecta, permanentemente. Ya saben, aquello de la pandemia. Y estas fechas invitan a hacer balance. Situación sanitaria y humana a parte, la realidad es que la crisis provocada por la covid-19 ha sido francamente dura. Pero déjenme ser optimista -y esto no deja de ser más que una impresión totalmente subjetiva, aunque basada en lo que les comentaba-, pero tengo la sensación de que no nos encontramos en la misma situación que la que vivimos en las postrimerías de la fatal crisis de 2008.
La caída macroeconómica ha sido incomparable. De eso no hay duda. Pero parece que, pese a los durísimos escollos que estamos encontrando por el camino, la recuperación tampoco será igual. Hay ahorro deseoso de saltar al tablero; un imparable nacimiento de nuevas ideas, proyectos emprendedores y startups; grandes empresas que han mantenido el tipo y, sobre todo, una respuesta muy diferente respecto a la que se dio a lo largo de la década pasada.
Lo que está por venir en 2022
Por otra parte, la variante ómicron nos ha dado un baño de realidad y nos ha recordado que hemos ganado batallas, pero el fin de esta guerra sigue siendo una incertidumbre. Y precisamente este es el mayor riesgo para la evolución de la economía: una cierta dosis de desconfianza en el futuro cercano. Pero hemos venido a ser optimistas y encarar 2022 con fuerzas y ánimos renovados. Así que pensemos en lo que está por llegar: el maná de los tan esperados fondos europeos; cada vez una respuesta más fuerte ante el terrible enemigo que lleva persiguiéndonos ya casi dos años; el ánimo de ‘New Deal’ que parece predominar tras el ‘crack del 20’ y, por encima de todo, la esperanza que todos tenemos en que la remontada definitiva está a la vuelta de la esquina.
Cuídense, acaben de la mejor manera este año y estrenen el 2022 con espíritu optimista.